Estados Unidos
Científicos explican la razón de los impactantes bultos encontrados en ciervos de los Estados Unidos
Las misteriosas protuberancias en ciervos de Estados Unidos generan desconcierto y obligan a la ciencia a dar respuestas.

Desde mediados de agosto, en varias regiones de Estados Unidos han circulado imágenes inquietantes de ciervos que presentan grandes protuberancias en su piel, generando alarma en redes sociales.
En sitios como Facebook y X se difundieron fotografías que muestran animales con bultos de apariencia grotesca en la cabeza, patas y lomo, acompañadas de insinuaciones sobre posibles riesgos para la salud pública. Sin embargo, investigadores han explicado que estos hallazgos corresponden a una condición conocida como fibromatosis cutánea o verrugas de ciervo causada por un virus específico de la especie, sin riesgo de transmisión a humanos ni a otras especies, como confirmó el Departamento de Pesca y Vida Silvestre de Maine.
- Esta afección es producida por un papilomavirus que afecta únicamente a ciervos; los tumores que genera suelen ser benignos y aparecen en la piel, no en los músculos. Los bultos pueden variar desde el tamaño de una arveja hasta alcanzar dimensiones similares a las de un balón de fútbol, presentándose sin pelo y con texturas que van del gris al negro o aspecto carnoso.

Aunque su aspecto resulte alarmante, la mayoría de los animales no experimenta daños graves: el sistema inmunológico elimina gradualmente los fibromas, que suelen desprenderse cuando su vascularización disminuye.
La transmisión del virus se realiza principalmente mediante insectos hematófagos como mosquitos, garrapatas o flebótomos, especialmente activos en épocas cálidas.
La cercanía entre ciervos en áreas de alimentación o descanso, así como el frotamiento de astas durante la temporada de apareamiento, favorece la difusión del virus entre los animales. Por ello, esta condición se observa con más frecuencia hacia fines del verano y comienzos del otoño, cuando los insectos actuantes proliferan.
Aunque estas imágenes virales han alimentado temores en la población, estudios y comprobaciones de entidades como Snopes descartan que se trate de una nueva enfermedad emergente o que los casos estén aumentando de forma inusual.

La fibromatosis cutánea en ciervos es un fenómeno recurrente cada año, especialmente durante la temporada de caza y apareamiento, sin que se haya registrado un aumento significativo en 2025. Conviene añadir que condiciones similares afectan también a otras especies: conejos con verrugas tipo tentáculo y ardillas con tumores han sido reportados en Estados Unidos, aunque cada virus sigue siendo específico de la especie y no representa amenaza para humanos.
Desde el punto de vista sanitario, autoridades han explicado que los ciervos afectados pueden ser cazados y consumidos sin problema, siempre y cuando se sigan las prácticas adecuadas de manipulación e higiene.
Dado que los fibromas se localizan únicamente en la piel y no comprometen la masa muscular, la carne permanece apta para el consumo una vez cocida correctamente. Además, pese al impacto visual, los casos clínicos graves son raros; solo aquellos con tumores de gran tamaño o infectados por bacterias podrían sufrir dificultades en su visión, movilidad o alimentación.
Lejos de ser un presagio de epidemias o una señal de catástrofes ambientales, los bultos en los ciervos recuerdan hasta qué punto la naturaleza conserva sus propios enigmas y mecanismos de equilibrio.
Estos tumores, aunque impactantes a la vista, son parte de un ciclo biológico que expone la interacción entre virus, animales y ecosistemas. La reacción social frente a las imágenes revela más sobre nuestra percepción de lo “anormal” que sobre la salud de la fauna: lo que para los humanos luce monstruoso, en la lógica de la vida silvestre es apenas un episodio pasajero.
Esa distancia entre apariencia y realidad invita a reflexionar sobre la importancia de mirar con rigor científico antes de caer en el miedo, y a comprender que el verdadero peligro no está en los ciervos, sino en la desinformación que se propaga más rápido que cualquier virus.