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El gran secreto nuclear que Irán le escondió al mundo y que Donald Trump habría ignorado
Según se afirma, la República Islámica aún tendría grandes capacidades nucleares, a pesar de lo que se creía en principio.

El reciente ataque aéreo lanzado por Estados Unidos sobre las instalaciones nucleares de Irán marcó un punto de inflexión en la confrontación entre ambos países.
Sin embargo, mientras el Gobierno estadounidense celebra la supuesta destrucción del programa atómico iraní, nuevas imágenes satelitales y evaluaciones de inteligencia sugieren que la República Islámica habría logrado esconder una parte crítica de su arsenal nuclear antes de los bombardeos.
En los días previos al ataque, que incluyó la mayor carga de explosivos lanzada desde la Segunda Guerra Mundial, las cámaras orbitales captaron una intensa actividad en Fordow, uno de los centros neurálgicos del desarrollo nuclear iraní. Decenas de camiones fueron vistos ingresando y saliendo de la montaña donde está enterrado el complejo subterráneo.
Lo que en ese momento parecía una simple evacuación de emergencia, ahora se interpreta como una operación cuidadosamente planificada para trasladar centrifugadoras y uranio altamente enriquecido a otro punto aún más oculto.
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La atención se ha dirigido a una región montañosa situada a unos 145 kilómetros al sur de Fordow, en el corazón de los montes Zagros. Allí se encuentra Kuh-e Kolang Gaz La, una formación rocosa conocida en inglés como Pickaxe Mountain, donde Irán habría estado perforando grandes túneles en secreto durante años.

“Es plausible que Irán haya trasladado centrifugadoras y uranio altamente enriquecido (HEU) a lugares secretos o reforzados antes de los recientes ataques, incluida posiblemente a instalaciones cerca de Pickaxe Mountain”, aseguró al Daily Mail Christoph Bluth, profesor de seguridad internacional en la Universidad de Bradford.
Según analistas, Pickaxe Mountain tendría una infraestructura capaz de albergar una instalación mayor que la de Fordow. Las imágenes satelitales revelan cuatro entradas de túnel, cada una de seis metros de ancho por ocho de alto, y una excavación que podría extenderse más allá de los cien metros de profundidad, superando incluso la protección subterránea de Fordow, que alcanza los 117 metros.
La magnitud del posible traslado ha sido confirmada por Rafael Mariano Grossi, director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), quien señaló que unos 400 kilos de uranio enriquecido fueron transportados en barriles del tamaño de tanques de buceo. Estos podrían haber sido llevados fácilmente por carretera, en un viaje de unas dos horas por la Ruta 7 de Irán.
A pesar de estas señales, el presidente Donald Trump ha sostenido públicamente que el ataque estadounidense eliminó completamente la amenaza nuclear. Según su versión, apoyada por la CIA y la inteligencia israelí, las instalaciones de Fordow, Natanz e Isfahan quedaron destruidas tras el impacto de las bombas antibúnkeres de 30.000 libras utilizadas en el operativo.

“Las salas de centrifugación de Fordow fueron destruidas por las bombas de 30.000 libras que Estados Unidos lanzó”, afirmó el experto David Albright, presidente del Instituto de Ciencia y Seguridad Internacional.
Pero la versión oficial no es unánime dentro del Gobierno. Un informe preliminar clasificado, elaborado por la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), concluyó con “baja confianza” que el impacto de los bombarderos B-2 sobre el programa nuclear iraní habría sido limitado y solo lo retrasó unos meses, abriendo una grieta entre el discurso político y la evaluación técnica.
Otro punto crítico es la falta de cooperación del régimen iraní con los inspectores internacionales. Según fuentes del OIEA, Irán ha eludido responder sobre las actividades en Pickaxe Mountain, donde podría estar construyéndose una nueva sala de enriquecimiento más moderna y profunda que cualquier otra previamente conocida.