Infraestructura

Un Canal para las próximas generaciones

La adjudicación, preconstrucción, obras y operación del megaproyecto de restauración ambiental del Canal del Dique tomará 14 años y siete meses. Solo la fase constructiva, con grandes intervenciones como las esclusas de Puerto Badel y Calamar (Bolívar), tardará 51 meses.

Redacción Semana
21 de agosto de 2023
Garantizar la navegabilidad del canal es uno de los objetivos del proyecto.
Garantizar la navegabilidad del canal es uno de los objetivos del proyecto. | Foto: Guillermo Torres/SEMANA

Los viejos anhelos de recuperar el degradado Canal del Dique -un ecosistema que por décadas ha facilitado la conexión del río Magdalena con Cartagena- y de tener control sobre las aguas de las ciénagas para evitar inundaciones de municipios enteros, comenzó a tomar forma en diciembre de 2022 con la adjudicación de un megaproyecto con visión a más de un siglo que, por un lado, promete una ambiciosa restauración ambiental de 435.000 hectáreas. Y, por el otro, le apunta al desarrollo de complejas obras hidráulicas sin antecedente en Colombia de la mano de las comunidades para controlar futuras inundaciones y crear un blindaje contra el inminente cambio climático.

Como lo explica Carlos Rosado, directivo de Sacyr (la compañía que ejecutará el proyecto), son 3,2 billones de pesos los que se invertirán para saldar una deuda ambiental e histórica que se ha reflejado en afectaciones como, por ejemplo, el exceso de sedimentos que por años han llegado a la bahía de Cartagena. “Además de recuperar la bahía, buscamos mantener la navegabilidad del canal de 115 kilómetros. Queremos demostrar que la inversión ambiental es rentable”, afirma.

Carlos Rosado, directivo de Sacyr, conversando con una de las comunidades que se beneficará del proyecto.
Carlos Rosado, directivo de Sacyr, conversando con una de las comunidades que se beneficará del proyecto. | Foto: Guillermo Torres/SEMANA

La ejecución de este proyecto, cuya acta de inicio se firmó con la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) el primero de junio de este año, involucrará a 19 municipios de tres departamentos del Caribe (Atlántico, Bolívar y Sucre) y a 1,5 millones de habitantes de la región.

Las tres fases del megaproyecto

Preconstrucción (18 meses)

La etapa de preconstrucción, que comenzó el 1 de junio de 2023 con la firma del acta de inicio, durará hasta junio del 2024. Durante ese periodo de 18 meses, como lo explica el concesionario Ecosistemas del Dique, deberán adelantarse tareas como: diseñar las obras y efectuar trámites sociales, ambientales y prediales; hacer el plan de dragados para garantizar la navegabilidad del Canal; realizar la firma del contrato de ingeniería, compras y construcción; dejar listo el cierre financiero; afinar procesos de consulta previa; avanzar en la socialización del proyecto; hacer efectiva la recepción de quejas, reclamos e inquietudes; construir oficinas de atención al usuario y; alistar un Plan de Responsabilidad Social Corporativa.

Como parte de la preconstrucción, la compañía también tendrá la responsabilidad de hacer mantenimientos preventivos de los diques actuales y emitir alertas tempranas para notificar a las autoridades ante eventuales inundaciones.

“Primero, no va a haber una máquina de construcción sino hasta dentro de 18 meses. En la etapa de preconstrucción vamos a estar recorriendo los municipios para explicar este proyecto. En seis años, cuando se terminen las obras, es que se mitigarán los riesgos de inundación”, precisa Rosado.

Construcción (4 años y 3 meses)

La fase de construcción se distribuirá en 14 unidades funcionales y tardará cuatro años y tres meses. Es decir, hasta el año 2028 se verán materializadas importantes obras como las esclusas de Calamar y Puerto Badel (las dos en Bolívar) para controlar caudales de agua y sedimentos.

Así mismo, esta etapa contempla intervenciones cruciales como mejorar la conexión de las ciénagas con el Canal; la operación y mantenimiento de la unidad funcional 0 (dragado y navegabilidad del Canal); la construcción del Complejo Calamar, que involucra hacer compuertas para controlar el caudal y las inundaciones y la ejecución del complejo Puerto Badel (que controlará el ingreso de sedimentos a la bahía de Cartagena).

En esta fase también se tiene programada la puesta en marcha de un vertedero de control, que tendrá tres compuertas de 20 metros cada una, una esclusa de navegación, un pasaje para peces y obras complementarias; las ampliaciones del Canal y la protección de sus orillas; siete complejos de ciénagas; y, finalmente, la realización de 29 obras para optimizar el sistema de ciénagas como, por ejemplo, reboses, cierre de caños existentes, puentes, diques, entre otras.

“En el recorrido del Canal, un grupo de obras complementarias buscan regular el agua entre todas las ciénagas que componen su entorno”, asegurá Rosado, quien reiteró que “a partir de la entrada en operación del sistema, que se hará con inteligencia artificial -dado que es un proyecto adaptado al cambio climático- controlaremos condiciones que se presentan en el día a día y así mitigar el riesgo de inundación en diferentes municipios”.

Operación y mantenimiento del proyecto (9 años)

Se espera que termine en el año 2037. En esta fase será fundamental no solo el control de las inundaciones, sino la preservación de la navegabilidad en los 115 kilómetros del Canal.

Terminar de manera exitosa las obras será fundamental para asegurar recursos hídricos que permitan a los habitantes de la región del Canal realizar, por muchas décadas más, actividades económicas esenciales como la pesca, la ganadería, la agricultura. Además, de este proyecto también dependerá que se garantice un adecuado suministro de agua potable.

Se espera que la restauración de los ecosistemas del Canal del Dique cambie la vida de las comunidades aledañas.
Se espera que la restauración de los ecosistemas del Canal del Dique cambie la vida de las comunidades aledañas. | Foto: Guillermo Torres/SEMANA

A largo plazo, todo el sistema de obras del Canal será definitivo no solo para controlar el paso de sedimentos y las inundaciones, sino para tener a raya la intrusión salina (por un probable aumento en el nivel del mar en los próximos 100 años) y contener eventuales incrementos en los caudales del río Magdalena en las décadas venideras. Esto, sin duda, será crucial para proteger la vida de las próximas generaciones que habiten los municipios y poblados vecinos del Canal.