Entrevista
Julio Borges, sobre las presiones de Estados Unidos contra Venezuela: “El régimen de Maduro está absolutamente asustado”
El expresidente de la Asamblea Nacional de Venezuela habló en SEMANA sobre las acciones que el gobierno de Donald Trump tomó contra la dictadura venezolana.


SEMANA: ¿Cuál es su opinión acerca de las acciones de Estados Unidos de movilizar buques de guerra hacia Venezuela y de asegurar que usarán “todo su poder” contra el régimen de Nicolás Maduro?
Julio Borges (J. B.): Creo que es un tema muy importante. Lo pondría de esta manera: tanto el deterioro de la democracia en toda la región como el problema migratorio están íntimamente relacionados con el crimen organizado. Parecen asuntos distintos, pero en realidad son el mismo problema, el mismo nudo.
Retroceso democrático, migraciones y crimen organizado son los tres elementos más relevantes de lo que ocurre en la región. Y el protagonista de todos ellos, el foco perturbador, es Nicolás Maduro. Por eso considero que lo que se está haciendo en este momento es muy importante por varias razones.
La primera es que no se trata simplemente de retórica política, de un discurso o de una narrativa, sino de una calificación que, podríamos decir, es irreversible. Es decir, cuando Maduro entra en ese nivel de ser señalado como cabecilla de toda una organización de droga, ya cruza un umbral sin retorno. Y recordemos que esto no se limita al tema de la recuperación democrática, también tiene que ver con todo lo que está ocurriendo con el narcotráfico en la región.
Este era uno de los asuntos que, desde la campaña, el presidente Trump había mencionado: la posibilidad de usar la fuerza militar para frenar el problema de la droga. En el caso venezolano, se trata de una alianza entre la dictadura y el crimen organizado, con consecuencias trágicas en lo humano, como es la migración. Por eso creo que estamos frente a un salto cualitativo muy distinto y muy superior a la presión que habíamos visto contra Maduro en los últimos tiempos.

SEMANA: Desde la oposición, ¿cómo toman estas acciones del gobierno de Donald Trump? ¿Ven ya una gran esperanza, una salida del poder de Nicolás Maduro?
J. B.: Lo vemos como un proceso que no tiene vuelta atrás, como una especie de oficialización más fuerte de lo que significa Maduro. Ya no se trata solo de un dictador: Maduro es el jefe del crimen organizado en toda la región.
Y cuando hablamos de crimen organizado no nos referimos únicamente al narcotráfico. También se incluyen delitos como el tráfico de personas, de armas, de gasolina, el lavado de dinero…, todo lo que rodea ese entramado. De alguna manera, esto ya se venía planteando, no solo como un problema político, sino como un problema de seguridad nacional para Estados Unidos. Y no son palabras al aire.
Organizaciones como Transparencia Venezuela han señalado claramente cómo el narcotráfico es una de las principales fuentes de ingreso de Maduro. Según cálculos de esta organización, el año pasado el negocio de la droga representó unos 8.200 millones de dólares para el régimen. Se estima además que un tercio de la droga que circula en la región, entre Colombia y Venezuela, pasa por territorio venezolano.
Entonces, para nosotros esto es muy importante porque ayuda a que el mundo entienda la dimensión del problema venezolano. Pero lo fundamental es que sabemos que esta presión debe ir acompañada del esfuerzo interno de los venezolanos para fracturar y quebrar la dictadura. Como siempre explicamos, es la combinación de la presión externa y la presión interna lo que permitirá la salida de Maduro.

SEMANA: La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo que el gobierno de Donald Trump va a usar todas sus herramientas y todo su poder contra Maduro. ¿Cuáles esperan ustedes que sean esas herramientas que piensa usar Estados Unidos contra el dictador?
J. B.: Nosotros estamos abiertos a que se utilice cualquier mecanismo que permita poner la mayor presión sobre Nicolás Maduro para que haya un cambio en el país. Y no hablamos solo de un asunto político, sino de un problema de legalidad y de seguridad regional, como venimos denunciando desde hace años.
Esto tampoco es nuevo: la alianza de Maduro con países como Irán, Cuba o Rusia, que también terminan contaminando a nuestros vecinos, como Colombia, así como su relación con el ELN o con los ex-Farc, es parte de la realidad. Todo esto debe enfrentar la mayor presión internacional.
Ahora bien, lo que sí tenemos muy claro es que toda esa presión y esa arremetida internacional para desenmascarar a Maduro como jefe del crimen organizado debe complementarse con lo que los venezolanos hagamos internamente para que se dé el cambio. No estamos pasivamente esperando que ocurra algo. Recibimos con optimismo que se hable claramente de Maduro como lo que es, más allá de ser un dictador, y al mismo tiempo asumimos nuestra responsabilidad de mantener la presión interna para fracturar su régimen. Son esas dos presiones las que van a permitir la salida de Maduro.
SEMANA: El régimen de Maduro ha anunciado que va a desplegar milicias, soldados e incluso repartir armas a milicias urbanas. ¿Esto es una señal de desesperación del régimen?
J. B.: El régimen muestra públicamente que está absolutamente asustado, completamente aturdido. Sabe que esto llegó para quedarse y que solo puede aumentar. Es consciente de que ya se cruzó una línea sin retorno.
En otros momentos ha aplicado el mismo guion: movilizar una supuesta base popular que no existe, tratar de mover unas fuerzas armadas que él mismo ha destruido y desmantelado en su capacidad operativa, o llegar a medidas paranoicas como la de hoy: prohibir la importación y compra de drones.
Está completamente acorralado. Igual pasa con Diosdado Cabello, que sigue inventando conspiraciones como lo han hecho decenas de veces. Pero ese guion ya está desgastado, sin efecto en la gente ni en su imagen internacional, que está absolutamente deteriorada.
Hoy Maduro es, literalmente, una especie de cadáver insepulto: ha perdido el apoyo internacional, el nacional e incluso el de su propia base. Su régimen está en cuenta regresiva, esa es la verdad.

SEMANA: Hemos visto que el presidente Gustavo Petro incluso ha llegado a decir que piensa defender a Venezuela en caso de una intervención de Estados Unidos. ¿Qué papel podría representar Colombia en caso de una operación contra Nicolás Maduro?
J. B.: El discurso de Petro está lleno de contradicciones. Si revisas lo que dijo ayer, atacó al ELN en temas doctrinales del marxismo y del narcotráfico, pero al mismo tiempo dejó muy claro —quizá traicionado por su inconsciente— que todo eso ocurre con la complicidad de Maduro.
Han querido presentar a Maduro como alguien que combate el narcotráfico o la violencia, como si no hubiera protegido a grupos como el ELN. Pero la verdad es la contraria: el propio Petro terminó reconociéndolo. La historia reciente muestra cómo Colombia ha sufrido el impacto de la dictadura venezolana, que ha protegido al crimen organizado y a una guerrilla que se enriquece del oro. Hoy el oro se ha convertido en una fuente de ingresos aún más grande que la droga, mediante el negocio de la “narcominería”, tanto en Venezuela como en Colombia y Perú, beneficiando al ELN y a los ex-Farc.
Por eso considero que el discurso de Petro está lleno de contradicciones. Al final, Maduro lo ha atrapado en una telaraña de la que no ha podido salir y lo tiene secuestrado en los temas más importantes en los que Petro pensaba que podía hacer un cambio.