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¿A punto de divorciarse? El príncipe Alberto de Mónaco tiene que pedir cita para ver a su esposa Charlene en su nueva residencia

La princesa se fue del principado, lo que reaviva viejos rumores de que este es un matrimonio por conveniencia en el que ella ya cumplió su parte: darle un heredero al trono al soberano.

Redacción Semana
25 de agosto de 2023
Alberto y Charlene de Mónaco.
La actitud por lo general adusta y triste de Charlene nunca ha logrado silenciar los rumores de que su matrimonio con Alberto no es feliz. | Foto: NurPhoto via Getty Images

En su más reciente aparición en público, que tuvo lugar durante el tradicional baile de la Cruz Roja, en julio pasado, los príncipes de Mónaco se veían incómodos el uno con el otro, de acuerdo con las revistas francesas del corazón, las cuales los cuentan en la lista de sus personajes favoritos en materia de chismorreo.

Pero ello no hizo suponer a nadie en ese momento que todo acabaría en un nuevo distanciamiento de la pareja, que ya estuvo sin verse largo tiempo, luego de que ella permaneciera largos meses en su natal Sudáfrica, a causa de una infección delicada.

Alberto y Charlene de Mónaco.
La última aparición de los príncipe en público fue en el baile de la Cruz Roja en Mónaco, durante el cual se veían incómodos el uno con el otro, según testigos. | Foto: Getty Images

De acuerdo con The Times, de Londres, basado en medios alemanes y franceses, Charlene ahora vive en Suiza, donde ve a su esposo “solo por cita”.

Varios cronistas afirman que esto se veía venir, ya que, después la gala de la Cruz Roja, se habían vuelto muy espaciadas las apariciones de la pareja en público.

Otra señal de que algo fuera de lo normal sucede es que la cuenta de Instagram de la princesa fue desactivada el pasado jueves.

“Ellos se turnan la atención de los niños”, aseguró la revista alemana Bild, basada en dichos de una fuente anónima, refiriéndose a los gemelos Jacques, heredero al trono, y Gabriella, de 8 años.

En cuanto a Suiza, no ha resultado nada extraño que Charlene lo haya escogido como país de residencia, pues siempre ha mostrado predilección por todo lo de allí.

Alberto y Charlene de Mónaco.
Los príncipes con sus hijos, Jacques y Gabriella, en los recientes festejos por los 100 años del príncipe Raniniero III. | Foto: Getty Images

Desde su compromiso con el príncipe, eligió a Akris como su casa de modas de cabecera. Más recientemente, estuvo allí completando el tratamiento médico para la infección que la alejó de Mónaco por tiempo prolongado.

Tampoco son para nada nuevas las historias de crisis entre la pareja, sino que, más bien, los esposos nunca se han librado de los chismes de que hay algo extraño en su matrimonio.

Cuando se casaron, en 2011, medios serios como L’Express, de París informaron que, horas antes, ella había tratado de huir del principado a través de Niza, donde hombres de su esposo la interceptaron y la hicieron volver para la boda.

El escándalo costó el puesto al jefe del gabinete de Alberto II, Laurent Anselmi, y sobre todo a Claude Palmero, destituido sin contemplaciones por parte del soberano el 6 de junio.
Alberto enfrenta un grave escándalo de corrupción que involucra a miembros de su círculo más cercano. | Foto: Icon Sport via Getty Images

En ese momento, se aseguró que todo se debió a que la nadadora descubrió que Alberto había concebido un hijo con otra mujer, una versión que, para muchos, encaja perfectamente en la trayectoria de Alberto, quien fue un playboy en su juventud y reconoció a dos hijos que fueron fruto de esas aventuras.

Más recientemente, al menos dos veces han vuelto a saltar a las primeras planas los rumores de hijos fuera del matrimonio, incluido el de una brasileña que apareció diciendo que tenía un niño del príncipe.

Las malas lenguas han comentado siempre que este es un matrimonio de fachada y que Alberto habría mantenido a Charlene a su lado, a punta de dinero.

Es más, ha circulado la versión de que hay un trato entre los dos, en virtud del cual ella quedaría libre una vez le diera un heredero al trono a su esposo.

Lograr que Charlene se quedara ha incluido además instalar a su familia en Mónaco, incluido su hermano Gareth Wittstock, de quien se dice también que ha acaparado mucho poder en el principado de la Costa Azul.

Asimismo, han sido frecuentes los chismes de la poca simpatía que ha logrado despertar Charlene en Mónaco. Por ejemplo, no se ha preocupado por hablar francés, la lengua oficial del lugar, lo cual ha sido suficiente para que los súbditos de su marido no se sientan desairados.

Las revistas francesas han asegurado que la orgullosa sociedad monegasca nunca ha dejado de verla como una extranjera y sin “pedigrí”.

Sus relaciones con la familia de su esposo tampoco se han librado de comentarios adversos. Particularmente, luego de tener una buena relación; ella y la princesa Carolina, hermana de Alberto, terminaron en malos términos, de modo que procuran no alternar en actos públicos.

A ese respecto, se ha dicho también que Charlene vive molesta con la influencia que Carolina logró ejercer en su hijos durante los largos meses que estuvo ausente de Mónaco.

Para colmo, Alberto se encuentra en su peor momento como gobernante de Mónaco, debido a una investigación por corrupción que ha conmovido al país, ya que involucra a cuatro personas que conformaban, hace solo unos meses, su círculo de confianza más cercano.