
Especial Facturación y nómina electrónica: ¿qué tanto hemos avanzado?
La facturación y la nómina electrónica ya son parte esencial del sistema tributario. Sin embargo, su implementación aún deja retos para miles de microempresas que enfrentan barreras tecnológicas, operativas y económicas. Análisis.
Colombia avanza con decisión en la digitalización de su sistema tributario. La implementación de la facturación y la nómina electrónica no solo ha dejado de ser una novedad: hoy es un proceso estructural en la estrategia de formalización y control fiscal. Y aunque los datos oficiales muestran una adopción masiva y un impacto positivo en la trazabilidad de la economía, para buena parte del sector productivo —especialmente las micro y pequeñas empresas— la transformación ha sido más compleja de lo que muestran las cifras.
La Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) califica el balance como “altamente positivo”. Actualmente, más de 1,4 millones de responsables están habilitados como facturadores electrónicos en el país. Cada día se validan, en promedio, 32 millones de facturas electrónicas, con picos que han alcanzado hasta 43 millones de documentos en una sola jornada.


“Cada vez más colombianos entienden los beneficios de exigir factura electrónica”: director (e) de la DIAN
Luis Eduardo Llinás, director general encargado de la DIAN, destacó los avances en la adopción de esta medida, sus beneficios para el sistema tributario y los retos para garantizar que todos los colombianos la utilicen.
El avance también es notorio en el caso de la nómina electrónica. Más de 427.500 empleadores han reportado 343 millones de documentos a la entidad. Este sistema ha mejorado la trazabilidad y calidad de la información laboral, facilitando procesos tanto para las empresas como para la administración pública.
“La facturación electrónica tiene un rol fundamental en la transformación digital del sistema tributario”, señalaron desde la DIAN. Además, destacaron el papel activo y creciente de los consumidores, quienes exigen factura electrónica para acceder a beneficios tributarios, como la deducción del 1 % en adquisiciones, hasta un tope de 240 UVT para personas naturales declarantes de renta.
Una transformación desigual
Pero detrás del progreso hay alertas. Para muchas micro y pequeñas empresas (mipymes), la adopción del sistema ha significado mucho más que una transición tecnológica: ha sido una carrera contra el reloj, con dificultades de conectividad, acceso a herramientas digitales y falta de capacitación contable y financiera.
“La implementación ha sido desigual. Las mipymes en zonas rurales o con baja digitalización han tenido que asumir costos elevados en software, soporte técnico y licencias, lo cual afecta directamente su operación diaria”, advirtió Rodolfo Correa, presidente ejecutivo de ACOPI Nacional.


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El gremio señaló que la rigidez de los plazos y la falta de medidas diferenciadas han hecho que para muchas pequeñas unidades productivas esta formalización digital no sea una oportunidad, sino una carga.
Ante este panorama, ACOPI propuso una política pública con enfoque territorial que incluya subsidios para adquisición de tecnología, capacitaciones gratuitas y asistencia personalizada a través de cámaras de comercio, gremios y entidades del Estado. “La digitalización tributaria debe ser una herramienta para la inclusión productiva, no un obstáculo para la supervivencia empresarial”, enfatizó Correa.


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La DIAN, por su parte, reconoció que uno de los principales retos ha sido el acceso tecnológico. Sin embargo, insistió en que el proceso es más sencillo de lo que muchos creen. Para facilitarlo, la entidad ofrece una plataforma gratuita de facturación electrónica, que actualmente utilizan más de 461 mil facturadores. Este servicio incluye un certificado digital sin costo y permite generar, validar y transmitir documentos desde cualquier lugar, incluso desde dispositivos móviles.
“Seguimos mejorando esta herramienta para que cualquier tipo de comercio, sin importar su tamaño o ubicación, pueda integrarse al sistema”, afirmaron desde la DIAN. Adicionalmente se han realizado varias jornadas de capacitación, visitas territoriales y mesas de trabajo con gremios para reducir la resistencia al cambio y socializar los beneficios del nuevo modelo.


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Uno de esos beneficios es el acceso al factoring electrónico a través del Registro de Facturas Electrónicas como Título Valor – RADIAN. Esta plataforma permite a los empresarios registrar y negociar sus facturas como si fueran títulos valores, y así obtener liquidez inmediata sin acudir a créditos bancarios.
Cerca de 43 mil facturadores ya están habilitados en RADIAN, pero desde la DIAN considera clave su masificación: “Queremos que más empresarios comprendan que esto no solo es una obligación fiscal, sino una herramienta real de financiación”.
La carga operativa que inquieta a los contadores
A pesar de los avances, los expertos en contabilidad también alertan sobre aspectos que aún deben ajustarse. Carlos Giovanni Rodríguez, miembro de la Comisión Tributaria del Instituto Nacional de Contadores Públicos (INCP), sostuvo que si bien los documentos electrónicos han contribuido a combatir la evasión, han generado una mayor carga operativa para los contadores.
“Muchos anexos técnicos solicitan información innecesaria o no están alineados con los requerimientos reales de la DIAN. Además, las conciliaciones entre la contabilidad, la nómina y los reportes electrónicos complejizan el día a día del profesional contable”, aseguró Rodríguez.
Por esto, propusieron ajustes para hacer más sencillo y claro el sistema digital tributario. Entre ellos, actualizar los anexos técnicos para incluir situaciones comunes que enfrentan las empresas, como los contratos de colaboración. También sugirieron permitir correcciones antes de que se genere el acuse de recibo, sin tener que emitir una nota crédito. Además de reorganizar el reporte de nómina para que refleje de forma más fiel pagos como vacaciones, cesantías y dotaciones. Y, finalmente, definir con claridad cómo deben reportarse los aprendices del SENA y ciertos gastos que hoy pueden duplicarse en los registros.


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“Los sistemas electrónicos deben facilitar la gestión empresarial y no convertirse en una carga innecesaria. Se requiere una simplificación real del ecosistema digital tributario”, concluyó Rodríguez.
La DIAN mantiene una agenda pública y permanente de capacitaciones disponibles en su portal web. Sin embargo, desde el sector empresarial insistieron en que más allá de la formación se necesitan políticas que entiendan las particularidades de las empresas más pequeñas y vulnerables. Ahora el reto será garantizar que todos —sin importar el tamaño de su negocio o su ubicación geográfica— puedan hacer parte de esta transformación sin quedarse atrás.