Especial Región Caribe
Entre islas flotantes y montañas. Conozca tres destinos únicos del Caribe colombiano
Tres rincones que maravillan con su biodiversidad, tradiciones y paisajes. Un viaje para reencontrarse consigo mismo y con la naturaleza.
Nabusimake, Cesar
Este es uno de los pueblos indígenas más antiguos de Colombia. Ofrece vivir una experiencia espiritual, cultural y comunitaria a través de un intercambio con los arhuacos para conocer su forma de vida, participar en sus actividades, asistir a sus ceremonias espirituales y participar en rituales para equilibrar y armonizar la relación entre cuerpo y alma. Es una de las zonas más biodiversas del mundo, en inmediaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, montañosa y alta, a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar.
¿Qué visitar?
- El Pueblo de Nabusimake, el centro de la vida arahuaca, de viviendas hechas en palma, madera y caña flecha, y calles de tierra.
- Rutas por la Sierra Nevada de Santa Marta: el pueblo es el punto de partida para los senderos de cascadas, riachuelos y bosques de niebla.
- Miradores naturales: vistas panorámicas de las montañas y valles que rodean la sierra.
- Para comer: sancocho arahuaco y guarapo.
- Para quedarse: en cabañas comunitarias o en los ecohoteles y hostales de La Cuchilla o el Parque Nacional Natural Sierra Nevada de Santa Marta.
- Para no perderse: los talleres para hacer mochilas arhuacas.
La Nueva Venecia, Magdalena
A 40 minutos de Santa Marta, en el municipio de Ciénaga, se encuentra esta comunidad creada por pescadores sobre un ecosistema de islas flotantes de la Ciénaga Grande de Santa Marta. Es un refugio de aves migratorias como la garza morena, el pato cuervo, el flamenco del caribe y los chorlos, que vienen de Estados Unidos y Canadá.
¿Qué hacer?
Tendencias
- Paseo en bote por los canales: a bordo de pequeñas embarcaciones y entre casas flotantes levantadas entre pilones sobre la ciénaga.
- Un día de pesca con los locales: con métodos tradicionales como el boliche, una red circular.
- Para comer: pescado frito, arepa de huevo y guarapo de caña.
- Para quedarse: casas de familia y ecohospedajes.
- Para no perderse: sus manglares, que son el ecosistema donde habitan moluscos, crustáceos, el mico cariblanco, ratones silvestres, manatíes, nutrias, iguanas.
Usiacurí, Atlántico
A una hora de Barranquilla, este municipio es conocido como el Pesebre del Atlántico por sus casas de colores construidas sobre una topografía irregular, y sus murales que rescatan su fauna, cultura y tradición; y la Ciudad de los Sapos, una leyenda según la cual un hombre enamorado de una joven del pueblo que no le correspondía, le dio un brebaje de hierbas para atraer su amor, pero el hechizo salió mal y se convirtió en sapo. Hoy, este reptil es símbolo de la localidad, y se representa en esculturas y artesanías de palma de Iraca.
¿Qué hacer?
- El parque El Mirador: una vista hermosa de la arquitectura y del megamural de techo más grande de Colombia.
- Recorrido de murales: 16.000 metros cuadrados de techos, 57.000 metros cuadrados de fachadas, 1.000 casas y 200 metros cuadrados de arte urbano en escaleras y calles con arte que exaltan la flora, la fauna y la riqueza religiosa, cultural y arquitectónica local.
- Termales de Usiacurí: famosos por sus propiedades terapéuticas.
- Parque Natural de los Sapos: para caminatas ecológicas y disfrutar de la biodiversidad.
- Centro Artesanal Corina Urueta: con artesanías de iraca y sombreros de palma.
- Para quedarse: los hoteles Termales Usiacurí y Ankua Eco Hotel.
- Para comer: sancocho de pescado, bollos de mazorca y jugo de corozo.
- Para no perderse: la ruta por los cultivos de girasoles Gira Entre soles, en abril.