Opinión

Hablar ahora para no enfermar

En Colombia sigue siendo un mito pedir ayuda cuando se tiene un problema de salud mental. En el país, las dolencias mentales y emocionales son socialmente más duras de afrontar que las físicas.

Marisol Pabon
25 de febrero de 2025, 4:05 p. m.
El estigma y la discriminación a las personas con problemas de salud mental siguen arraigados en la cultura colombiana.
El estigma y la discriminación a las personas con problemas de salud mental siguen arraigados en la cultura colombiana. | Foto: Getty Images

Uno de los factores que más afecta la salud mental y emocional es el miedo a pedir ayuda. Según una encuesta realizada en 2023 por el Ministerio de Salud, en colaboración con el Centro Nacional de Consultoría, el 69,9 por ciento de las personas que reconocieron tener algún problema de salud mental en Colombia no buscaron atención; lo que significa que, aproximadamente, 7 de cada 10 personas con este tipo de trastornos no reciben la ayuda que necesitan. Tener en cuenta este panorama es fundamental si queremos mejorar la salud integral de los colombianos.

Así mismo, la repercusión del malestar mental y emocional en la salud física es objeto de varios estudios. La revista Psychosomatic Medicine ha revelado que el estrés crónico es capaz de aumentar la inflamación en el cuerpo, algo que puede contribuir al desarrollo de enfermedades crónicas como la diabetes y el cáncer.

Cáncer como consecuencia de emociones y pensamientos dañinos callados por años. De esto sí que puedo compartirles. En noviembre de 2013, me diagnosticaron cáncer de colon. Mi hijo mayor tenía 10 años y mi segundo hijo era un bebe de 1 año.

En el transcurso de los tratamientos pude pasar muchas horas de reflexión, comprendiendo que esa enfermedad y todo lo que implica (quimioterapias, radioterapias, colostomía, trombosis, cirugías, etc.) eran solo un ‘hasta aquí llego’ y que mi cuerpo estaba pidiendo ayuda a gritos por tantos años de silencio y resentimiento.

Antes del cáncer, había sufrido de depresión y ansiedad. Fueron tiempos muy duros: pasaba largas horas analizando por qué me había ocurrido todo lo que me pasó cuando era niña, sentía rabia y dolor; pensaba que me iba a morir en cualquier momento; imaginaba que a mis hijos podría sucederles lo mismo que a mí, y eso me aterraba. Le tenía miedo a todo (todo es todo). Me sentía perseguida y lo peor es que no pedía ayuda porque me sentía juzgada.

¿Han escuchado frases como ‘¡deje la bobada!’, ‘es pura falta de oficio’ o ‘¡no sea floja!’? Yo las escuché todas, algo que me confirmaba que era mejor callar y hacerme la fuerte, mientras mi cuerpo recibía todo ese impacto y enfermaba paulatina y silenciosamente.

Yo, que he vivido dolencias físicas, mentales y emocionales, les puedo decir que, sin duda, socialmente son más duras de afrontar las mentales y emocionales que las físicas.

¿Dónde radica la diferencia? El cáncer no se juzga ni se etiqueta, se considera real y no se asocia con debilidad. Decir ‘me siento mal porque tengo cáncer’ es válido, te incapacita y te hace ver fuerte cuando lo enfrentas. Decir ‘me siento mal porque tengo miedo’ no solo no es válido, sino que puede llegar hasta a invalidar a la persona que lo comunica y hacerla ver frágil.

Con toda honestidad debo confesar que mi amor profundo por el trabajo, la mujer y el bienestar integral no es más que el deseo ferviente de lograr que cada vez menos personas vivan lo que yo viví.

Hoy, después de 12 años de estudiar juiciosamente, tengo el privilegio de vivir en propósito, en la dirección de tres organizaciones que trabajan por mejorar el bienestar físico, mental y emocional de todo aquel que lo necesita.

Por todo lo anterior, es importante visibilizar la importancia de hablar de estos temas, normalizar el hecho de pedir apoyo y poner al alcance de todas las herramientas adecuadas para superar cualquier dificultad, como lo hacemos en el Women Economic Forum Colombia de la mano de nuestra guía Harbeen Arora Rai, fundadora del WEF en el mundo.

Para mis lectoras...

Las animo a:

• Expresarse

• Desahogarse

• Llorar cuando lo necesiten: en la debilidad también se encuentra fortaleza.

• Asumir conversaciones necesarias desde el respeto y la responsabilidad.

• Priorizarse, ser feliz es la única forma de proporcionar felicidad, no se puede dar de lo que no se tiene.

• Escuchar cada emoción, seguramente cada una de ellas tiene un aprendizaje que es necesario.

• Valorarse y valorar

• Cuidarse como un templo sagrado en el que se obran milagros.

• Dedicar tiempo para accionar y descansar.

• Disfrutar el aquí y ahora, el único momento presente.

Y, sobre todo, las invito a:

Hablar ahora para no enfermar para siempre.

*Por Marisol Pabón, Top 10 Colombia Trainer Coach en PNL y presidenta de WEF Colombia LATAM 2025.

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