Entrevista

Natalia Sanint: “A la gente le gusta más que uno se muestre flaco”. La popular humorista se confiesa en SEMANA

La reconocida artista llega al teatro con su obra ‘Tengo 40′, un divertido relato sobre los desafíos de esa edad. En SEMANA confiesa cómo una dura crisis económica la llevó al humor y por qué decidió transformar radicalmente su figura.

Redacción Gente
17 de agosto de 2024
Natalia Sanint | Foto: Cortesía Martha González

SEMANA: ¿Cómo nació Tengo 40 y esa idea de burlarse de las mujeres en esa edad?

Natalia Sanint: Realmente, es hablar de lo que nos pasa a las mujeres y a los hombres cuando cumplimos 40, porque no es cierto eso de que los 40 son los nuevos 20. A los 20 uno no se despertaba como niño chiquito en la madrugada a orinar. Todo nació cuando cumplí 40 años en enero. Dije: voy a hacer un show sobre esto. Tenía mucho miedo de estar en una tarima, en teatro, porque yo he sido una mujer de radio siempre. Tenía como el síndrome de impostora, creía que no sería capaz.

SEMANA: ¿Qué es lo más difícil de llegar a los 40?

N.S.: Uy, muchas cosas. Uno empieza a quedarse calvo. Te salen entradas en la cabeza, pero en otras partes te salen pelos. Entonces, digo yo, ¿por qué ahora está saliendo pelo por ahí? Y bien negros, juemadre. Además, todas esas canas. Yo sé que ahora está muy de moda que uno use las canas o que se vea lo más natural posible, pero a mí no me gusta. Dios bendito, esas son cosas que se me han hecho difíciles de los 40, que uno ya se empieza a ver diferente.

Natalia Sanint habla de cómo está la relación con su esposo.
Natalia Sanint pasó por MasterChef. | Foto: Instagram: @natasanint_

SEMANA: ¿Cómo llegó el humor a su vida?

N.S.: Siempre he sido muy graciosa, desde pequeña. Tenía como mis tiros de chistes y eso es por mi papá, que es un hombre muy carismático y gracioso, muy irónico. Y, además, mi mami siempre ha sido contadora de historias graciosas. Ella te puede tener horas sentado escuchando cuando se conoció con mi papá o cuando me estaba pariendo en el Lorencita Villegas de Santos. Y viéndolos a ellos en las rumbas, se volvían muy divertidos. Entonces, creo que ahí empezó como el humor a nacer. Hoy pienso que no es una cosa que se aprende, es un don, uno que Dios me dio.

SEMANA: ¿Y cómo lo convirtió en un oficio? Una cosa es ser el chistoso del salón, y otra cosa, que uno funde un proyecto de vida desde el humor.

N.S.: Hacer humor surgió de la necesidad de poder pagar arriendo y comer. Porque en Villavicencio, donde crecí, en un momento mi papá se quedó sin trabajo, se accidentó. “Natalia, toca que nos ayude”, me dijeron. Entonces, surgió una oportunidad en una radio, Ondas del Meta, donde tenían un programa de humor, Chubasco, en el que se hacían imitaciones. Y yo cantaba como Shakira en ese momento, que era mi único talento a los 16 años. Me fue bien y en un momento me empezaron a pagar 20.000. Buenísimo, dije. Me pagaban y se los daba a mi mami para ayudar en la casa.

SEMANA: ¿Por qué no hay más mujeres humoristas? ¿Es difícil abrirse paso en ese medio?

N.S.: Conozco a muchas mujeres que están haciendo cosas importantes en comedia: Pamela, Vicky Berrío, La Cata con Botas, la Gordita Fabiola, Luz Amparo Álvarez, la Nena Jiménez. Claro, este es un medio más de hombres. No ha sido fácil, pero poco a poco hemos ido ganando un espacio.

SEMANA: ¿A los hombres los intimida una mujer con buen humor?

N.S.: Sí. Creo que los hombres se arrugan cuando conocen una mujer graciosa, emprendedora, líder, que trabaja. Pero, en mi caso, el humor me sirvió para conseguir marido. Es que hacer humor es una tarea muy seria.

SEMANA: Y eso que usted dice que no ha sido muy de buenas en el amor. ¿Cómo es su relación con Juan, su esposo, y su labor como humorista?

N.S.: Mi papá hace poco me dijo algo muy chévere: “Juan Manuel es un santo. Le debes agradecer a él todo lo que te está pasando”. Y yo: “¿Qué? A ver, se controla”. Y me explicó: “Él a usted la impulsa mucho”. Y hoy digo que es verdad. Cuando yo conocí a Juancho, lo conocí borracho. Si ve esta entrevista, me va a reclamar porque yo siempre cuento eso. Pero de un borracho salen cosas lindas. Ya llevamos nueve años con ese caleño. Él ha sido quien me ha impulsado, me ha dado seguridad, el que me dice: “Vamos a hacerlo, cuánto hay que dar”. Yo solo soy como un animalito que trabaja, pero él es de las metas. Espero que no me deje (risas), porque ha sido un soporte, un motivador.

SEMANA: ¿Y fue así, literalmente, que lo conoció ebrio?

N.S.: Nos conocimos en el matrimonio de unos amigos. Cuando se acabó la fiesta, notaron que él estaba muy tomado y, como yo no bebo, me pidieron que lo llevara a la casa. Al comienzo dudé, pero dije que sí, porque yo estaba en la tarea de conseguir marido pronto. Así borracho y todo, el man se veía lindo, no me desagradaba. Entonces, yo misma le anoté el teléfono en el celular. ¡Pero él iba en una rasca! Le pregunté si se sabía mi nombre, y no lo recordaba, pero como iba con un vestido amarillo me dijo que lo guardara como ‘Pollita’. Lo dejé afuera de su casa y al otro día me llamó. Ya después lo conocí bien, llevamos nueve años y tenemos una hija.

Natalia Sanint-MasterChef Celebrity 2023
Natalia Sanint-MasterChef Celebrity 2023 | Foto: _Instagram @jhonmontoya98official

SEMANA: ¿Qué le resulta imperdonable a los 40?

N.S.: Muchas cosas, como rumbear de noche. Si me quieren invitar a algo, con muchísimo gusto de dos a seis. Yo me voy apenas empieza a caer la noche. Cojo mi chaqueta, amor, y no me despido. Tampoco tomar, porque el guayabo después de los 40 es espantoso. ¿Aplicaciones? La respuesta es: ¿por qué no? Yo, por ejemplo, creo que ahora me siento mejor a como estaba hace 20 años. Pero, ojo: haga un cuestionario antes. Por ejemplo, pregúntese, hace cuánto el tipo terminó con la ex. Eso es muy importante porque hay muchas ex tóxicas. ¿Está reportado en Datacrédito? Si es así, huya, porque si no le toca a usted, mamita, pagar todo. ¿El hombre ronca? Piense cuántos matrimonios se acaban por eso. Eso debería aparecer como causal de divorcio.

SEMANA: Otro concepto que cambia con los años es el de la belleza. ¿Ha sentido esa presión?

N.S.: Siempre he sido una mujer feliz, gorda, flaca. Me hice la cirugía de manga gástrica y me dijeron que implicaba cortar el estómago en un 80 por ciento. Y mi estómago era una talega, parecía un pulpo. Ya bajé 32 kilos después de un año. Lo hice porque quería estar bien para poder aprovechar más la crianza de mi hija. El reto ha sido mantenerse, comer bien, hacer ejercicio. Pero yo tengo un trastorno compulsivo alimenticio. Me gusta comer en grandes cantidades. Soy débil con el arroz de leche. Es horrible, lucho con eso todos los días. Y cuando decidí operarme, era porque me sentía mal físicamente hablando, tengo mi rodilla derecha muy afectada por el sobrepeso, dormía y roncaba horrible. Ya en ese momento no fui feliz. Y ahora estoy flaca con mentalidad de gorda. Pero mi motivación es que me gusta cómo me veo, en calzones, empelota, estoy muy feliz.

SEMANA: Dice que, curiosamente, después de este cambio le crecieron los seguidores.

N.S.: Creo que la gente siempre me ha querido mucho. Le gusta mi comedia. Pero, cuando bajé de peso, me impresionó porque tenía más likes y reproducciones en mis redes sociales de cosas que montaba sobre la manga gástrica y sobre cómo me veía ahora y cómo me veía antes. Al comienzo pensaba que era porque con mi testimonio motivaba a la gente que no es feliz con su figura. Pero luego me costó entender que a la gente le gusta más que uno se muestre flaco. Creo que hay un tema de gordofobia en todo el tema laboral, en el tema de las famosas. Cuando hacía solo radio, no me importaba porque la gente no te ve. Pero al llegar a MasterChef todo cambió: a todos les decía que me dieran ventaja porque la cola me pesaba. La gente se reía, era un chiste. Pero a veces no es tan chistoso, a veces la gente sufre. Y yo sufría por el sobrepeso.