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Familiar del papa emérito Benedicto XVI rechaza su herencia; esta es la razón
Tras su fallecimiento, el antiguo secretario del papa emerito, Georg Gänswein, quien además es su actual albacea, emprendió una tarea: buscar los herederos de Ratzinger.
El papa emérito Benedicto XVI, cuyo nombre original era Joseph Aloisius Ratzinger, murió el 31 de diciembre de 2022, a la edad de 95 años, y como él mismo dijera en una carta pública, su vida llevaba años apagándose.
Se trató del pontífice número 265 de la Iglesia católica y el séptimo soberano de la Ciudad del Vaticano, desde el 19 de abril de 2005 hasta su renuncia, el 28 de febrero de 2013.
El primer papa emérito de la historia moderna vivió desde 2013 en el convento de monjas Mater Ecclesiae, a escasos metros de la vivienda del papa Francisco, quien lo reemplazó tras su renuncia.
Y aunque ambos vestían prácticamente igual y ostentaban a la vez el mismo título, guardó silencio y solo se hacía visible cuando salía a caminar por los jardines de El Vaticano, tal como había prometido el 11 de febrero de 2013, al dar un paso al costado.
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Fue el propio papa Francisco quien había anunciado la situación de salud de Benedicto XVI, al señalar durante una audiencia de los miércoles que su predecesor estaba “muy enfermo”.
“Querría pediros a todos vosotros una oración especial para el papa emérito Benedicto XVI, que en silencio está sosteniendo la Iglesia: recordadlo, está muy enfermo, pedimos al Señor que lo consuele y lo sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia hasta el final”, dijo en su momento. Ratzinger recibió la extremaunción ese mismo día.
La herencia
Tras su fallecimiento, el antiguo secretario del papa emerito, Georg Gänswein, quien, además, es su actual albacea emprendió una tarea: la de buscar los herederos de Ratzinger, la cual no ha sido muy fácil y no es porque haya habido dificultades en conseguir a quienes pueden serlo.
La primera situación que debió enfrentar fue que Benedicto XVI no dejó ningún testamento sobre sus propiedades personales y, según la ley vaticana, estas deberían repartirse a sus familiares más cercanos.
En desarrollo de esa tarea, el albacea localizó a cinco ancianos en Alemania. Se trata de primos lejanos, quienes fueron notificados por carta en abril que serían beneficiarios de la herencia.
Sin embargo, una de ellos, una mujer de 88 años, habría rechazado la herencia, según informaciones publicaciones aparecidas en la agencia católica alemana KNA y en Bayerischer Rundfunk.
Martina Holzinger, hija de la mujer, explicó que no están interesadas en aceptarla y la razón es que no quieren heredar también quebraderos de cabeza en los tribunales.
Y es que el papa emérito tiene pendiente una demanda civil en su contra y quien acepte la herencia deberá pagar la eventual indemnización si resultara culpable.
Se trata de un proceso civil en el que Benedicto aceptó participar aunque no estaba obligado, y que pretende determinar si cuando fue arzobispo de Munich a principios de los 80 hizo todo lo posible para impedir que un sacerdote pederasta cometiera abusos varios años después.
En ese proceso también están encausados otros cuatro eclesiásticos. El proceso que se abrió en junio de 2022 en el tribunal de Traunstein (Alemania), está relacionado con el caso de un hombre de 38 años que había sido abusado cuando tenía 11 o 12 años por el sacerdote Peter H.
En el proceso se busca determinar si años antes la arquidiócesis de Munich, Joseph Ratzinger (su arzobispo entre 1979 y principios de 1982) y su sucesor Friedrich Wetter, encubrieron a Peter H., en cuyo caso podrían ser responsables de los abusos que cometió años más tarde.
Aunque el papa emérito pudo haberse negado a defenderse, con lo cual el proceso civil habría concluido inmediatamente, en noviembre, menos de dos meses antes de su fallecimiento, anunció su disponibilidad a declarar en el proceso.
En febrero de 2022, ya había hecho pública y documentado su versión sobre lo ocurrido, según la cual Peter H. llegó a Munich en 1980 desde otra diócesis, para recibir tratamiento psiquiátrico, pero no para trabajar en una parroquia.
“No sabía que fuera un abusador, ni tampoco que ejerciera actividad pastoral en Múnich. No resultan denuncias o acusaciones” contra H. durante los años en los que él estuvo al frente de la arquidiócesis.
Para el próximo 20 de junio está prevista una vista judicial, que ya había sido aplazada una vez debido a la búsqueda de los herederos.
Según el tribunal, si ningún heredero acepta el legado, el procedimiento contra Joseph Ratzinger se cerraría, y solo seguiría adelante la causa contra los otros demandados. Lo más probable es que mientras se resuelve la cuestión de la herencia, se avance con la causa contra los otros implicados.
Entre tanto, la arquidiócesis de Munich y Freising señalaron que se harían cargo de “pagar una indemnización adecuada en reconocimiento del sufrimiento del demandante y a encontrar una solución apropiada para las eventuales reclamaciones por daños y perjuicios”.
De acuerdo con la ley quien acepta la herencia tendrá también que responder eventualmente ante los tribunales con los gastos derivados de las causas pendientes del difunto.
Por ahora, los otros cuatro primos aún no han anunciado su decisión.