VENEZUELA
¿Jaque-mate? Nicolás Maduro entrega a Tareck Al Aissami, ministro de Petróleo, alfil del chavismo y mano derecha del régimen
Nicolás Maduro decidió entregar a su más poderoso alfil. Detrás de la salida de Tareck Al Aissami hay una trama de corrupción gigante, pero también un guiño al Tío Sam. La olla apenas se destapa.
Un ultrapoderoso del chavismo ha caído. Y de qué manera. El hombre dueño de la gallina de los huevos de oro del régimen de Nicolás Maduro terminó dando un paso al costado, empujado por su propio jefe y cargando la más pesada de las acusaciones encima. “En virtud de las investigaciones que se han iniciado sobre graves hechos de corrupción en PDVSA, he tomado la decisión de presentar mi renuncia como Ministro de Petróleo, con el propósito de apoyar, acompañar y respaldar totalmente este proceso”, escribió en un sencillo trino Tareck Al Aissami, el ministro del petróleo venezolano.
Lo que había detrás, sin embargo, era enorme. El propio Maduro y su llamada Policía Nacional contra la Corrupción (PNCC) lo pusieron contra las cuerdas. En el país se habla de una purga contra los llamados “intocables”. Con el ministro, salieron 19 colaboradores del Palacio de Miraflores. La razón sería un multimillonario desfalco en las finanzas de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA). La cifra de lo que habría sido el robo es impresionante: 3.000 millones de dólares.
Maduro no salió a exculpar a quien era su hombre fuerte. Por el contrario, aseguró que había decidido “aceptar la renuncia como ministro de Energía y Petróleo para facilitar todas las investigaciones que deben dar, como resultado, el establecimiento de la verdad, el castigo de los culpables y la justicia”, dijo. El líder venezolano reafirmó que Tareck era un “militante revolucionario” dispuesto a cooperar con la investigación, pero recalcó que no le temblaría la mano para “desmembrar” a las “mafias de corrupción que se han enquistado en importantes sectores del aparato económico”. El petróleo, la principal mira.
Ser el líder del crudo en Venezuela es sinónimo de ser el dueño del billete. El régimen que tiene bloqueos y los ojos de Occidente encima, no se ha podido financiar de otra manera. “Pese a la crisis económica sostenida que ha tenido Venezuela, el principal producto de exportación de los venezolanos y el principal recurso del que depende su economía es el petróleo”, explica el periodista venezolano Roberto Deniz, fundador de Armando.info, un portal que le ha seguido el rastro a sus turbios negocios.
Aun cuando corren ríos de dinero por cuenta del crudo, este no puede ser movido por el sistema financiero, dadas las prevenciones del mundo frente a Venezuela. Por eso, este medio ha publicado cómo se ha lavado esa plata en medio de operaciones fantasmas. Incluso Armando.info cree que el desfalco puede ser mayor. “Casi un centenar de compañías –la mayoría de origen desconocido y curriculum sospechoso o fachada de empresarios afines al chavismo– han sido utilizadas por PDVSA como intermediarias para vender petróleo como parte de su estrategia para evadir las sanciones impuestas por Estados Unidos”, sostiene una de sus investigaciones.
Tras años de seguirles la pista, los periodistas concluyeron que “el resultado de esta jugada ha sido un hueco en las finanzas de la petrolera, a la que desde 2019 estas empresas adeudan más de 8.000 millones de dólares”. El esquema de esa compañía ha funcionado por años buscando el pago en efectivo o en especie, dado que sus cuentas están bloqueadas. Muchos pagos quedaron en cuentas por cobrar y hoy la justicia de ese país investiga a dónde se esfumó tantísimo dinero.
En Venezuela, el saqueo de la empresa era un secreto a voces. El medio de oposición Tal Cual recogió las versiones de los gremios trabajadores de la industria. “Nosotros teníamos meses advirtiendo lo que estaba pasando en la industria, pero no nos hacían caso, el robo de los 3.000 millones de dólares se pudo evitar”, expresó Juan Salazar, presidente del Sindicato de Trabajadores Petroleros. “Se robaron el dinero unos falsos revolucionarios, mientras los trabajadores estamos pasando penurias. Conocemos la industria como nadie, es hora de cambiar el modelo y aceptar la participación obrera”, agregó el secretario ejecutivo de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela (FUTPV), Raúl Parica.
De manera paradójica, Maduro nombró inmediatamente a Pedro Tellechea, presidente de la saqueada PDVSA. Llama la atención que sea un personaje con quien Al Aissami trabajó hombro a hombro el llamado a ser su sucesor. Pocos creen que se trate solamente de una cruzada anticorrupción, en un gobierno en el que el propio Maduro está acusado de graves cargos, como liderar el llamado Cartel de los Soles.
La principal hipótesis de esa cacería es un guiño a los Estados Unidos. Así lo cree, por ejemplo, Julio Londoño, excanciller y decano de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario. “Ha sido un conocido corrupto que ha ocupado todos los cargos. Del círculo de Chávez y luego de Maduro. Se le quitó la visa a Estados Unidos. A Maduro no le conviene, frente a Estados Unidos, tenerlo tan cercano ante las elecciones de 2024”, sostiene.
El gobierno de Biden ha llevado una silenciosa estrategia de acercamiento con el régimen venezolano. Ha levantado algunas sanciones, e incluso The New York Times ha dicho que no descarta la posibilidad de que le levanten el veto al petróleo de este país. La sacada de Tareck Al Aissami es vista como la entrega en bandeja de plata de uno de sus manjares más deseados. “Tareck parecía ser uno de los jugadores que articulaba la dinámica con los regímenes del mundo árabe, turco, persa, era el que ayudaba a Venezuela a evitar el sistema internacional para mover cantidades enormes de dinero”, explica Ronal Rodríguez, líder del proyecto Radar Colombia Venezuela. A ojos del Tío Sam, Al Aissami era el vínculo de Maduro con los regímenes más dictatoriales del mundo. En este espectro, Hezbollah era el grupo con el que más se le señala de tener contactos.
La justicia norteamericana lo tenía entre ojos desde hace tiempo. Fue sancionado por el Departamento del Tesoro y está incluido en sus listas. “El Aissami fue señalado también por autoridades internacionales de facilitar, por ejemplo, la emisión de pasaportes venezolanos a ciudadanos que no eran venezolanos sino ciudadanos del Medio Oriente”, recuerda el periodista Roberto Deniz. Sobre él también pesa una sentencia por narcotráfico de una corte de Manhattan.
Tellechea es un personaje cercano a Colombia. Fue el encargado de restablecer la presencia de Monómeros en el país. También, según el relato del periodista Guillermo Reyes, quien escribió una biografía de Alex Saab, fue el mismo Chávez el que presentó al polémico empresario barranquillero con Tareck. Fue esa cita, que medió Piedad Córdoba, la que llevó a Saab a entrar en el sanedrín del chavismo.
“A partir de ese momento, Alex Saab, un empresario quebrado, por quien nadie daba un peso en Barranquilla, empezó una laboriosa conquista de un gobierno manirroto –también a la deriva– que delegaba en amigos y extraños –sin evaluar experiencia ni responsabilidad– casi todas sus operaciones de supervivencia inmediata”, escribe Reyes en su libro.
Por otro lado, el experto Rodríguez explica que la salida del ministro corresponde a una dinámica que tiene la revolución bolivariana para ejercer el poder. Según él, “Hugo Chávez permitía que sus funcionarios hicieran actos de corrupción, pero cuando alguien quería salirse lo acusaban con esa misma información”.
Así sucedió por ejemplo con quien era su hombre de confianza, el general Rafael Baduel. El militar era tan leal a Chávez que fue quien lo rescató del fallido golpe de Estado de 2002 que lo sacó de la presidencia 48 horas. Pero en 2007, el comandante de las Fuerzas Armadas expresó sus desacuerdos con el gobierno, en medio del referendo con el que Chávez quería asegurar su reelección indefinida. Le costó muy caro. Fue detenido, acusado y sentenciado en 2010 por “sustracción de dinero de las Fuerzas Armadas”. Murió en prisión. Nadie se atreve a especular aún si el otrora todopoderoso Tareck Al Aissami correrá una suerte similar.