Opinión
¿Qué pasaría si empezáramos a ver la tecnología como una responsabilidad?
La innovación no es un lujo de las grandes corporaciones, sino la única estrategia de supervivencia en un mundo que cambia más rápidamente que nuestras regulaciones, empresas y capacidad de asimilación.

Un mito peligroso nos ha vendido la idea de que el futuro es un destino al que llegamos. Que basta con esperar el avance de la tecnología, con adaptarnos, con ‘ver qué pasa’; que la sostenibilidad es un compromiso para las próximas generaciones, y que la innovación es para los genios iluminados de Silicon Valley. Pero la realidad es otra: el futuro no es una línea recta, sino una construcción colectiva que está ocurriendo ahora mismo. Y no estamos avanzando lo suficientemente rápido.
Vivimos en un mundo en el que los algoritmos deciden si somos sujetos de crédito, donde las fintech están democratizando las inversiones y el dinero ya no es solo papel, sino código. Sin embargo, seguimos atrapados en debates obsoletos sobre qué significa ser un banco o un cliente y qué significa la ‘seguridad financiera’. Seguimos midiendo la rentabilidad con métricas que ignoran el impacto ambiental, diseñando productos para consumidores que ya no existen y confiando en modelos de negocio que no resisten el escrutinio de una sociedad que exige más.
¿Qué pasaría si dejáramos de pensar en la tecnología como una herramienta para el crecimiento y empezáramos a verla como una responsabilidad?
Si entendiéramos que cada decisión –cada línea de código, transacción o inversión– puede regenerar o destruir. Que la innovación no es un lujo de las grandes corporaciones, sino la única estrategia de supervivencia en un mundo que cambia más rápidamente que nuestras regulaciones, empresas y capacidad de asimilación.
Lo más leído
Los negocios que aún creen que la sostenibilidad es un nice to have desaparecerán. Lo mismo aquellos que piensan que la tecnología financiera no necesita ética. Porque el futuro, repito, no nos espera: lo construimos con visión y coraje o alguien más lo hará por nosotros. Y la pregunta es: ¿queremos ser los arquitectos de un sistema financiero regenerativo, accesible y sin fricciones, o simplemente espectadores de su colapso?
Por: Natalia Jiménez Aristizabal, CEO Lulo X.