Análisis
Papa León XIV: ¿un continuador del legado reformista de Francisco?
León XIV no representa una figura de transición, sino un pontífice con visión y energía para consolidar reformas y guiar a la Iglesia en tiempos de cambio. Por Wilmar Roldán*.

El pontificado de León XIV se perfila como una continuación decidida de las reformas impulsadas por el papa Francisco, con una clara inspiración en el legado de León XIII. Este último, a finales del siglo XIX, marcó un hito con la encíclica Rerum novarum (5 de mayo de 1891), que sentó las bases de la doctrina social de la Iglesia. A más de 130 años de su publicación, esta enseñanza sigue siendo un pilar fundamental, y todo indica que será una de las prioridades del nuevo papa.
Desde su primera homilía, pronunciada el 9 de mayo en la Capilla Sixtina junto al Colegio Cardenalicio, León XIV ha delineado su visión pastoral. Centrándose en el pasaje del Evangelio de Mateo en el que Jesús pregunta a sus discípulos quién es Él, el papa exhortó a la Iglesia a reencontrar su identidad en Cristo, evitando visiones reduccionistas que lo presentan como una figura meramente heroica. Subrayó, además, que su ministerio es una tarea compartida con toda la comunidad eclesial, en continuidad con sus predecesores y con un fuerte llamado a la unidad.

Entre los principales desafíos de su pontificado se encuentran: equilibrio doctrinal, mantener la coherencia entre las diversas corrientes dentro de la Iglesia, conciliando posturas conservadoras y progresistas. Lucha contra los abusos, continuar con firmeza las reformas iniciadas por Francisco para erradicar los abusos y promover la transparencia. Gestión económica, enfrentar la crisis financiera del Vaticano y mejorar la transparencia de sus instituciones bancarias. Compromiso social y ecológico, promover la justicia social, la paz y el cuidado de la creación, en un contexto global marcado por crisis ambientales y desigualdades.
León XIV ha mostrado una cercanía especial con los pueblos latinoamericanos, expresándose en español y destacando su vínculo con estas comunidades. Como pontífice de origen estadounidense, también enfrenta el reto de fortalecer los lazos con el mundo anglosajón y con las Iglesias en crecimiento en Asia y África, especialmente en el catolicismo en países como Filipinas e India.
Su formación en la Orden de San Agustín, caracterizada por los votos de pobreza y obediencia, le otorga una perspectiva espiritual profunda y una comprensión global de los desafíos eclesiales por su experiencia como prior general. Su participación en el diálogo interreligioso y ecuménico lo posiciona como un líder comprometido con la fraternidad entre religiones y la unidad cristiana.

A sus 69 años, León XIV no representa una figura de transición, sino un pontífice con visión y energía para consolidar reformas y guiar a la Iglesia en tiempos de cambio en clave de procesos. Su prioridad será fortalecer una Iglesia en clave sinodal, abierta al diálogo, comprometida con la justicia social, maestra de fraternidad y promotora de la civilización del amor promovida por sus predecesores.
Su primer mensaje al mundo refleja su deseo de una Iglesia que camina junto a la humanidad, que escucha, participa y construye una sociedad más fraterna y justa. El gran reto será mantener viva esa esperanza y continuar anunciando el mensaje de Cristo en medio de los desafíos globales contemporáneos.
La experiencia de manejo de los medios y redes sociales del cardenal Prevost lo llevará a entender el ritmo de los tiempos y la tecnología como León XIV, un papa llamado a humanizar el mundo en medio de los poshumanismos y la inteligencia artificial. ¡Larga vida al papa!
*Profesor de la Facultad de Teología de la Universidad Javeriana.