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El Vaticano afirma haber endurecido su política en contra de los abusos sexuales, ¿de qué se trata?
El papa Francisco ha prometido ponerle fin a los casos de violaciones de menores por parte de religiosos.
La Santa Sede se ha visto envuelta en varios escándalos de abuso sexual por parte de sacerdotes y obispos hacia menores de edad durante la última década, además de ser señalada de encubrir este tipo de violencia desde el papado de Juan Pablo II, siendo el pontificado de Francisco uno de los periodos más vertiginosos para la centenaria historia de la iglesia católica.
A sabiendas de la histeria colectiva en la cual la opinión pública le exigía al Vaticano que respondiera por los casos de pederastia, el papa Francisco puso como prioridad este asunto, prometiendo acabar con estos casos dentro de la institución religiosa, además de recobrar la confianza en la iglesia, la cual continúa machada por los casos de abuso sexual que siguen saliendo a la luz.
Por tal motivo, desde el seno de la congregación, el Vaticano ha dado a conocer que la iglesia católica endurecerá su política contra los abusos y el encubrimiento de los mismos, a través de tres objetivos principales que se deliberaron en la Comisión de Menores hace algunos días, indicó El Debate.
¿De qué se trata la nueva hoja de ruta?
Según la Pontificia Comisión para la Protección de los Menores, a cargo del cardenal Sean O’Malley, se actualizaron las “directrices universales dirigidas por el papa” en donde la formación de los miembros de la iglesia, el desarrollo de los puntos para prevenir abusos y la colaboración con las autoridades locales son fundamentales para la mitigación de la pederastia en la iglesia católica.
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Asimismo, la Comisión aseveró que “sólo puede haber un cambio efectivo con la conversión pastoral de los líderes de la Iglesia”, la cual enfatizó en que la institución debe ser la encargada de dar ese primer paso para no afectar la imagen de la iglesia, además de afianzar el voto de confianza de los fieles católicos.
Por otro lado, esta Comisión realizó una encuesta mundial en donde se le preguntó a las personas en qué aspectos debería trabajar la iglesia para construir dichas directrices universales. Como respuesta, el Vaticano recibió más de 300, además de 700 sugerencias, las cuales se han tenido en cuenta para debatir en este tema tan delicado para la iglesia y la sociedad en general.
Tras el trabajo de la Comisión en recopilar y estudiar cada respuesta, se compartió un mensaje de base en donde se reconoció que “Cada día parecen aparecer nuevas pruebas de abusos, así como de encubrimiento y mala gestión por parte de los dirigentes de la Iglesia en todo el mundo. Mientras que algunos casos reciben una gran atención de los medios de comunicación, otros son poco conocidos –si es que se conocen–, lo que deja a muchas personas sufriendo en silencio”.
¿Funcionará esta idea?
Para que este nuevo plan sea efectivo, la Comisión ha pedido gran colaboración desde distintos frentes entre los cuales se cuenta con el apoyo de psicólogos, teólogos, laicos y abogados para así abarcar el problema de fondo y orientar el manejo de los casos de abuso sexual de una manera eficaz basados en la formación de religiosos, el protocolo para prevenir y detectar abusos y la colaboración de las autoridades civiles.
Por tal motivo, se deberán revisar las normas del derecho canónico, así como el conducto regular que se debe implantar contra los autores de estos abusos, por lo cual, en los meses siguientes, se contará con la colaboración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, con el fin de trabajar en estos puntos específicos.
Asimismo, el Colegio Cardenalicio también se verá expuesto a constantes seguimientos para que toda la curia quede bajo estas nuevas normas que permitirán detener los abusos hacia menores de edad, por lo que la Comisión solicitó a los cardenales “que recuerden a las víctimas y a sus familias y que incluyan, como parte de su juramento de fidelidad, el compromiso de permanecer firmes en el honor de los afectados por abusos sexuales, uniéndose a ellos en la búsqueda común de la verdad y la justicia. Todos los obispos y superiores religiosos deberían hacerse eco de este compromiso”.