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“Sin trabajo, sin rumbo y aburrida”: Malala, en portada de la revista Vogue

La joven revela las encrucijadas de su vida tras graduarse de la Universidad de Oxford y ganar el Nobel de Paz. No todo es activismo, pues confiesa sentir “pánico existencial”.

2 de junio de 2021
La joven de 23 años es conocida por su activismo temprano a favor de los derechos civiles y, en especial, la educación de las niñas en Pakistán
La joven de 23 años es conocida por su activismo temprano a favor de los derechos civiles y, en especial, la educación de las niñas en Pakistán | Foto: Getty Images for EIF & XQ

Vogue, considerada la revista de moda más influyente a nivel mundial, tendrá este mes en la portada de su edición británica a la premio nobel pakistaní Malala Yousafzai.

La joven de 23 años es conocida por su activismo temprano a favor de los derechos civiles y, en especial, la educación de las niñas en Pakistán, pero en la entrevista concedida a la publicación muestra una cara desconocida al tocar incluso temas mundanos como sus dudas sobre si debería o no vivir con sus padres.

Malala, quien en 2014 se convirtió en la persona más joven en ganar el Premio Nobel de Paz, con apenas 17 años, habla en Vogue sobre las encrucijadas de su propia vida. Ahora con 23 años y graduada de la Universidad de Oxford, la pakistaní reflexiona sobre el mundo que dejó atrás y sus planes para el futuro.

La entrevista fue revelada este mismo martes y en ella se leen varias reflexiones de la joven sobre su fe y creencias. Por ejemplo, dice que el pañuelo con que cubre su cabeza es mucho más que su religión. “Es un símbolo cultural para nosotros los pastunes, por lo que representa de dónde vengo. Y las niñas musulmanas o pastunes o paquistaníes, cuando tenemos nuestra vestimenta tradicional, se nos considera oprimidas, o sin voz, o viviendo bajo el patriarcado. Quiero decirles a todos que pueden tener su propia voz dentro de su cultura, y que pueden tener igualdad en su cultura”.

Ese es, justamente, el mensaje que Malala ha impartido en todo el mundo durante la última década. Cuando tenía 11 años, la joven vivía en el Valle de Swat en Pakistán bajo el gobierno talibán, que prohibió a todas las niñas asistir a la escuela.

Cuando tenía 15 años, en el año 2012, un sujeto armado se subió a un bus en que la menor se transportaba de regreso a su casa desde la escuela. El hombre la identificó entre los pasajeros y le disparó tres veces.

Por la gravedad de sus heridas y para proteger su vida, días después fue trasladada desde su natal Pakistán hasta el Hospital Reina Isabel de la ciudad de Birmingham, en Inglaterra, donde fue sometida a una cirugía reconstructiva.

Tras recibir el implante de una placa de titanio y una prótesis auditiva en la cóclea, Malala pudo regresar a clases, pero desde entonces asistió a una escuela secundaria en Gran Bretaña.

Volver al colegio me hace muy feliz. Mi sueño es que todos los niños en el mundo puedan ir a la escuela porque es su derecho básico”, dijo en marzo de 2013 a la prensa, cuando empezó a ganar notoriedad internacional.

El episodio de su atentado fue narrado en su autobiografía, Yo soy Malala, éxito de ventas en todo el mundo en el año 2013, lo que le permitió iniciar a la edad de 15 años el Fondo Malala, que la ha llevado por varios territorios haciendo campaña por causas como la liberación un grupo de jóvenes estudiantes secuestradas por el grupo terrorista Boko Haram en Nigeria, en mayo de 2014.

La joven Malala revela las encrucijadas de su vida tras graduarse de la Universidad de Oxford y ganar el Nobel de Paz. No todo es activismo, pues confiesa sentir “pánico existencial”.
La joven Malala revela las encrucijadas de su vida tras graduarse de la Universidad de Oxford y ganar el Nobel de Paz. No todo es activismo, pues confiesa sentir “pánico existencial”. | Foto: Getty Images for Massachusetts C

Además del Nobel de Paz, ha ganado otros reconocimientos y coleccionado una decena de nominaciones y homenajes, como el Premio Nacional por la Paz, en 2011; el Premio Simone de Beauvoir, en 2013; el Premio Unicef, además del Premio Clinton Ciudadano Global por la Fundación Clinton, Estados Unidos, entre otros.

Sin embargo, hoy en día Malala confiesa ser una graduada de 23 años con planes de viajes y un año sabático que fueron frustrados por la pandemia de coronavirus.

Además, reveló a Vogue que sigue viviendo con sus padres, juega mucho al famoso videojuego Among Us en su habitación y, mientras se embarca en su vida adulta, se pregunta constantemente: “¿Qué sigue para la joven más famosa del mundo cuando termina la universidad?

Esta incertidumbre le genera un “pánico existencial”. Según cuenta, se siente miembro de “la clase Covid de 2020: sin trabajo, sin rumbo y aburrida”, y pese a que se comprometió a continuar su trabajo con la Fundación Malala, aún tiene grandes encrucijadas en su vida. ¿Debería buscar trabajo? ¿Solicitar una maestría? ¿Viajar al extranjero? Mientras tanto, dice que duerme, disfruta de los platos que prepara su madre, lee mucho y se desplaza por la fatalidad.