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Juan Guaidó habla en SEMANA tras un año de las elecciones en Venezuela: “Petro ha facilitado la permanencia de Maduro”
El expresidente interino de Venezuela también pidió mayor ayuda de la comunidad internacional para sacar al dictador del poder.


SEMANA: ¿Cuál es su opinión acerca de lo que ha sido este año desde el fraude, desde el robo en las elecciones de la dictadura de Nicolás Maduro a la dupla de María Corina Machado con Edmundo González?
Juan Guaidó: Lo primero es lo más obvio: ganamos la elección. Creo que no hay que sacar eso del escenario. Se ganó la elección, y esto puso a prueba el sistema democrático, no solamente el venezolano, sino de alguna manera también a nivel internacional. La oposición ganó, se reunificó, y demostró madurez política, incluso al tener un candidato proxy luego de la victoria de María Corina Machado en las primarias.
Entonces, yo creo que este es un análisis que no solamente aplica a lo que pasa en Venezuela, sino también al estado actual del sistema democrático en América Latina y el mundo. Para nosotros, ha sido un esfuerzo titánico, con una gran demostración de resistencia de quienes defendieron las actas: periodistas, activistas, defensores de derechos humanos, muchos de los cuales hoy están perseguidos, en el exilio o tras las rejas simplemente por haber defendido la voluntad del pueblo.
Lo primero que hay que destacar del 28 de julio es el talante democrático, la victoria y la derrota de una dictadura. Por otro lado, también debemos reflexionar sobre qué herramientas tiene hoy la comunidad internacional para contener a este tipo de dictadores. No es suficiente, aunque sí necesarias, las sanciones, los desconocimientos o las preocupaciones. El mundo entero necesita herramientas reales para enfrentar a las dictaduras.
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¿Cuál es el estado actual de la oposición venezolana después de un año de las elecciones?
J.G.: Muy sencillo, o más bien muy doloroso. Perseguida. Exiliada. Juan Pablo Guanipa, Freddy Superlano, Biagio Pilieri, decenas de defensores de derechos humanos, entre otros, están presos.
Edmundo González Urrutia, presidente electo de Venezuela, ha sido forzado al exilio, víctima de persecución política y censura. Ese es hoy el estado de una oposición que resiste. Si me preguntan hoy por la oposición venezolana, es una oposición que resiste en condiciones de persecución, acoso, asedio y, además, de mucha realidad.
La realidad es que nos enfrentamos a una dictadura con vínculos con el narcotráfico que no respeta reglas de juego. Es decir, incluso el crimen organizado tiene reglas. Algunas dictaduras solían tener al menos parámetros mínimos. Hoy lo que queda claro es que la dictadura de Maduro no tiene ningún tipo de parámetro ni reglas: simplemente utiliza la fuerza bruta para mantenerse en el poder.
SEMANA: Hablando un poco de la comunidad internacional, ¿en qué cree que se ha fallado o por qué no se ha podido sacar a Maduro después de un año?
J.G.: Como decía antes, estamos en un momento, a mi modo de ver, de profunda reflexión para todos los que defienden la democracia y la libertad en el mundo entero. La oposición venezolana ganó. Estuvo en la calle. Resistió una y otra vez. No solo recientemente: lo hicimos en 2015 cuando defendimos la Asamblea Nacional, cuando ellos inventaron la Constituyente… y así una y otra vez.
Entonces, lo que creo es que hoy los incentivos para que las dictaduras se queden son más grandes que los incentivos para irse. Si tú eres Daniel Ortega y te quedas a costa de sangre, presos y persecución, ¿cuál es el incentivo para qué Maduro se vaya?
No puede ser suficiente, en pleno siglo XXI, solo el rechazo natural, y necesario, a estas dictaduras. Yo sí creo que la comunidad internacional, la Carta Democrática Interamericana, la ONU, deben buscar mejores herramientas para acompañar a los defensores de derechos humanos.
En el caso de Venezuela, muchos países de potencia dicen: “No nos podemos inmiscuir, no estamos en una política de cambio de régimen”. Pero es que los venezolanos no pedimos que nadie venga a cambiar el régimen. Nosotros lo hicimos con votos. Ganamos una elección. Logramos un gobierno interino bajo nuestra Constitución. Ganamos la Asamblea Nacional. Y los que usaron la fuerza, la violencia, la judicialización, fueron ellos.
Lo que queda claro es que hoy la comunidad internacional no tiene herramientas efectivas para enfrentar a dictaduras como las de Maduro, Ortega o Díaz-Canel, o regímenes como el de Putin. Eso ya es una reflexión más global, pero que aterriza perfectamente en el caso venezolano. Ante la obviedad de que Maduro fue derrotado, en una elección no competitiva, no hubo mecanismos para hacer valer ese resultado.
Ni la comunidad internacional ni los venezolanos en las calles pudieron impedir la respuesta brutal de la dictadura. Hoy, el mundo se ve sin herramientas frente a regímenes que se burlan del sistema democrático.

SEMANA: ¿Qué caminos les quedan a los venezolanos para enfrentar y sacar a la dictadura de Maduro?
J.G.: Una reflexión que hago, y una lección aprendida, es que no hay una sola herramienta para salir de una dictadura. Me gustaría responder: “hace falta que los militares respondan”, pero recuerdo que en el caso venezolano había lugares comunes, frases como: “cuando bajen los sectores populares”, “cuando marchemos hasta Miraflores”, “cuando participen los estudiantes”.
Todo eso ha pasado en Venezuela. Y más. Mucho más. No solo hemos hecho todo eso: ganamos una elección, hubo participación de militares en eventos de calle, como el 30 de abril, hubo un gobierno interino, se digitalizaron actas, se construyó unidad una y otra vez. Lo que tenemos que hacer hoy es resistir en el terreno. Que exista y que se nos permita sobrevivir en Venezuela, acompañados por la comunidad internacional. Eso es esencial ahora mismo, y no es sencillo por el nivel de persecución.
Después del reciente intercambio de rehenes, hubo más de 40 nuevos presos políticos en solo una semana. Por otro lado, está la actitud de la comunidad internacional. Cuando tienes presidentes como Petro o Lula, que relativizan la dictadura de Maduro y le facilitan su normalización, o cuando regímenes como el ruso ayudan a Maduro a saltarse las sanciones de EE. UU., Europa o Canadá, eso no ayuda en nada.
Entonces, esta pregunta no tiene una sola respuesta. No hay una fórmula mágica. Lo que debe haber es un sistema que penalice a las dictaduras. Que las criminalice como lo que son: criminales de lesa humanidad. Y que no les facilite jugar con la gente.
Estoy seguro de que Colombia, muy pronto, volverá a señalar y criminalizar a la dictadura de Maduro por lo que es. No lo digo solo porque esto va a salir en SEMANA, lo digo porque saben de lo que estoy hablando. Petro ha facilitado la permanencia de Maduro en el poder.
Así que si combinamos la resistencia interna con la presión internacional, sí, hay que seguir hablando con los militares, sí, hay que evaluar herramientas como la responsabilidad de proteger, algo que planteé incluso en la ONU cuando fui presidente interino. Todo eso debe sumarse como herramientas para salir de esta dictadura de una vez por todas.

SEMANA: ¿Qué mensaje le deja a los venezolanos que siguen dentro del país, y también a los que están desde el exilio?
J.G.: Hay algunas obviedades: somos mayoría. Ya nadie duda de eso. La gran pregunta es cómo hacer, o incluso, qué más hacer, porque esta dictadura ha sido mucho más cruel de lo que todos imaginamos.
Dado eso, debemos tener claro que es una dictadura. Caracterizar y diagnosticar bien las cosas es fundamental, como lo haría un médico. Por eso digo que relativizar o banalizar lo que ocurre en Venezuela es muy dañino. Eso revictimiza a todos los venezolanos, incluidos quienes nos van a leer desde Colombia.
No puede haber duda de la crisis y del carácter criminal del régimen de Maduro. Entonces, ¿qué les digo a esos venezolanos? Que hemos hecho lo imposible, y más. Nos enfrentamos a dictaduras modernas, que se burlan del continente, y no podemos permitirlo. No podemos perder la esperanza.
Nos enfrentamos a una minoría que se sostiene únicamente con fuerza. Es el momento también de innovar nosotros. Sabemos que no lo hacen con votos, sino con represión. Y sabemos también que esto no es solo sobre María Corina, Edmundo o Juan Guaidó. Esto es sobre toda una sociedad.
Con el apoyo de la comunidad internacional, logramos ganar. Y sí, aunque duela decirlo, porque aún no hemos podido salir de la dictadura: ganamos. Maduro es un derrotado. Solo que es un brutal dictador. Y así será reconocido por la historia.