“Las cuatro de Julio serán mis propias historias”, el reconocido periodista Julio César Guzmán habla de su nuevo proyecto

SEMANA: Después de varias décadas como editor cultural de El Tiempo, usted se lanza con su propio proyecto. ¿De qué se trata Cuatro de Julio?

Julio César Guzmán: Es un espacio independiente para contar historias relacionadas con la cultura. Cada vez hay más proyectos artísticos o de entretenimiento que no tienen espacio en los medios tradicionales, y los alternativos se han convertido en la ventana para visibilizarlos. En Cuatro de Julio habrá cuatro plataformas para cuatro formatos (texto, video, audio y web), y en cada entrega, cuatro historias sobre eventos o fenómenos culturales.

SEMANA: ¿Por qué Cuatro de Julio? ¿Tiene algo que ver con la independencia de Estados Unidos, con su nombre, con el mes del lanzamiento?

J.G.: Evidentemente, mi nombre está presente porque ya no tengo el ‘apellido’ del medio en el cual trabajé 30 años; ahora es momento de mi marca personal. Me puse a pensar que, en mi anterior empleo, cada fin de semana entregaba cuatro notas sobre temas culturales y, cuando hacíamos la programación de lo que íbamos a ofrecer, siempre encabezaban “Las cuatro de Julio”; así que esta vez serán mis propias historias con esa marca. Pero, obviamente, también tiene que ver con la independencia, esta vez la mía, y hasta con la fecha, porque la Constitución Nacional que generó el nacimiento del Ministerio de Cultura también fue firmada un 4 de julio.

SEMANA: Usted tiene un pódcast sobre los cambios imprevistos que da la vida. ¿Qué le gustaría transmitir a quienes lo oyen?

J.G.: Es uno de los proyectos que más me emociona, porque un buen amigo y una de las personas que más sabe de pódcast en Colombia, Carlos Solano, me propuso hacer algo y encontramos que el mejor tema para conversar en tono positivo era justamente la situación por la que atravesé: tener que reinventarme luego de 30 años de hacer periodismo en un medio tradicional. En este pódcast hablamos con gente que ha tenido giros abruptos en su vida, ya sea porque tuvieron algún problema, cambiaron de trabajo, sufrieron alguna contingencia o simplemente porque se jubilaron. Y las lecciones que todos hemos aprendido en ese proceso son muy valiosas para muchas personas.

SEMANA: ¿Cuál será el aporte de Cuatro de Julio a la información cultural? ¿Cuál es su plus?

J.G.: Pienso que el principal aporte, que debería darse por descontado y lamentablemente no es así, es la experiencia y el criterio que da una larga trayectoria. Me explico: en la conversación pública, no solo en el campo cultural, cada vez es más frecuente que abunden voces sin experiencia, sin distancia de la inmediatez y a veces sin preparación. Por el contrario, siento que los formatos nuevos que han lanzado periodistas que han trasegado por varias décadas en el mundo de la información son más reflexivos, más idóneos y, al menos para mí, más útiles: me dan mejores elementos de juicio. A eso es a lo que aspiro en Cuatro de Julio.

SEMANA: La cultura ha sido uno de los sectores más afectados por todo lo que hemos vivido: la pandemia, los recortes de las ayudas, etcétera. ¿Cómo ve el panorama?

J.G.: Justamente, mi primera columna en El Tiempo le da una mirada a un proyecto de ley que hace trámite en el Congreso y que pretende equilibrar los apoyos a diferentes sectores de la cultura. La discusión ha sido provechosa, pero hay sectores que se sienten excluidos y por eso una de las conclusiones es que el sector cultural, siendo tan pequeño comparado con otros, debería unirse en torno a la iniciativa para mejorarla, no para bloquearla. El sector cultural hoy representa un 3 por ciento del PIB, pero no recibe una compensación equivalente.

SEMANA: ¿Cómo se encuentra el periodismo cultural en esta era del oficio tan transformado por las nuevas tecnologías?

J.G.: Yo me animo cada vez que asisto a una rueda de prensa, un lanzamiento de un libro, una serie o una película, porque llegan muchos jóvenes con ganas de hacer periodismo cultural y veo que proliferan los medios independientes. Pero luego me desanimo cuando converso con ellos y veo que les falta apoyo, que deben combinar el periodismo con labores de relaciones públicas o, simplemente, no reciben ni los ingresos ni la atención que merecen. Creo que nunca como hoy tuvimos al alcance de la mano, y casi que a cero costo, herramientas para hacer grandes trabajos. Pero la supervivencia acosa a estos medios y, además, en medio de tanto ruido, sus voces no se escuchan.