Comercio internacional

Lo produce Francia y se consigue hasta en la tienda de la esquina: este producto llegó a Colombia con 7.000 toneladas en 2024

Ha conquistado la mesa colombiana con sabor, calidad y sostenibilidad. Su importación genera unos 1.600 empleos.

10 de abril de 2025, 8:28 p. m.
La calidad europea y la agricultura responsable ganan espacio en las estanterías colombianas.
La calidad europea y la agricultura responsable ganan espacio en las estanterías colombianas. | Foto: Adobe Stock

En Colombia se podría comer una fruta distinta cada uno de los 365 días del año. El país cuenta con una diversidad frutal extraordinaria, gracias a sus pisos térmicos y microclimas. Sin embargo, entre tantas frutas nativas, la manzana sigue siendo una de las más apetecidas, aunque no es precisamente su fuerte. Su producción nacional es limitada y se concentra en algunas regiones específicas, como Boyacá; por eso, buena parte del consumo se abastece con importaciones.

Entre los países que más manzanas envían a Colombia, Francia ocupa un lugar especial. Solo en el último año, más de 6.800 toneladas de manzanas francesas —entre ellas, Granny Smith, Gala y Pink Lady— llegaron a los hogares colombianos. Esta fruta, originaria de Asia Central, pero ampliamente cultivada en climas templados, ha encontrado un espacio en la mesa local gracias a su versatilidad, durabilidad y sabor.

Actualmente, Colombia importa cerca de 100 mil toneladas de manzana al año. Chile lidera el mercado con una participación del 60 %, seguido por Estados Unidos y Francia, cuyo volumen de exportación crece de forma constante. La manzana francesa, en particular, ha logrado posicionarse no solo por su calidad, sino también por las prácticas sostenibles que acompañan su producción.

Al ser un país tropical, Colombia tiene condiciones limitadas para producir manzanas a gran escala. La producción nacional es pequeña, se realiza en zonas como Boyacá, Cundinamarca y Nariño, y está enfocada en variedades criollas adaptadas al clima. En cambio, las manzanas importadas provienen de regiones con estaciones marcadas y temperaturas más bajas, lo que permite un desarrollo más uniforme del fruto.

Frutas con identidad

Cada origen ofrece particularidades. La manzana chilena es muy comercial y se caracteriza por su textura firme y precios competitivos. La estadounidense suele tener mayor tamaño y una vida útil más prolongada. La francesa, por su parte, es reconocida por su equilibrio entre dulzor y acidez, y por estar sujeta a rigurosos controles de calidad y trazabilidad.

Además, Francia ha innovado en técnicas de agricultura sostenible. Muchas de sus manzanas cuentan con certificaciones medioambientales que garantizan un bajo uso de pesticidas, respeto por los ecosistemas y una producción socialmente responsable. Este enfoque ha calado entre los consumidores que buscan productos con valor agregado.

Una alianza entre productores extranjeros e importadores colombianos sostiene la alta demanda de manzanas y genera más de 1.600 empleos en el país. El vínculo comercial entre Colombia y Francia lleva más de 40 años, aunque desde 2020 el intercambio agrícola ha cobrado dinamismo. Mientras Francia exporta manzanas, Colombia envía frutas exóticas como banano y uchuva.

Para potenciar ese intercambio, Interfel (la asociación interprofesional de frutas y hortalizas frescas de Francia) y la Unión Europea organizaron recientemente en Bogotá el primer Seminario de Profesionales 2025. Allí se conectaron 14 empresas importadoras colombianas con exportadores franceses para concretar nuevos acuerdos, muchos de ellos enfocados en fortalecer la presencia de la manzana gala en el país.

Anualmente Francia produce 1, 45 millones toneladas de manzanas.
Anualmente, Francia produce 1,45 millones toneladas de manzanas. | Foto: Adobe Stock

“La manzana es parte de la tradición francesa. Llevamos exportando manzanas desde los años sesenta. Al comienzo fue en Oriente Medio, luego llegaron a Asia, a Hong Kong y Singapur. En los últimos años hemos abierto mercados en Tailandia, Vietnam y ahora en América del Sur”, aseguró Daniel Soares, director internacional de Interfel.

Los importadores colombianos están confiando en la manzana francesa porque se produce con menos productos fitosanitarios, que controlan plagas y enfermedades, pero pueden afectar la salud y el medioambiente. La terroir, en español la tierra, permite que nuestras frutas tengan la mejor calidad, ese es nuestro secreto”, apuntó.

Impacto en las regiones

“Francia es el país europeo que más manzanas exporta a Colombia y, a nivel global, se ubica como el cuarto mayor proveedor de esta fruta para el mercado colombiano”, explicó Jackson Melo, presidente de la Asociación Nacional de Importadores de Frutas Frescas (Asifrut).

Señaló que la manzana francesa se ha convertido en un producto esencial para las familias colombianas gracias a su excelente relación entre calidad y precio.

Bogotá, Medellín y las zonas costeras del país concentran los mayores niveles de consumo. En estas regiones, Asifrut lidera campañas para que los consumidores identifiquen la fruta gala en tiendas y supermercados, una estrategia que busca educar al consumidor y promover el reconocimiento del origen.

Con más de 30 años en el país, Asifrut importa el 80 % de las frutas que llegan a Colombia. Melo recordó que su padre, junto con otros tres pioneros, introdujo la manzana tras un viaje internacional.

“Desde que nació Asifrut comenzamos a traer manzanas desde Francia, aunque en ese momento la importación era en pequeña escala. Ahora, es uno de los principales países proveedores de manzanas prémium, que destacan por su excelente calidad y presentación”, afirmó.

A Colombia se importan más de 6 mil toneladas de manzanas francesas cada año.
A Colombia se importan más de 6 mil toneladas de manzanas francesas cada año. | Foto: Getty Images

La producción nacional también tiene su lugar. Boyacá sigue siendo la cuna principal del cultivo de manzana en Colombia, con municipios como Nuevo Colón, Tuta y Tibaná dedicados al cultivo de variedades como Anna y Winter Banana. Esta producción es de menor escala, pero representa una apuesta valiosa por mantener viva una tradición agrícola.

“La importación de manzanas francesas busca complementar la producción nacional y no sustituirla, porque las manzanas importadas son esenciales para suplir la demanda tan alta”, aclaró Melo.

Añadió que esta dinámica fortalece el desarrollo regional: las diez empresas adscritas a Asifrut generan más de 900 empleos directos. Además, cerca de 700 familias trabajan en plazas de mercado, centrales de abasto y supermercados, beneficiándose indirectamente del comercio frutal.

En un país que presume tener más de 433 frutas nativas comestibles, la manzana sigue ganando terreno. No compite, convive. Y mientras los mercados locales impulsan el cultivo y consumo de frutas ancestrales, las importaciones permiten disfrutar otras variedades que complementan la oferta. Entre lo local y lo global, el paladar colombiano sigue ampliando su horizonte.

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