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El Gobierno de Estados Unidos ofrece anteojos sin costo: así funciona el programa nacional
El acceso gratuito a anteojos y exámenes visuales se expande en Estados Unidos a través de programas federales, estatales y alianzas con organizaciones sin fines de lucro

El Gobierno de Estados Unidos ha lanzado un programa nacional que provee anteojos sin costo para beneficiarios elegibles, esto con la finalidad de reducir barreras económicas al acceso visual y mejorar la salud pública. La iniciativa se basa en la cobertura de Medicaid, el sistema federal que brinda asistencia médica a personas de bajos ingresos, el cual ha sido habilitado para financiar monturas y lentes cuando se considere “médicamente necesario”.
Incluso, los menores de 21 años tienen asegurado, por ley federal, el derecho a exámenes oftalmológicos y anteojos bajo el programa (EPSDT), una norma que obliga a los estados a cubrir estos servicios. Estudios del NIH advierten que en 2022–2023 unos 6,5 millones de adultos (12 %) quedaron sin cobertura para exámenes, y 14,6 millones (27 %) sin cubrimiento para anteojos, debido a políticas estatales de disparidad.
El nuevo programa federal busca subsanar estas brechas. Los beneficiarios adultos que hayan sido diagnosticados con errores refractivos o patologías oculares podrán acceder a un par básico de anteojos cubierto al 100 %, sin copago, siempre que una evaluación médica lo determine. Para casos complejos, como lentes bifocales, especiales o recubrimientos, la política ofrecerá subsidios parciales, dependiendo de la gravedad y necesidad clínica de los pacientes.

Además, la iniciativa contempla colaboración con organizaciones sin fines de lucro como VSP Eyes of Hope, Lions Club International y New Eyes for the Needy, que ya proveen servicios gratuitos o subvencionados. Estas alianzas permitirán ampliar el alcance de los beneficios, disponibles tanto en ópticas comunitarias como en cadenas certificadas que se comprometan a no cobrar valores extras.
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El rol central de Medicaid en el programa es clave. Si bien este sistema está gestionado por cada estado, establece un marco mínimo que incluye servicios médicos considerados esenciales, entre ellos los oftalmológicos. Sin embargo, muchos estados limitaban previamente la cobertura a menores, mientras adultos solo recibían ayuda si existía una condición médica grave.
La disparidad en la prestación de servicios se refleja en experiencias como las reportadas por usuarios en Colorado, donde Medicaid no cubría anteojos para adultos, salvo en casos de cirugía, y pacientes debían costear tratamientos adicionales por fuera del sistema. Casos similares se denunciaron en Carolina del Norte y Nuevo México, donde los usuarios enfrentaban demoras prolongadas o falta de proveedores que aceptaran Medicaid.

Según un informe del NIH, ampliar la cobertura rutinaria de visión reduciría la tasa de discapacidad visual, mejoraría la calidad de vida y contribuiría a la equidad en salud. El programa amplía esta visión y responde a una necesidad urgente. Pues el costo promedio de un examen y anteojos para personas sin seguro puede ascender a cerca de USD 485, cifra insostenible comparada con el ingreso mensual de alguien en situación precaria.
El programa prevé iniciar su implementación en fases durante la segunda mitad de 2025, con centros piloto en estados con coberturas limitadas. Las autoridades federales coordinan con agencias estatales y proveedores para asegurar que los usuarios accedan a los lentes sin cargar gastos adicionales. Además, se contempla un sistema de seguimiento para evaluar impacto en salud, educación y productividad laboral.
La nueva iniciativa federal representa un avance significativo hacia la inclusión visual, al asignar recursos públicos a un servicio básico y frecuentemente descuidado. Si se ejecuta con eficiencia y alcance, podría revertir desigualdades persistentes y mejorar la calidad de vida de millones de estadounidenses con dificultades para adquirir anteojos.