TELEVISIÓN
Así es 'The Morning Show', la serie sobre el MeToo con la que Apple TV le quiere competir a Netflix y a Disney +
Apple lanzó su canal de streaming con una serie que retrata el impacto del acoso sexual en las cadenas de televisión norteamericanas. Basada en casos reales como el de Matt Lauer, la crítica la ha aclamado.
Por estos días están de moda las películas y series sobre el fenómeno del MeToo. Primero vino la serie The Loudest Voice in the Room, que narra los detalles sobre cómo Roger Ailes, el gran jefe de la cadena Fox, interpretado por Russell Crowe, cayó estrepitosamente por acusaciones de acoso sexual. Luego llegó la película El escándalo, en cuyo elenco están Nicole Kidman, Charlize Theron y Margot Robbie en los papeles de las víctimas de Ailes.
Ahora le llegó el turno a The Morning Show, la producción que Apple ha usado de gancho para conseguir suscriptores de su nueva plataforma AppleTV+ y competir con Netflix. Como estrategia de mercadeo, ofrecerá su servicio de streaming gratuitamente durante un año, para después cobrar cinco dólares mensuales.
En esta nueva aventura, Apple ha manifestado que va por calidad y no por cantidad, de modo que, al menos por ahora, tiene muchos menos títulos que sus contrincantes. En todo caso, invirtió en las dos primeras temporadas de la serie al menos 300 millones de dólares. Se rumora que Jennifer Aniston y Reese Witherspoon, las protagonistas principales –y también productoras de la serie– ganan un millón de dólares por episodio.
Sus diálogos parecen tan reales como las mentiras, negociaciones y puñaladas en la espalda: el pan de cada día de cualquier negocio mediático que lucha por sobrevivir en un mundo tan competido.
Todo indica que la compañía de la manzana ha tenido éxito. Al cierre de la temporada, en diciembre, la serie había recibido ovaciones de los críticos por las actuaciones de Jennifer Aniston, Reese Witherspoon y Steve Carell.
De los tres, Aniston se ha robado el show al dejar atrás interpretaciones de niña buena y graciosa como Rachel, que le abrió la fama en la serie Friends. En el regreso a los seriados, la actriz ha logrado interpretar con realismo a un personaje complejo como el de una presentadora dominante que en cuestión de segundos pasa de tener berrinches insoportables a ser la reina que todos aman en la televisión. De hecho, el fin de semana pasado la reconocieron con el premio SAG, entregado por el sindicato de actores.
En este caso el personaje de Carell no está basado en Roger Ailes, famoso internacionalmente por haber creado el fenómeno de Fox News, sino en Matt Lauer, el presentador más popular de la televisión norteamericana.
Matt Lauer, la leyenda de la televisión norteamericana
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Los realizadores de la serie lo niegan. Pero resulta obvio que el personaje de Mitch Kessler (Steve Carell) está basado en Matt Lauer (abajo), despedido del programa Today por acoso sexual. Incluso escogieron a Carell por su parecido.
Lauer, una leyenda en vida, llevaba 15 años conduciendo el programa Today, de la cadena NBC, que acompañaba a desayunar a millones de personas. En ese país, a diferencia de Colombia, la televisión matutina tiene más audiencia que la radio.
Pero todo se vino abajo en noviembre de 2017, cuando la compañera de trabajo de Lauer, Savannah Guthrie, anunció en vivo, en medio de la tristeza y el asombro, que la cadena había removido a Lauer de su puesto por denuncias de conductas sexuales impropias.
La guionista de la serie, Kerry Ehrin, ha dicho que no se basa en una sino en muchas historias de personajes con poder que abusaron sexualmente de sus subalternas.
“Estamos sorprendidas y aún procesando la información”, dijo Guthrie. Más tarde darían un paso al frente otras mujeres para denunciarlo por abusos y violaciones. Una de ellas manifestó que en una oportunidad el presentador usó un botón escondido en su escritorio para cerrar la puerta de su oficina, en donde la acorraló para abusar sexualmente de ella.
La historia en Apple TV+
La serie de Apple curiosamente comienza cuando Alex Levy (Aniston), copresentadora del programa The Morning Show, anuncia que su compañero de set Mitch Kessler (Carell) ha sido despedido del canal, denunciado por acoso sexual. Levy se siente traicionada por su amigo, y temerosa de sostener sobre sus hombros el show para evitar un colapso en audiencia.
Kessler, por su parte, niega todo argumentando que, aunque se trató de relaciones extramaritales, fueron consentidas. En la trama queda claro que Kessler también disponía de un botón para cerrar su oficina, tal y como sucedía con muchas personalidades reales de los medios televisivos.
Además de eso, Bradley Jackson, el personaje de Reese Witherspoon, bien podría estar basada en Megyn Kelly. Se trata de una periodista de campo que aboga por revelar la verdad a toda costa. Ella eventualmente reemplaza a Kessler como presentadora y quiere llegar al fondo del caso, a pesar de que le puede costar el puesto. Así le sucedió en la vida real a Kelly, quien arriesgó su carrera en Fox para denunciar a Roger Ailes, su jefe.
A pesar de esa similitud y de que entre Carell y Lauer hay un parecido indiscutible, la guionista de la serie, Kerry Ehrin, ha dicho que no se basa en una sino en muchas historias de personajes con poder que abusaron sexualmente de sus subalternas. Como Charlie Rose, quien salió del programa matutino de CBS, competencia del de Lauer. “No se trata sobre él; es una amalgama de muchas personas que han caído en desgracia en la industria de los medios”, dijo Carell en una entrevista sobre cómo se había inspirado para su personaje.
El personaje de Megyn Kelly también está presente en la serie. Así como ella, otras mujeres del programa arriesgaron su puesto por denunciar el acoso sexual.
En un comienzo solo querían levantar el velo de lo que sucedía en estos programas. Para eso Ehrin se basó en Top of the Morning, de Brian Stelter, un libro que expone la competencia por el rating entre los programas matutinos Today de NBC y Good Morning America de ABC.
En medio del camino, sin embargo, el diario The New York Times explotó la bomba de Harvey Weinstein que dio vida al movimiento Me Too. Ehrin, Witherspoon y Aniston sintieron la necesidad de incluir el tema.
La serie, no obstante, aborda el acoso sexual de forma tangencial, y se enfoca más en explorar qué tanto sabían los directivos de estos acosos y si los consintieron, así como las consecuencias que generaron estas denuncias para los acusados.
Al tema del acoso se suman otros ingredientes como la rivalidad entre los presentadores, el manejo de los hilos de poder en las cadenas de televisión y la investigación por conocer la verdad.
Kessler, igual que Lauer, perdió su puesto –por el que ganaba 20 millones al año– y a su esposa, quien decidió abandonarlo ante el escándalo y quedarse con su casa en Los Hamptons. En la serie, tal como habrían dicho muchos de los protagonistas reales de estos acosos, Kessler dice: “Soy tan inocente como cualquier hombre heterosexual de 50 años. El único problema es que eso es ilegal por estos días”.
Diálogos como este evidencian que Ehrin quería mostrar la complejidad del tema. En efecto, no solo pone el foco sobre esa visión de Kessler que no entiende cuándo el mundo cambió. También en el de las mujeres aguerridas que tuvieron la fuerza para denunciarlos. “Me fascinaba el concepto de una persona con tanto poder y que estuvo tan protegida en esa burbuja por mucho tiempo. Kessler estaba tan protegido... al punto que no podía entender que hacía algo malo”, dice la guionista.
Esto, más otros ingredientes como la rivalidad entre los presentadores, el manejo de los hilos de poder en las cadenas de televisión y la investigación por conocer la verdad a toda costa hacen de este drama de diez capítulos una joya de la televisión.
Muchos aspectos del programa pertenecen a la ficción. Pero sus diálogos parecen tan reales como las mentiras, negociaciones y puñaladas en la espalda: el pan de cada día de cualquier negocio mediático que lucha por sobrevivir en un mundo tan competido. Con la segunda temporada ya aprobada, los televidentes solo esperan que la serie mantenga su nivel y pruebe, como dice Apple, que lo importante no es la cantidad, sino la calidad.