Muerte De Benedicto Xvi

Monseñor Octavio Ruiz sobre la renuncia de Benedicto XVI: “No fue un acto de cobardía”

El monseñor Octavio Ruiz conoció a Joseph Ratzinger en 1984. El religioso lo recuerda como un hombre “respetuoso”.

2 de enero de 2023
El papa Benedicto XVI saluda después de llegar al aeropuerto de Estambul, Turquía, el 29 de noviembre de 2006. (AP Foto/Andrew Medichini, Archivo)
El papa Benedicto XVI saluda después de llegar al aeropuerto de Estambul, Turquía, el 29 de noviembre de 2006. (AP Foto/Andrew Medichini, Archivo) | Foto: AP / Autor: Andrew Medichini

Desde este lunes, miles de feligreses se han congregado en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, para presentar sus respetos y darle el último adiós a quien fuera en su momento el sucesor de Juan Pablo II. Desde las 5:00 a. m. (hora local), las inmediaciones del templo religioso han estado repletas de fieles que han querido acercarse para ver por última vez a aquel que por nombre de pila llevaba Joseph Ratzinger.

Tras conocerse su muerte, el 31 de diciembre a los 95 años, su vida y legado siguen centrando la discusión, luego de que una década atrás decidiera dejar sus funciones apelando a su avanzada edad e incapacidad (por su estado de salud) para asumir, de manera eficaz, las actividades eclesiásticas.

La dimisión se hizo pública, en su momento, mediante un comunicado, en el que detalló los motivos que, según él, no le dejaron más salida que apartarse del cargo más importante dentro de la Iglesia católica. La cadena internacional CNN recogió sus palabras en relación con la continuidad en la “barca de San Pedro”.

“Bien consciente de la gravedad de este acto, con plena libertad declaro que renuncio al ministerio de obispo de Roma, sucesor de San Pedro, que me fue confiado por los cardenales el 19 de abril de 2005, de tal manera, que a partir del 28 de febrero de 2013, a las 20:00 horas, la Sede de Roma, la Sede de San Pedro, quedará vacante y deberá convocarse un cónclave para elegir al nuevo sumo pontífice por aquellos a quienes compete”, recogió el medio estadounidense.

¿Una renuncia polémica?

Sobre la dimisión de uno de los pontífices más polémicos en la era reciente, el monseñor colombiano Octavio Ruiz conversó en ‘Mañanas Blu’ sobre su percepción respecto al papa emérito y la forma en que, para él, deberían recordarlo los millones de fieles alrededor del mundo.

“Debemos recordarlo como un hombre que quiso señalar la fidelidad a la Iglesia, la profundización en el evangelio, quiso hacernos conocer la figura de Jesús de una manera sencilla con gran profundidad y que todas las personas pudieran comprenderlo”, dijo. (...) “Un hombre de una sencillez, cercanía con la gente, a pesar de ser un poco tímido y de no gustarle las grandes manifestaciones públicas”, agregó Ruiz.

Sobre la dimisión que puso temporalmente en vilo al catolicismo, monseñor coincidió con la declaración que, en su momento, dio el propio papa emérito al apuntar que la debilidad en sus fuerzas había sido la razón para apartarse. Lo anterior, en línea con las diversas situaciones que estaban presentes desde varias aristas (y que exhortaban al liderazgo desde el Vaticano).

“Él, siendo consciente de que sus fuerzas no le daban para afrontar eso, quería que viniera alguien a continuar lo que había iniciado, en temas como las finanzas del Vaticano y la pederastia, en el que siempre creyó que había que actuar con firmeza. Él era un hombre de una espiritualidad muy profunda. Su renuncia no fue un acto de cobardía, quería servir a la Iglesia de otra manera, mucho más discreta”, señaló Ruiz en el programa ‘Mañanas Blu’.

El papa emérito permanece en cámara ardiente desde este lunes, día en el que unas 65.000 personas han podido darle el último adiós, cuando inicialmente se tenía previsto que por jornada asistieran aproximadamente 30.000. Las autoridades romanas desplegaron un cuerpo de seguridad de más de mil uniformados, mientras se calcula que cada asistente tiene 20 segundos ante los restos mortales.

Pese a que se espera que sean miles los fieles que acuden entre hoy y el jueves a la Basílica de San Pedro, no se prevé que la cifra se acerque a la registrada en el funeral de Juan Pablo II cuando asistieron unas dos millones de personas.