Espacio
El sexo espacial traería una ‘concepción humana descontrolada’ con resultados impredecibles, según estudio
El informe fue elaborado por un profesor de la Universidad de Cranfield en el Reino Unido
Según investigaciones científicas, en el momento no hay evidencia suficiente para demostrar que sí se podría tener relaciones sexuales en el espacio, ya que representaría una actividad no muy fácil de realizar, incluso se podrían presentar efectos negativos en la práctica sexual fuera de órbita.
Por el momento, la ciencia moderna solo tiene la certeza de que la prolongada permanencia en espacios con baja o nula gravedad pueden generar graves daños en el cuerpo humano, especialmente el sistema cardiovascular, los músculos y estructura esquelética.
El turismo espacial está próximo a normalizarse tras decenas de inscripciones para unas vacaciones en órbita, un objetivo que ha tenido la NASA y compañías como SpaceX del magnate Elon Musk, pese al intento fallido de lanzar al espacio la nave espacial Starship.
De acuerdo con una publicación del portal Xataca, la agencia espacial tendría un gran interés en ampliar sus conocimientos en el campo de la ‘sexología espacial’, estudiando así la posibilidad de diseñar una medida que facilitara el que dos astronautas pudieran sostener relaciones sexuales mientras están en el espacio exterior.
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Según el diario Daily Star, el profesor David Cullen dice que es inevitable que algunos buscadores de emociones intenten unirse al club de las “cien millas de altura”. Sin embargo, esta medida podría traer graves consecuencias de las que el turismo espacial no estaría preparado y que el entorno único de alta radiación del espacio exterior podría introducir mutaciones impredecibles y potencialmente en los espermatozoides individuales a medida que se desarrollan.
Este científico de la Universidad de Cranfield, aseguró que “no es realista suponer que todos los participantes del turismo espacial se abstendrán de actividades sexuales mientras estén expuestos a la microgravedad”, como lo trae Daily Star.
Según el medio británico, el profesor teme que haya una concepción humana descontrolada en el espacio, lo que pondría en riesgo el “emergente sector del turismo espacial”, pese a los pocos estudios que hasta el momento se han realizado sobre tener relaciones sexuales en el espacio.
Se necesitan 74 días para que se produzca esperma en los testículos de un hombre, lo que significa que podría haber complicaciones no solo mientras un turista está en órbita, sino hasta dos meses después.
La formación original del profesor David Cullen fue en bioquímica en la Universidad de East Anglia. Desarrolló un interés en la investigación y el desarrollo de biosensores y tecnología bioanalítica durante su doctorado y estudios posdoctorales en la Universidad de Cambridge.
El autor del estudio fue transferido al Grupo Espacial en la Escuela de Aeroespacial, Transporte y Manufactura de la Universidad de Cranfield, donde ocupa una cátedra en Astrobiología y Biotecnología Espacial.
Es clave señalar que los astronautas, mientras están fuera del planeta, experimentan fuertes cambios hormonales que tienen que ver, entre otras cosas, con la disminución de estrógenos, lo que provoca disminución del deseo sexual.
En ese sentido, Paul Root Wolpe, un extrabajador de la Nasa, le dijo a la cadena internacional Deutsche Welle que es necesario empezar a contemplar ese tipo de experimentos ante la posibilidad de que los vuelos espaciales comiencen a ser más largos.
“Necesitamos saber más sobre la sexualidad en el espacio si nos tomamos en serio los vuelos espaciales de larga duración”, expresó Wolpe a DW.
Sobre cómo sería tener sexo en el espacio, La Sexta trató de describir cómo sería un encuentro de este tipo, sin gravedad. En su relato aclaran que sería bastante difícil, porque las personas flotarían de manera constante, lo que provocaría un esfuerzo adicional y cansancio extra.
Según el artículo del Daily Star, Joseph Tash, profesor del Centro Médico de la Universidad de Kansas, quien ha realizado estudios investigación sobre el tema de la reproducción animal en el espacio aseguró que “si observa la lista de órganos sensibles al daño por radiación, las gónadas, los ovarios y los testículos siempre están entre los dos o tres primeros”.