Estados Unidos
Alarma en EE. UU.: confirman primer caso humano de gusano que devora carne
El hallazgo fue confirmado por autoridades sanitarias tras un viaje a El Salvador; expertos advierten sobre riesgos de reintroducción del parásito en el país.

Una rara variante de infestación parasitaria ha sido confirmada en Estados Unidos, cuando autoridades sanitarias identificaron en un residente de Maryland el primer caso humano en años de miiasis por gusano barrenador del Nuevo Mundo tras un viaje a El Salvador.
Este hallazgo fue confirmado por el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), quienes determinaron que el riesgo para la población estadounidense es muy bajo.
A través de una telediagnosis basada en imágenes, se detectó la infección, y el paciente se recuperó completamente, sin indicios de transmisión secundaria a personas o animales cercanos.

Este parásito, conocido como Cochliomyia hominivorax, es habitual en partes de Sudamérica y el Caribe y se alimenta del tejido vivo, especialmente de animales de crianza. Estados Unidos logró erradicarlo en 1966 por medio de la técnica de insectos esterilizados, y erradicó un brote menor en los Cayos de la Florida en 2017.
La Oficina de Agricultura de Estados Unidos (USDA) estima que, de ocurrir un nuevo brote, especialmente en Texas, podría generar pérdidas económicas de hasta 1.8 mil millones de dólares por el impacto en la ganadería.
A manera de comparación, otro tipo de miiasis en humanos, más vinculado al botfly (Dermatobia hominis), es mucho más frecuente en viajes a zonas tropicales de América Central.
Se trata de una mosca parásita cuya larva se implanta bajo la piel del humano mediante vectores como mosquitos o pequeñas moscas que transportan los huevos.
La larva se desarrolla en el tejido subcutáneo dejando una pequeña abertura por donde respira y puede permanecer allí entre semanas o incluso meses. El cuadro clínico suele iniciarse con una lesión firme, a veces dolorosa o pruriginosa, que puede mostrar movilidad o secreción purulenta, y a menudo se diagnostica tarde por su rareza.
El tratamiento requiere la extracción de la larva, ya sea por métodos de asfixia o quirúrgicos, y la curación suele ser completa en días.

Más allá del caso de gusano barrenador, este episodio subraya la vulnerabilidad potencial de Estados Unidos ante enfermedades zoonóticas, especialmente importadas a través de viajes. Sin embargo, la rápida respuesta de vigilancia y contención, junto con los antecedentes de erradicación, reducen considerablemente el panorama de riesgo.
Expertos en medicina tropical advierten que el aumento del turismo a regiones endémicas de parásitos, sumado al cambio climático, podría favorecer que insectos como el gusano barrenador encuentren nuevas áreas de supervivencia.
El incremento de temperaturas en estados como Florida y Texas abre la puerta a condiciones más propicias para que estas especies, erradicadas en el pasado, puedan restablecerse.
Por ello, investigadores sugieren que, aunque el riesgo actual es bajo, los programas de bioseguridad deben reforzarse para anticipar escenarios de reintroducción y evitar impactos masivos en la salud pública y la economía agrícola.

En paralelo, médicos de hospitales en Estados Unidos recalcan la importancia de capacitar al personal en identificar lesiones sospechosas de miiasis, sobre todo en pacientes con antecedentes de viaje a América Central o del Sur.
Según publicaciones científicas recientes en la Journal of Travel Medicine, la detección temprana no solo previene complicaciones, sino que permite contener posibles contagios en animales domésticos o de granja, un punto crucial para mantener a salvo al sector ganadero.
Estas medidas, junto con campañas de información a viajeros y ganaderos, resultan esenciales para evitar que un episodio aislado se convierta en un problema de mayor magnitud.