Literatura
La galardonada escritora Pilar Quintana habla sobre su más reciente novela ‘Noche negra’: “viví tres meses sola en la selva”
La escritora conversa sobre su más reciente libro, Noche negra, sus miedos, el acoso y maltrato que rodean a la experiencia femenina.


Pilar Quintana se ha consolidado como una de las voces literarias más intensas y singulares de Colombia y Latinoamérica. Su obra se caracteriza por una narrativa que desnuda la complejidad emotiva del ser humano, abordando temas profundos con una prosa sencilla, pero cargada de fuerza y autenticidad.
Reconocida internacionalmente, Quintana ha sido galardonada con el prestigioso Premio Alfaguara de Novela 2021 gracias a Los abismos, título que marcó un antes y un después en su carrera, y le abrió las puertas globales del mundo editorial en español. Su novela La perra también ha dejado una huella importante: además de ganar el IV Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana, en 2020 fue finalista del National Book Award en Estados Unidos, un claro reflejo del impacto y la relevancia que su voz literaria ha alcanzado más allá de fronteras. SEMANA conversó con la escritora, a propósito de la publicación de su más reciente novela, Noche negra.
SEMANA: ¿Qué significó para usted volver a escribir tras la vorágine de premios y reconocimientos que llegaron con La perra y Los abismos?
Pilar Quintana: Todo fue muy repentino. Yo pensaba que La perra era una novela corta, modesta, con un tema muy íntimo que no iba a interesar a mucha gente. La protagonista es una mujer negra, gorda, que va a cumplir 40 años y cuyo deseo es tener un bebé.
SEMANA: ¿Cómo explica que empezara ese boom que no ha parado?
P.Q.: Fue muy repentino. Yo siempre decía que el interés iba a parar después de un año o dos, pero siguió y siguió. Y cuando pensé que ya no iba a seguir, llegó el Premio Alfaguara y volvió a empezar todo de nuevo. Además, he estado trabajando en la biblioteca de escritoras colombianas, que es un trabajo monumental que ha ocupado todos mis espacios durante cinco años. Hemos terminado la edición y ahora estamos en la promoción de la segunda entrega. Han sido viajes, promoción, estar en el escenario, hablando totalmente.
SEMANA: En ese ruido que llega con el éxito, ¿cómo logró encontrar ese silencio interior necesario para escribir Noche negra?
P.Q.: Si esto me hubiera pasado cuando era más joven, creo que me hubiera enloquecido, porque siempre he sido casera, pero también de salir y rumbear. Ahora ya no me interesa mucho la rumba, corro casi todos los días y hago deporte cinco veces a la semana. El ejercicio me ayuda a recogerme y estar sola. Creo que me llegó en un momento de madurez en el que ya había salido, viajado, conocido gente, y ahora prefiero estar de vacaciones con mi marido y escribir cuando mi hijo se va al colegio. Además, he aprendido a trabajar en cualquier lugar: en la calle, en la espera en el aeropuerto, en el avión, en el hotel.
SEMANA: ¿Cuándo sintió que Noche negra estaba lista para ver la luz?
P.Q.: Reescribo mucho, hice varios borradores. En el tercer borrador, sentí que podía mostrarla. Se la leía a mi marido y él me animaba, aunque me señalaba detalles que corregí. Se la pasé a mi esposo y luego a mi agente, ellos hicieron una primera lectura, corregí y ya teníamos un proyecto sólido. Me demoré cinco años escribiéndola, y hace aproximadamente un año la dejé leer por primera vez, entre mayo y junio. Hice algunas correcciones iniciales y empecé a planear la publicación para el año siguiente. Después volví a reescribir durante seis meses.
SEMANA: Noche negra vuelve a tener a la selva como escenario literario. ¿Qué tiene la selva que es tan significativa para usted?
P.Q.: Esta novela comparte escenario con La perra, en el mismo acantilado en los años ochenta, pero con otros personajes. La selva es importante porque para mí es una exploración de la naturaleza interior y del ser humano como animal, no solo cultural, sino salvaje e instintivo. En la selva se pierden capas culturales y sale nuestro animal más puro para sobrevivir. Creo que esta novela es mi gran obra sobre esa búsqueda. Aunque no sé si volveré a escribir sobre selva en el futuro, tengo cuentos ahí que permanecerán.
SEMANA: Rosa, la protagonista de Noche negra, se aísla. ¿Por qué es tan importante la soledad?
P.Q.: Cuando escribes, estás completamente solo, aunque lleno de personajes en tu universo interior. Esa soledad es una libertad muy poderosa. Es una libertad absoluta, un acto de entrega a otro mundo que solo tú creas. Por eso escribo y leo: para salir de este mundo y vivir en otro. Cuando viví tres meses sola en la selva, aunque fue duro, esa experiencia de soledad está en la novela y en mis emociones.
SEMANA: ¿Hay algo confesional en Noche negra respecto a Rosa y a usted?
P.Q.: No soy Rosa, ni fui esa niña, ni viví igual, pero sí comparto la experiencia vital de arrancarme de mi lugar de origen para vivir en un entorno salvaje y diferente. Mis miedos están ahí, y sí he sentido acoso y vulnerabilidad como Rosa. La novela es ficción, pero está inspirada en emociones reales.
SEMANA: El acoso y la violencia son temas que atraviesan la novela. ¿Cómo definiría la “amenaza silenciosa” que se siente en Noche negra?
P.Q.: Esta novela habla de todas las violencias, sobre todo las que atraviesan a una mujer. Está la violencia política, pero también la cotidiana que sentimos todas las mujeres cuando caminamos por las calles o usamos transporte público. El miedo está ahí en cualquier momento, incluso en nuestra propia casa. Los abusadores no son solo extraños con cuchillo, sino hombres cercanos, confiables. Esa amenaza silenciosa y cercana es lo que muestra la novela. Escribí desde la experiencia personal de esos tres meses sola en la selva, viviendo miedo y violencia real.
SEMANA: ¿Qué cree que puede provocar Noche negra en lectores masculinos?
P.Q.: He hablado con mis editores, un hombre y una mujer. Él sabe cómo se portan los hombres y reconoce la realidad violenta, pero cotidiana de muchos. Un periodista me dijo que se sentía interpelado y que la novela muestra que muchos hombres han sido “hijueputas”. Hay hombres buenos, pero también violentos en la cotidianidad. La novela pone eso en escena: la amenaza no siempre está afuera, sino muy cerca.
SEMANA: ¿Siente que escribir Noche negra fue un acto político en defensa de los derechos de las mujeres?
P.Q.: No lo hice por una causa política, lo hice porque lo viví. Fui amenazada y acosada, me sentí vulnerable y pequeña. Fue una experiencia tremenda y quise contarla a través de la novela para compartir esa experiencia y sacar al mundo lo que sentí.
SEMANA: ¿Escribir esos miedos en Noche negra fue un acto sanador?
P.Q.: No tengo palabras para contar lo que viví en esos tres meses, solo puedo mostrarlo a través de la ficción. La novela es una forma de sacar esa experiencia al mundo y decir: “Mírame, así lo sentí”. Me encanta que otras personas se identifiquen y se sientan acompañadas, porque sé que no soy la única con esas experiencias.
SEMANA: La literatura latinoamericana está hoy muy presente en el cine y la televisión. ¿Cómo ve esa integración audiovisual con la literatura escrita por mujeres?
P.Q.: Me parece genial que se rescaten buenas historias escritas por mujeres para llevarlas a la pantalla. Por ejemplo, me encantó la adaptación de Distancia de rescate, de Samanta Schweblin, que ella misma adaptó con la directora. Es importante que estas historias tengan tiempo y calidad, porque las adaptaciones apresuradas suelen ser malas. Creo que es una gran oportunidad para la literatura escrita por mujeres en Latinoamérica.
SEMANA: ¿Cuáles son sus referentes literarios, qué lee hoy y qué escritoras o escritores la inspiran?
P.Q.: Leo de todo, desde literatura clásica hasta contemporánea. Ahora solo quiero leer libros muy buenos. Recientemente, leí El viento que arrasa, de Selva Almada, y El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, que me impactó mucho. En los últimos años, me he dedicado a leer escritoras colombianas y latinoamericanas que no había leído antes, como Sara Gallardo, Marvel Moreno y Emilia Ayarza. Ha sido un descubrimiento maravilloso.