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Lukashenko, presidente de Bielorusia y aliado de Putin, podría estar planeando enviar más de 100.000 soldados a la guerra

Lukashenko ha sido el principal aliado de Moscú en medio del conflicto con Ucrania.

30 de septiembre de 2022
Lukashenko, presidente de Bielorrusia, ha sido el principal aliado de Moscú en medio de la guerra con Ucrania. Photo by Mikhail Metzel / SPUTNIK / AFP)
Lukashenko, presidente de Bielorrusia, ha sido el principal aliado de Moscú en medio de la guerra con Ucrania. Photo by Mikhail Metzel / SPUTNIK / AFP. | Foto: AFP

La afirmación la hizo en Twitter Pavel Latushka, exministro bieloruso de cultura y ahora opositor de su gobierno. De acuerdo con el Latushko, hoy exiliado en Polonia, Lukaschenko puede haber prometido al Kremlin enviar 100.000 tropas y estarse preparando para una guerra a gran escala.

“Nuestras fuentes informan: #Lukashenko acordó desplegar 120K soldados durante noviembre-febrero. Se compromete a suministrar además 100K soldados movilizados. Lukashenko se está preparando para una guerra a gran escala. Occidente debe dar un ultimátum que no puede rechazar”, dijo Latushka en el trino.

Lukashenko frente a la guerra de Ucrania

Alexander Lukashenko es uno de los pocos aliados de Putin y desde el inicio de la invasión ha reiterado su apoyo a Rusia. Lukashenko se reunió el pasado lunes con el presidente Vladimir Putin en el balneario de Sochi a orillas del mar negro, en un encuentro no anunciado.

De acuerdo con el diario digital El Español, la recomendación de Lukashenko a Putin durante el encuentro fue no preocuparse por la fuga de reservistas desde el inicio de la movilización parcial: “Que huyan, ya regresarán, solo hay que decidir qué hacer con ellos”, fue el mensaje que dio a Putin.

El líder bieloruso también dijo que Rusia cuenta con los recursos para movilizar a 25 millones de personas, así que la huida de 30.000 o 50.000 era insignificante, según reseña El Español. Una movilización de esa dimensión sería una medida políticamente muy arriesgada para Putin, pues implicaría un cierre de fronteras, la imposición de la ley marcial, obligando a todos los reservistas a participar de la guerra.

Según el diario español, Lukashkenko añadió en ese encuentro que “el futuro de Europa está junto a Rusia y Bielorrusia, donde hay todo lo que necesitan”, haciendo referencia al gas que se exporta desde Rusia al resto de países europeos. Como si quedara alguna duda de la alianza entre ambos líderes, Lukashenko afirmó, esta lapidaria frase respecto a la invasión de Ucrania: “Nuestra causa es justa, ¡venceremos!”.

Lukashenko niega una movilización en su país

A pesar de las contundentes declaraciones de apoyo a Putin, Lukashenko ha negado una posible movilización en su país, que implique que los reservistas tengan que ser enlistados a la guerra. Según sus propias palabras Bielorusia no tiene intención de “participar en guerras” y solo combatirían, con la necesidad de defender lo que llama “nuestro hogar y nuestra tierra”, según reseña de Deutsche Welle.

De acuerdo con la Agencia AFP, la líder de la oposición bielorrusa en el exilio, Svetlana Tijanóvskaya, consideró Lukashenko cometería un “suicidio político” si implicara al ejército de su país junto a las fuerzas rusas, en la guerra de Ucrania.

Lukashenko es conocido en el mundo como el último dictador de Europa. Fue elegido en 1994 como presidente y reelecto en 2020 en unas elecciones acusadas de fraude, llenas de censuras contra los medios y que produjeron el exilio de muchos opositores.

Desde su primera elección Lukashenko comenzó a forjar el estado bieloruso que llevaba pocos años de existencia, a su imagen y semejanza, y llevó a cabo dos referendos políticos en 1995 y 1996 que aumentaron su poder ejecutivo. Desde su postulación ha defendido el ala más conservadora del Partido Comunista de la extinta Unión Soviética y está en contra de la Perestroika.

El exministro Pável Latushko quien hizo la denuncia sobre una posible movilización de tropas, fue expulsado de su país por Lukashenko por el apoyo a los artistas de teatro que participaron en las huelgas de 2020, tras las elecciones tachadas por la comunidad internacional como fraudulentas. Antes de eso tuvo una larga carrera como funcionario público en el Gobierno Bieloruso.