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Así es como el régimen de Nicolás Maduro busca soluciones desesperadas tras la salida de Chevron de Venezuela. ¿Mira hacia China?

Estados Unidos puso fin a la licencia de la petrolera Chevron para operar en Venezuela. Con esto, a la dictadura de Maduro le queda un hueco gigante en sus finanzas. Ahora, el régimen busca soluciones desesperadas.

31 de mayo de 2025, 4:33 a. m.
Maduro se quedó sin la millonaria licencia petrolera de Chevron. Ahora podría mirar hacia China. En Estados Unidos, Donald Trump mira con preocupación.
Maduro se quedó sin la millonaria licencia petrolera de Chevron. Ahora podría mirar hacia China. En Estados Unidos, Donald Trump mira con preocupación. | Foto: AFP

Una estafa fue lo que le hizo el régimen de Nicolás Maduro al Gobierno del expresidente de los Estados Unidos Joe Biden, cuando este dejó operar a la petrolera Chevron en suelo venezolano, rebajó sanciones y liberó al señalado testaferro del dictador, Álex Saab. Todo esto a cambio de elecciones democráticas en el país. Al final, le robaron las elecciones a Edmundo González, se reprimió y persiguió a la oposición y todo parecía seguir igual. Pero con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, se anticipaba que el petróleo dejaría de fluir tan fácilmente por las venas de la dictadura.

No hubo lobby ni extorsión que valiera. A unos meses de llegar a la Casa Blanca, Trump tomó la medida del retiro de la petrolera de Venezuela. La razón era única, no darle un solo dólar a la dictadura de Maduro. Este supone el golpe económico más fuerte en años para el régimen. Según explicó la congresista estadounidense María Elvira Salazar, “pierden más de 500 millones de dólares al mes, que no solo usaban para oprimir al pueblo y mantenerse en el poder, sino también para exportar terrorismo a través del Tren de Aragua”, aseguró en redes.

Pero no fue un camino fácil, ya que Maduro y su séquito intentaron de todas las formas posibles que Washington no les cerrara el grifo petrolero. Primero intentaron darle un golpe a Trump en uno de sus temas más sensibles, al suspender los vuelos de migrantes ilegales hacia Venezuela. Luego, intentaron presionar mediante las petroleras para hacer lobby en la Casa Blanca. Posteriormente, trataron de negociar con el Gobierno estadounidense y su enviado, Richard Grenell, con quien pactaron la liberación de ciudadanos norteamericanos presos por el régimen.

La petrolera Chevron ha sido el objetivo de las presiones de Estados Unidos sobre el régimen de Venezuela. | Foto: AFP

“Venezuela ha recrudecido sus medidas antidemocráticas. La actitud que ha tenido con líderes opositores ha sido nefasta. Washington está bastante molesto y por eso ve con malos ojos que la licencia se renueve, porque es darle oxígeno al régimen, que finalmente lo que está buscando es dólares para poder seguir sobreviviendo”, le asegura a SEMANA Cristhian Mancera, concejal del Distrito 11 del condado de Miami-Dade, en Florida.

Ahora surge la duda de si fue la decisión correcta, ya que desde varias partes se apunta que las sanciones económicas afectan las finanzas del régimen, pero también golpean a la ciudadanía de pie, lo cual podría terminar generando pobreza y hambre en la población. “Tiene sentido actuar así. Es importante recordar que las licencias otorgadas a Chevron fueron parte de los acuerdos firmados entre el régimen de Maduro, la oposición venezolana y el Gobierno de Estados Unidos. El objetivo era promover elecciones libres, democráticas y el respeto a los derechos humanos. Sin embargo, Maduro no solo incumplió lo pactado, sino que además ejecutó un fraude monumental y desató una de las olas represivas más feroces de la historia reciente en Venezuela, con más de 2.000 personas encarceladas. Entonces, ¿por qué mantener esas licencias si Maduro no ha cumplido su parte del trato?”, dice Julio Borges, expresidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, al ser consultado por SEMANA.

El oro negro es clave para el régimen, por eso tiene tanto dolor por el fin de la licencia de Chevron, las sanciones para el petróleo venezolano y las amenazas de aranceles para aquellos países que negocien crudo con la dictadura de Miraflores. Por ello, ahora el régimen busca soluciones en otras partes del mundo para mantener el flujo de dinero entrando constantemente hacia Caracas.

Presidente Donald Trump. | Foto: AP

Desde algunas de las alas más conservadoras del Partido Republicano, pedían a Donald Trump no cancelar totalmente la licencia de Chevron por miedo a un enemigo que consideran mucho más importante para los intereses de Washington: China. Se conoce que ya Venezuela exporta una cantidad importante de petróleo hacia China y, con una llamada ‘flota fantasma’ o con buques de bandera de Malasia, está llevando el crudo hacia Asia para evadir las sanciones estadounidenses. Además, por cuenta de los altos aranceles que impuso Estados Unidos al Gobierno de Xi Jinping, pagar 25 % más por el petróleo venezolano por cuenta de los impuestos de Washington hacia el crudo venezolano es una ganga para Pekín, que tiene aranceles de más del 100 % por cuenta del Gobierno Trump.

“A Venezuela no la va a detener nadie. A quien le hacen daño es a Chevron. Venezuela va a seguir su camino en el campo petrolero, produciendo y llevando el producto venezolano al mercado internacional, que lo tenemos garantizado”, manifestó Maduro. El régimen le debe cientos de millones de dólares a China y la manera para pagarlos está siendo con petróleo en oferta.

“China ya participa en la industria petrolera venezolana desde hace muchos años. Venezuela le debe miles de millones de dólares, y China ha venido cobrando esa deuda en petróleo, explotando directamente campos venezolanos. Pekín ha dejado claro que no tiene interés en ampliar su participación ni en hacer nuevas inversiones. De hecho, Venezuela ni siquiera figura en el reciente plan de inversiones chinas para América Latina. Lo único que le interesa a China es que le paguen lo que le deben”, asegura Borges en SEMANA.

Por eso mismo es que Maduro y su séquito han mostrado su desespero en poder ampliar la licencia de Chevron. Además, porque desde hace meses venía apuntalando un mayor control de parte de su círculo en la estatal petrolera PDVSA, donde encargó su dirección a su vicepresidenta, Delcy Rodríguez, quitándoles incluso participación a los militares. Se cree que con estas medidas, y si no fluye la operación de crudo, podría generar aún más grietas desde dentro de la dictadura.

Estación de servicio de Chevron.
Estación de servicio de Chevron. | Foto: Getty Images via AFP

El peor escenario

A pesar de los duros mensajes que ha enviado Donald Trump y su Gobierno contra el régimen de Nicolás Maduro, el mandatario republicano también es conocido por su pragmatismo y sobreponer los intereses de Estados Unidos por encima de los del resto del mundo. Es por ello que en los venezolanos hay miedo de que Washington haga oídos sordos a las violaciones de derechos humanos de la dictadura a cambio de que Caracas no amplíe su cooperación con China y reciba a todos los migrantes que la Casa Blanca quiere deportar.

Unos días antes de que venciera la licencia de Chevron, el enviado del presidente en Venezuela, Richard Grenell, aseguró que “Trump ha sido muy claro en que no quiere hacer un cambio en Venezuela, sino en cumplir lo mejor para Estados Unidos y aquello que es mejor para los estadounidenses”, esto mencionado en el pódcast de Steve Bannon, Bannon’s War Room, donde dijo que el líder republicano solo tiene la intención de impedir que China continúe comprando el petróleo venezolano.

Y aunque parece que Trump cambió de opinión, altamente influenciado por su secretario de Estado, Marco Rubio, la posibilidad tampoco parece algo descabellado, puesto que siempre ha priorizado sus ataques hacia el gobierno de Xi Jinping por encima de cualquier otra de sus acciones y medidas en política internacional. Por ahora, la realidad es que Maduro se ha quedado sin quien le compre su petróleo de momento, un golpe que puede ser clave en una cruzada contra el régimen. Y a pesar de que todo parece una victoria en la lucha contra la dictadura, toda la situación podría cambiar en cualquier momento.