Estados Unidos
De ‘Alligator Alcatraz’ a las más temibles cárceles de Donald Trump. Así es la mano dura del presidente contra los migrantes delincuentes
Donald Trump sigue con su estrategia para enfrentar la migración ilegal. No contento con envíar a indocumentados a El Salvador, abrió ‘el Alcatraz de los Caimanes’ y busca recuperar el original.

Las políticas del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, contra los migrantes ilegales en el país siguen en forma de cruzada cuasi religiosa. El mandatario ha demostrado que no le tiembla la mano a la hora de tomar decisiones contra la población indocumentada, a pesar de las polémicas que puedan desatar sus medidas. Esta semana, inauguró en Florida el centro de detención para migrantes ‘Alcatraz de los Caimanes’, en medio de una estrategia aún más agresiva.
Esta no es la primera vez que el mandatario toma medidas sin precedentes para lidiar con los inmigrantes ilegales que están en Estados Unidos, pero es quizás el resultado más palpable. Este complejo, situado en una antigua pista de aterrizaje en los pantanos de Florida, fue transformado en cuestión de días en una “ciudad de tiendas” improvisada y la cual está diseñada para albergar hasta 5.000 personas en proceso de deportación.
El centro penitenciario está en medio de terrenos inundables y áreas de alta presencia de vida silvestre, incluidos caimanes y serpientes, en lo que parece ser una medida de seguridad adicional. Se conoce también que cada cama usada para reclusión de los migrantes tendrá un costo diario estimado de 245 dólares, siendo esta una cifra que cubre logística, alimentación y operación general.
El mismo presidente Trump ha hablado respecto a dicho centro y la presencia de animales peligrosos en él, ironizando incluso sobre la situación y las pocas posibilidades de una fuga. “Las serpientes son rápidas, pero los caimanes (...) vamos a enseñarles cómo escapar de un caimán, ¿vale? Si escapan de la prisión, cómo huir. No corras en línea recta. Corre así. ¿Y sabes qué? Tus posibilidades de huir aumentan aproximadamente un 1 por ciento”, comentó el mandatario republicano en la apertura del centro.
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Si bien se cree que el complejo es una solución temporal mientras se reduce el flujo de inmigrantes detenidos, el mandatario no ha ocultado su emoción por su existencia y se especula que podría funcionar por lo menos lo que resta de su administración, recordando que dentro de sus políticas de campaña prometió la deportación masiva “más grande de la historia de Estados Unidos”, con la cual espera lograr expulsión de al menos un millón de personas del país.
El centro penitenciario ya está recibiendo a los primeros inmigrantes indocumentados, esto a pesar de que varias organizaciones de protección de derechos humanos han demandado la existencia de dicho complejo. Esto no solo por su supuesta inconstitucionalidad, sino también por estar en presuntos terrenos sagrados y protegidos por la ley.
Se estima que hay alrededor de 11 millones de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos. Esta cifra se basa en datos de 2022 y representa aproximadamente el 3,2 por ciento de la población total del país, según el registro del año 2022, el más actualizado del Departamento de Seguridad Nacional (DHS). Pero este centro no es la única estrategia agresiva que mantiene el mandatario para con los inmigrantes ilegales y donde son detenidos.

Soluciones fuera de lo común
Trump también ha atravesado el charco para su cruzada contra la inmigración ilegal en los Estados Unidos. A los que se asegura que son algunos de los indocumentados más peligrosos y condenados por graves delitos cometidos en el país, se les envió rumbo a El Salvador, donde son retenidos en el famoso Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), el cual tiene una capacidad para 40.000 personas y que se trata de la penitenciaría más grande de América Latina y una de las más grandes del mundo.
Pero esta medida no ha estado libre de polémicas, ya que además de haber sido demandada y suspendida en varias ocasiones, se ha denunciado la práctica de torturas contra las personas que llegan al centro penitenciario en El Salvador. Por ejemplo, Kilmar Armando Ábrego García, el migrante que fue deportado por error a El Salvador durante la administración de Donald Trump, habría sido sometido a múltiples abusos físicos y psicológicos durante los casi tres meses que permaneció detenido en el Cecot.
Según denunciaron sus abogados ante un tribunal federal en Maryland, el hombre habría sido “golpeado severamente, privado del sueño y torturado psicológicamente”. El expediente también reseña que apenas llegó a la cárcel, le raparon la cabeza y fue pateado y golpeado repetidamente en el cráneo y los brazos. Las agresiones fueron tan frecuentes e intensas que al día siguiente presentaba “moretones y protuberancias visibles en todo el cuerpo”.
Además, los abogados señalan que Ábrego fue obligado a arrodillarse durante toda una noche junto a otras 20 personas detenidas. “Los guardias golpeaban a quienes colapsaban por el agotamiento”, señala la denuncia. Durante esa misma jornada, a Ábrego se le negó el acceso al baño, lo que lo obligó a ensuciarse en su lugar de reclusión, un hecho que sus representantes legales califican como un acto de humillación deliberada.

De igual manera, según dio a conocer The New York Times, supuestamente Nayib Bukele habría pactado por años la paz con las pandillas a cambio de no generar violencia en las calles. Y este presunto acuerdo corrupto estaba siendo investigado por la justicia estadounidense, gracias a las declaraciones de antiguos líderes de agrupaciones criminales como la MS-13. Pero como parte del acuerdo entre Trump y el mandatario salvadoreño, los antiguos cabecillas fueron enviados de vuelta a su país y la causa quedó prácticamente nula.
La otra curiosa idea del presidente Donald Trump es reabrir la antigua prisión de Alcatraz, cerrada desde 1963, y convertirla en una cárcel de máxima seguridad para los “criminales más peligrosos del país”. El anuncio lo hizo en mayo a través de su red Truth Social, en la que aseguró que el plan ya había sido encomendado al gobierno federal, pero no se han visto más adelantos desde entonces.
Trump justificó la medida como una respuesta contundente al aumento del crimen y a lo que califica como una justicia “débil y politizada”, y a la cual siempre pone a la migración ilegal como uno de los principales causantes de los delitos en el país. Según el mandatario, Alcatraz podría convertirse nuevamente en un símbolo de “ley, orden y justicia” y serviría para enviar un mensaje claro de castigo a delincuentes reincidentes, narcotraficantes y migrantes criminales.
Por ahora, el presidente sigue con sus polémicas medidas para manejar la migración ilegal en los Estados Unidos. Según los números del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por su sigla en inglés), el gobierno del mandatario republicano ha deportado alrededor de 158.000 personas en sus primeros 100 días en el poder, de las cuales unas 65.700 tendrían antecedentes penales.