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¿Quién es la monja colombiana que podría ser beatificada por el papa León XIV?
La hermana que fue misionera por más de 10 años.

El papa León XIV, sucesor del papa Francisco, seguirá con el proceso de beatificaciones y uno de ellos toca a Colombia, pues aprobó un decreto que reconoce las virtudes y a convertirlos en personas dignas de veneración como es el caso de la hermana Inés.
Inés Arango Velásquez fue una religiosa colombiana, quien hizo parte de las Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia, que se convirtió en misionera por más de 10 años para la educación católica.
La monja y el obispo Alejandro Labaka fueron asesinados en julio en 1987 en la selva amazónica ecuatoriana por los indígenas, al llegar como misioneros, defender la Amazonía y ofrecerse sin importar si perdían la vida.
Según un reportaje del programa Los informantes, Inés Arango nació el 6 de abril de 1937 en Medellín, a los 17 años se ordenó y a los 22 emitió los votos perpetuos, lo que significa que decidió vivir en castidad, pobreza y obediencia.
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Cecilia, la hermana, fue la invitada en el reportaje en donde respondió a las preguntas de la presentadora y periodista María Elvira Arango y afirmó que “la vocación es un regalo de Dios”, por lo que Inés decidió ser misionera.
“El que pone la semilla en la persona es Dios mismo, pero también necesita la colaboración de la persona. Pero, es un motor interno que no se puede explicar”, añadió la hermana, haciendo referencia a que es algo que se siente e impulsa a tomar las decisiones y acciones.
Arango decidió irse a Aguarico, un municipio de Ecuador, lugar en el que asumió un rol fundamental, y se entremezclaron sabiendo el riesgo que corrían al ingresar en ese proyecto, donde la Iglesia católica quería intervenir por tensiones sociales que se habían empezado a sentir.
La misión de Inés en el país ecuatoriano era evangelizar y atender las necesidades de los indígenas, en uno de los lugares más alejados de la civilización y no le importaba morir.

“La vida religiosa se hizo para eso, para servirle a los demás y no así mismo”, comentó Cecilia, refiriéndose a la labor que realizó su hermana y la felicidad que sentía por ayudar.
Finalmente, se cumplió lo que Inés quería: “Si muero, me voy feliz. No busco fama ni nombre. Siempre con todos”, pues prefería fallecer entre los indígenas y así fue. La encontraron descalza, con la túnica destrozada y 21 agujeros en el cuerpo.