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Esta es la historia del hombre “más inteligente de la historia”: tiene un IQ más alto que Einstein o Stephen Hawking
El laureado matemático ha sido ganador de varios premios durante su carrera profesional. Sin embargo, nunca ha sido muy aficionado a ser parte de los reflectores públicos.
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En Australia, hay un hombre cuya inteligencia ha sido medida en los niveles más altos de la historia jamás registrados. Se trata de Terence Tao, un matemático prodigio con un coeficiente intelectual estimado entre 225 y 230, una cifra que lo coloca por encima de los grandes genios de la historia, como Albert Einstein o Stephen Hawking.
Terence Tao, nacido en 1975 en Adelaide, Australia, es considerado uno de los mayores genios matemáticos de la historia. Su habilidad para abordar y resolver problemas matemáticos de altísima complejidad lo ha colocado en la cúspide de las matemáticas contemporáneas, tanto en términos de investigación como de reconocimiento mundial.
Según The New York Times, desde una edad temprana, Tao mostró su extraordinario talento. A los dos años ya enseñaba a otros niños a contar, y a los tres, su madre lo llevaba de la mano a clases universitarias en la cercana Flinders University, ya que no podía asistir de forma convencional a la escuela por su nivel intelectual.
Su infancia estuvo marcada por una continua aceleración en su educación: a los 9 años, comenzó a estudiar cálculo a nivel universitario, y a los 10, ganó la medalla de oro en la Olimpiada Internacional de Matemáticas; un logro que lo consolidó como un prodigio mundial.
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En su tiempo en la escuela secundaria, Tao ya era conocido como un fenómeno, y en la universidad, las instituciones más prestigiosas del mundo empezaban a interesarse por su brillantez. A los 16 años, Terence Tao decidió mudarse a los Estados Unidos para comenzar su doctorado en la Universidad de Princeton.
Aunque su habilidad matemática era sobresaliente, sus primeros años en Princeton fueron desafiantes. En sus primeros días como estudiante de posgrado, Tao se sintió intimidado por los avances de otros estudiantes y por la complejidad de los problemas matemáticos que se le presentaban.
A pesar de su éxito temprano, sus primeras experiencias en el mundo académico fueron marcadas por el fracaso en algunas ocasiones. En una ocasión, un examen oral de matemáticas lo dejó completamente desconcertado, y recordó ese momento como uno de los puntos de inflexión en su carrera, cuando comprendió que el verdadero trabajo consiste en ser capaz de esperar y encontrar los patrones detrás de los problemas.
Pero, fue precisamente su capacidad para superar esas crisis y sus ganas de explorar nuevas áreas de la matemática lo que hizo que Tao se destacara aún más. Su trabajo en el análisis armónico y la teoría de números fue revolucionario. En 2006, con solo 31 años, Tao recibió la Medalla Fields, uno de los premios más prestigiosos en el mundo de las matemáticas, considerado el equivalente al Nobel.
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El teorema de Green-Tao, desarrollado junto a Ben Green de la Universidad de Oxford, fue uno de sus logros más importantes, demostrando que existen progresiones aritméticas de cualquier longitud dentro de los números primos, un problema matemático que había desconcertado a expertos durante siglos. Este descubrimiento abrió nuevos caminos en la investigación matemática y solidificó aún más su reputación mundial como el “Mozart de las matemáticas”, un título que refleja tanto su destreza técnica como la armonía y creatividad de su trabajo.
Además de sus logros académicos, Tao ha hecho contribuciones fundamentales en la investigación de las ecuaciones diferenciales parciales y las aplicaciones matemáticas en la ciencia, especialmente en el modelado del clima y los océanos. Estas áreas, aunque alejadas de la pura teoría matemática, siguen demostrando la amplitud de su genio y su habilidad para conectar distintos campos de estudio.
Según reseña The New York Times, a pesar de su impresionante carrera, Tao ha mantenido una vida personal relativamente tranquila y centrada en su familia. Lejos del estereotipo del genio solitario, él disfruta de su vida en Los Ángeles, donde se dedica tanto a la investigación como a la enseñanza. Se ha caracterizado por su humildad y su disposición a colaborar con otros, algo que lo ha diferenciado de muchos otros grandes matemáticos, que a menudo trabajan de manera aislada.
En la actualidad, sigue siendo una figura clave en el mundo de las matemáticas. Su trabajo ha abierto nuevas direcciones en la investigación matemática, especialmente en campos como la combinatoria aditiva y la teoría de números. Según detalla Men’s Health, a lo largo de su carrera, ha acumulado una impresionante cantidad de premios y distinciones,
Entre ellos destacan el Premio MacArthur en 2007, el Premio Breakthrough en Matemáticas en 2015, y la inclusión en varias academias científicas de prestigio, como la Royal Society y la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. Pero quizás lo más notable de su trayectoria es su capacidad para seguir explorando nuevos territorios en las matemáticas, colaborando con científicos de diferentes disciplinas y buscando siempre el significado más profundo de la realidad que los números describen.