Cultura
La nueva guardia: un semillero de niños melómanos en Cali
Dos veces a la semana, durante 40 minutos, un grupo de niñas y niños de distintas regiones del país se conectan para oír historias sobre la salsa, escuchar canciones y aprender de los mismos artistas sobre este género musical que protagoniza la vida cultural de la capital del Valle del Cauca.
Durante el 2020 sólo el 12.5 por ciento de los niños en la región del Pacífico colombiano, entre 5 y 11 años, asistieron a cursos o talleres en áreas artísticas y culturales. En todo el país esa cifra llegó apenas al 16.5 por ciento. Esta estadística registrada por el Dane en la Encuesta de Consumo Cultural refleja los efectos del encierro por la pandemia y el cambio de hábitos. Ver televisión, videos o escuchar música se convirtieron en las actividades culturales que más se realizan en los hogares hoy en día.
“Es una cifra escandalizante”, comenta Stephania López, gestora cultural en la ciudad de Cali y una de las creadoras del proyecto Salsa Sin Miseria. Por eso decidió actuar y crear un semillero de niños melómanos al que bautizó: La nueva guardia.
“Mi papá siempre asoció la salsa con todo lo que estaba pasando a mi alrededor”, recuerda López, quien se acercó a este género musical a través de juegos, recetas y anécdotas. “Si queríamos hablar de un primo o tío que se había ido a Estados Unidos, me contaba cómo había empezado la salsa en Nueva York”.
Por eso López pensó un proyecto en donde los niños pudieran acercarse desde lo cotidiano a las salsa y encontró apoyo en la Secretaría de Cultura de la Gobernación del Valle. En junio del año pasado pusieron en marcha esta idea y ya son 20 melomanitos los que se reúnen dos veces a la semana durante 40 minutos. “Buscamos que aprecien la música a través de la estimulación infantil. Una cosa es la teoría y los datos, pero siempre terminamos dibujando, haciendo alguna manualidad, bailando o disfrazándonos”.
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Valentina Henao es una de las integrantes de este semillero. Al finalizar su jornada escolar se conecta a las sesiones con su abuela, Astrid Jurado. “La salsa la llevamos en la sangre. Me gusta que Valentina conozca sobre las raíces, porque para llegar a lo que tenemos hoy en día hubo un proceso”, cuenta Jurado.
Por su parte Valentina se muestra entusiasta con el semillero y todo lo que ha aprendido gracias a él. “Lo que más me ha gustado de las clases es que nos presentan artistas”. En el próximo encuentro conocerá al cantante Jasón Mina de la Orquesta Calibre, famosa por el éxito salsero Charrupi.
En las sesiones también han participado artistas como Alfredo de la Fe, bailarines profesionales, pianistas e instrumentistas salseros. “Descubrí que todos los niños sabían que era Cali Pachanguero y conocían el Grupo Niche, entonces pudimos hacer una clase con sus integrantes”, recuerda López. Para Jurado estos encuentros resultan siendo momentos inspiradores. “Me encanta cuando hay artistas y les muestran los instrumentos, les cuentan su historia, cómo les interesó la salsa y cuáles fueron sus primeros pasos”.
En la pasada Feria de Cali el semillero tuvo un espacio en el encuentro de Melómanos y Coleccionista. Allí se realiza simultáneamente el evento infantil y juvenil Melomanitos: Herederos de la Tradición, en el que participan más de 40 niños en compañía de sus familias, vecinos y amigos para compartir melodías salseras.
“Presenté la canción Llorarás de Óscar de León, Parte de Mi Vida de Leo Herrera y Bum Bum”, recuerda Valentina. Para llegar a presentarse en la feria, López realizó tres sesiones en las que el grupo se conoció y pudieron interactuar con los LP´s. “La idea es que ellos aprendan a ser amigables y cuidadosos con los discos, porque son una generación que accede a todo con un clic”, comenta López, quien aclara que en realidad se trata de un tema de memoria histórica. “El coleccionismo es muy importante, cada disco cuenta una historia”.
El semillero tiene un enfoque de género porque dentro de la investigación que se ha adelantado en Salsa Sin Miseria se encontró que las mujeres siempre han estado en la salsa, solo que no han sido visibles. “Cuando hablamos de la Fania ya todos saben quién es La Lupe o Celia Cruz”, dice López y añade que la salsa es una herramienta para poder transmitir el conocimiento.
El semillero abrió cupos para un nuevo ciclo que inicia el 7 abril, al cual se podrán inscribir niños y niñas de todo el país. Los nuevos integrantes tendrán la posibilidad de seguir conociendo, entre otras cosas, sobre la historia del pasito cañandonga, cómo eran las fiestas agua e’ lulo, por qué se habla tanto de comida en las canciones y qué elementos de la naturaleza se encuentran en la salsa.
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