PANDEMIA

“Uno se ahoga. No hay aire. Es una tortura”: Lady Noriega cuenta el dolor que sintió al ser extubada

La artista asegura que no sabe qué es más duro: si tener que ser sometida a respiración artificial o salir de ese proceso. “No le deseo eso a nadie”, asegura. La exitosa cantante se recuperó del coronavirus tras una semana en cuidados intensivos.

23 de mayo de 2021
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La artista estuvo una semana en cuidados intensivos y lleva más de un mes en recuperación. Su historia tiene un final feliz. | Foto: Andrés Reina/ Esteban Vega

La narración de Lady Noriega sobre lo que sintió durante los días que estuvo crítica por cuenta del coronavirus es impactante. La reconocida actriz, que interpretó a Pepita en “Pasión de Gavilanes”, le narró a SEMANA con detalles lo que vivió en esos días en que sintió que estaba casi al otro lado de la vida.

La actriz contrajo la covid-19 a comienzos de abril y empezó a sentirla un sábado que fue a trotar y le dolió la cabeza. Ese día se automedicó y siguió como si nada. El domingo el dolor no se fue y el lunes se convirtió en insoportable. Tras ir a urgencias, los médicos confirmaron que tenía covid-19.

Lady estuvo con tratamiento en casa una semana, pero un día a las 3 de la mañana dejó de respirar bien. Y decidió irse a urgencias. “Estaba ahogándome. Me ponen una cánula de flujo que era la peor sensación que yo había vivido hasta este momento. Es como si uno sacara la cabeza por un avión que va a toda”.

Para ella, ese sentimiento ha sido uno de los más incómodos que ha tenido en su vida. “Es como un puño caliente que entra por las vías respiratorias y yo solo gritaba: “¡Quítenmelo! ¡No soy capaz!”. El médico me explicó que si no la toleraba me podría agravar mucho y duré tres días intentando respirar así”.

La actriz intentó estar bien con la cánula por tres días, pero la situación se complicó. “El médico me advirtió que estaba mal, pues estaba saturando 43. Me explicó que la cosa era muy grave porque podía perder el conocimiento y tener muerte cerebral en cinco minutos, y que por eso debía intubarme”, dice.

Lady cuenta que quedó en shock cuando escuchó ese diagnóstico. “Y ahí él me dijo quizá lo más duro: que debía llamar a mi esposo para despedirme. Ese día, el 17 de abril, estábamos de aniversario”, relata.

Lo que siguió de allí fue aún más difícil. Su familia se reunió en una videollamada para desearle suerte, pero ella sintió ya que esta tirando la toalla. Se sintió más muerte que viva y comenzó a pedirle a Dios que la ayudara.

Todos los días que estuvo intubada, la actriz permaneció sedada e inconsciente. Sin embargo, en un momento dado se levantó y vio que sus brazos estaban amarrados a la cama y que no podía moverse. Un médico le explicó después, cuando ya estaba fuera de peligro, que hacen eso con todos los pacientes porque la impresión de ver el tubo adentro del cuerpo es tan grande que muchos intentan arrancárselo.

Cuando le anunciaron que finalmente su cuerpo le está ganando la batalla al virus y que iba a ser extubada, la actriz vivió otro calvario. “A este punto no puedo decir qué es peor si que te digan que te van a intubar o cuando te despiertan”, asegura.

“Me acuerdo de mi esposo, me cogía las manos, se notaba que había llorado mucho. Y me decía: lo lograste, de aquí en adelante todo será mejor. Me explicó que extubarme era muy duro y que me calmara”, cuenta.

Lo que vino después fue “horrible”. El proceso para sacar el tubo del cuerpo es muy impresionante y doloroso. “Cuando comienzan a sacar esa sonda, la sensación es horrorosa”.

“Uno tiene el estómago vacío, en mi caso una semana sin comer nada. Me dijeron que iba a sentir ganas de toser, pero que eso era bueno. Cuando empezaron a mover eso sentía que me ahogaba. No paraba de toser, pero sentía que me estaba atrapando la garganta. En un momento me dijeron que de pronto iba a vomitar. Y vomité muchísimo. Nunca entendí de dónde. Realmente es una tortura y yo no le deseo eso a nadie”, recuerda la actriz.

Lady estuvo una semana más en la clínica y lleva 20 días de recuperación. Los médicos le dicen que ha logrado en ese tiempo lo que otros pacientes en dos o seis meses. Asegura que no tiene palabras para agradecer las oraciones y los buenos deseos que le han enviado miles de colombianos. Y que siente en el alma cada mensaje que ha recibido de personas que padecen un gran dolor por la covid, pues han perdido un familiar o tienen a alguien batallando en una unidad de cuidados intensivos. Asegura que en este mal momento vio también lo más grandioso de la humanidad, el amor y la entrega de miles de personas que luchan contra la enfermedad y que la apoyaron en este tiempo difícil.