Mundo
Terremoto en Birmania: cientos de médicos rebeldes detenidos no han podido atender la grave emergencia
Luego del golpe de Estado en Birmania, muchos médicos que se oponían al régimen fueron brutalmente detenidos. Actualmente, los ciudadanos reclaman su liberación para que ayuden a atender a los pacientes afectados.

En diciembre del 2021, diez meses después del golpe de Estado en Birmania, el cirujano Win Soe fue arrestado en plena operación a un paciente en una clínica privada de Mandalay -la segunda ciudad más grande del país-. Ese día, cinco oficiales, que vestían de civil, entraron a la instalación, inmovilizaron violentamente al cirujano y lo arrestaron.
Sue había participado en las manifestaciones que fueron dirigidas por médicos y enfermeros que se negaban a trabajar bajo el régimen militar. “Lo torturaron en prisión y desde hace un año lo tienen en aislamiento, o eso nos han dicho, porque no hemos vuelto a poder hablar con él”, contó su hermana, Aung, al medio El Mundo, quien ahora se encuentra refugiada en Tailandia.
“Ahora, tras el terremoto, el ejército debería soltar a los cientos de médicos que hay encarcelados para que ayuden a los heridos”, aseguró. El pasado viernes un fuerte terremoto arrasó con la ciudad y alcanzó a su país vecino: Tailandia. Hasta el momento, se han confirmado más de 1.700 fallecidos y los hospitales siguen colapsados.

“Sería muy útil que se abrieran todas las clínicas privadas que tuvieron que cerrar después de las redadas durante las protestas contra el régimen. Allí hay equipos y camas. Muchos médicos que trabajaban en esos centros llevan años desaparecidos. Si están en prisión, deberían soltarlos para que ayuden”, escribió en la red social Facebook una ciudadana de Mandalay.
Lo más leído
Al mismo tiempo aseguró que cientos de personas continúan atrapadas entre los escombros de edificios, casas, mezquitas que se vinieron abajo luego del desastre natural.
A inicios de febrero del 2021, el personal médico de la ciudad lideró las primeras protestas en grandes regiones del país, luego de que decenas de legisladores fueron arrestados por el régimen. Se trató de la “Revolución de las batas blancas”, como lo señalaron los medios independientes, que hasta ese entonces no habían sido censurados por el nuevo gobierno.

“En muchas zonas, más del 70% del personal sanitario ha abandonado sus trabajos, sus hospitales y a sus pacientes. Ha sido una decisión ética difícil, pero necesaria para hacer que los generales que ahora gobiernan devuelvan el poder al pueblo”, escribieron en una nota un grupo de médicos birmanos que fue publicada en el medio The Lancet.
Para cuando la guerra civil se extendió, los médicos optaron por instalar un sistema de salud fuera del control de la Junta Militar, mediante móviles que se desplazaban por las regiones más afectadas y hospitales clandestinos ubicados dentro de templos para atender a las personas. Sin embargo, las fuerzas de seguridad endurecieron las campañas de detenciones masivas contra el personal.
Ahora, bajo esta emergencia, la falta de sanitarios no es el único problema. Los centros médicos no cuentan con los equipos suficientes para salvar la vida de miles de heridos tras el terrible terremoto, a pesar de que el pasado sábado China, Rusia, Malasia, India y Singapur enviaron ayudas para abordar la crisis.

Pero, al mismo tiempo, el ejército del país sigue atacando regiones controladas por las milicias rebeldes, poniendo más obstáculos para los envíos de ayuda humanitaria, sumados a los daños en las carreteras y autopistas importantes que conectan las ciudades.
“Las grietas y deformaciones en la superficie obligaron a muchos convoyes de ayuda a suspender sus operaciones”, informó un comunicado de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios. La agencia también señaló que hay una preocupante escasez de suministros médicos como bolsas de sangre y medicamentos.
“Hasta 20 millones de personas viven en las zonas gravemente afectadas por el terremoto, y muchas se encuentran ahora sin refugio ni acceso a agua potable”, aseveró la agencia. Este lunes se cumplen cuatro días de la desesperada búsqueda de personas desaparecidas.

Algunos grupos de ayuda han denunciado que la Junta envió brigadas internacionales prioritariamente a Naypyitaw, en lugar de desplazar las cooperaciones de manera rápida a Mandalay y a las zonas más afectadas por el terremoto. La noche del domingo, decenas de ciudadanos de esta región se vieron obligados a dormir en las calles, por las masivas destrucciones a sus casas.
Además, las comunicaciones funcionan solo unas pocas horas al día, debido a que las redes telefónicas y de internet son muy inestables. En muchas regiones, en las cuales no han llegado maquinarias grandes adecuadas para atender la emergencia, las brigadas locales han optado por levantar los escombros con sus propias manos y con herramientas que no son adecuadas, según El Mundo.