Mundo
Rusia acusa a Ucrania de atacar el puente de Crimea, ruta fundamental de conexión entre Moscú y la península
Este territorio fue anexado por Rusia en 2014 sin gozar de reconocimiento internacional.
Más de 18 meses completa el conflicto entre Moscú y Kiev desde que en febrero de 2022 se desplegara la ofensiva rusa hacia Ucrania por las intenciones del presidente Volodímir Zelenski de que la nación hiciera parte de la Unión Europea y la Otan, lo que disgustó al homólogo ruso Vladimir Putin. Desde entonces la guerra no ha cesado.
En medio de los ataques, el Gobierno ruso aseguró durante este viernes que un barco no tripulado perteneciente a Ucrania ha intentado atacar el puente de Kerch, el cual conecta a la nación rusa con la península de Crimea, un territorio el cual, bajo una mirada internacional, pertenece a Ucrania, pero que Rusia anexionó en 2014 luego de que la población local participara de un referendo en donde la inmensa mayoría decidió adherirse a Moscú.
Crimea: la joya de la corona
La anexión de la península de Crimea ha sido un hito para Rusia en el marco de las relaciones diplomáticas que tiene Moscú con las otras 14 repúblicas que conformaron la Unión Soviética antes de su disolución a principio de la década de los 90; ya que, desde la Madre patria se han intensificado las presiones para que, a pesar de que no exista una sola soberanía, los demás países exsoviéticos cuenten con el aval de Moscú para realizar avances en sus territorios. Dado que Ucrania no quiso seguir esta línea, el Gobierno ruso inició su ofensiva social y militar contra Kiev, quitándole a Crimea.
Desde 2014, Ucrania y Rusia habían presentado ciertos roces diplomáticos dada la ayuda que Moscú le brindaba a los individuos prorrusos para que se independizaran de Ucrania y se unieran al Gobierno ruso. Luego de la anexión de Crimea, la situación entre los dos países se fue intensificando a tal punto que se llegó a poner en marcha el ataque de Moscú hacia Kiev en 2022.
Tendencias
Crimea no ha pasado desapercibida en este conflicto, ya que varios ataques ucranianos se han ejecutado en el puente que une a esta península con Rusia, para así, simbólicamente, demostrar que el territorio le pertenece a Kiev. Por tal motivo, Rusia ha intensificado su presencia en esta región.
En los hechos más recientes que encierran esta región, durante mediados de agosto, el Ministerio de Defensa de Rusia aseveró que derribó varios drones ucranianos a lo largo de la región de Moscú. Asimismo, se aseveró que “la tripulación de un Su-30cm de la aviación naval de la Flota del mar Negro destruyó un buque de reconocimiento de las fuerzas armadas ucranianas”, añadiendo que el barco se encontraba “en la zona de instalaciones rusas de producción de gas en el mar Negro”.
Drones como nuevo mecanismo de guerra
Recientemente, tanto Rusia como Ucrania han incrementado los ataques en inmediaciones al Mar Negro. Por un lado, Kiev sigue enviando drones hacia el puente de Crimea, mientras que Rusia ha bombardeado puertos ucranianos en el mar Negro y el río Danubio. Tanta ha sido la rivalidad entre estas dos naciones en estas ubicaciones que tanto la ONU como Türkiye tuvieron que intervenir para facilitar las exportaciones de cereales provenientes de Ucrania que se transportan por este mar.
Durante la semana pasada, el ministerio de defensa ruso declaró que había abatido un par de drones ucranianos en Crimea, los cuales cayeron al mar Negro. De igual manera, a mediados de agosto, varios barcos militares rusos aseveraron haber destruido un dron naval de Kiev que intentó atacarlos.
Dadas las constantes amenazas por drones, los aeropuertos internacionales de Domodedovo, Sheremétievo y Vnúkovo en Moscú fueron cerrados el mes pasado, según la agencia rusa TASS, mientras las autoridades de la capital rusa desestimaban más acciones ofensivas por parte de Kiev.
Por otro lado, mientras ucranianos y rusos seguían interceptando drones rivales, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, realizaba una pequeña gira diplomática por Dinamarca, Grecia, Países Bajos y Suecia, solicitando más ayuda militar para su nación en medio de un conflicto en donde no se visualiza una salida negociada.