CINE
Cónclave, entre la realidad y la ficción: experto opina sobre la película nominada a los Óscar
La película, que ya rompió la barrera de los 100 millones de dólares en las taquillas mundiales, narra la guerra sucia, las mentiras y la corrupción que hay en la elección del papa. Expertos detallan qué es verdad y qué no.
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“Sede vacante, el trono de la Santa Sede está vacío”, augura Cónclave, la película dirigida por Edward Berger, escrita por Peter Straughan y basada en la novela homónima de Robert Harris de 2016. Como si se tratara de una irónica coincidencia, la película llegó a Colombia en medio de una turbulenta coyuntura marcada por la grave crisis de salud del papa Francisco, que ha encendido todas las alarmas mundiales sobre la posible transición que le espera al Vaticano.
La preocupación sobre el estado de salud del sumo pontífice trascendió a tal punto que incluso los actores de la película, protagonizada por Ralph Fiennes, Isabella Rossellini, Stanley Tucci, Carlos Diehz, John Lithgow, Sergio Castellitto, entre otros, le desearon una pronta recuperación en medio de la temporada de premiaciones al cine previas a los Óscar.
La cinta ha escalado rápidamente entre las favoritas para los premios del próximo 2 de marzo con ocho nominaciones a mejor película, actor principal, actriz de reparto, guion adaptado, montaje, banda sonora, diseño de producción y vestuario. Nominaciones que se suman a los galardones ya recibidos en los premios SAG Awards, National Board of Review, Globos de Oro, premios Bafta y Critics Choice Awards.
La idea primigenia de la novela en la que se inspiró la cinta nació mientras Harris veía la cobertura televisiva del cónclave de 2013 en el que fue elegido el actual papa Francisco. Al ver las caras de los cardenales, se le cruzó por la cabeza que parecían más políticos que clérigos. “Me prometí a mí mismo que investigaría un poco sobre cómo funciona el proceso”, recuerda el escritor en entrevista para FilmNation Entertainment, compañía a cargo de la producción de la cinta.Como una suerte del destino, el editor italiano de Harris estaba terminando un libro escrito por el secretario de Estado para el Vaticano y los puso en contacto.
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“Pedí ver algunos lugares específicos como la Casa Santa Marta, donde se alojan los cardenales durante el cónclave; la Capilla Sixtina, donde se llevan a cabo las votaciones, etcétera”, contó el autor. “El proceso de elección del papa en un cónclave está establecido en la legislación del Vaticano, y leí todos los relatos disponibles de cónclaves anteriores. Pero lo más divertido fue inventar el Colegio Cardenalicio en su totalidad. Creé un nuevo cardenal para cada lugar del mundo que tuviera uno en verdad”, sostiene Harris.
La llegada del guionista que adaptaría la novela se dio poco tiempo después de finalizada la novela. Peter Straughan, criado en la Iglesia católica, afirma que Cónclave es “un gran drama político que explora las tensiones entre el idealismo, la espiritualidad y la realpolitik. Se trata de la historia ancestral del compromiso y del tipo de contaminación que puede acarrear el poder, en lucha con la integridad y el desinterés. Y todo ello situado en un mundo fascinante que suele ocultarse. Pero quizá lo que más me gustó es el tipo de audacia discreta con la que se adentra en este mundo tan conservador y establece un giro sorprendentemente radical”.
Sobre la dirección de Edward Berger en el filme, Michael Jackman, quien sirvió de productor de FilmNation Entertainment y estuvo en el set en Italia, sostiene que el director “siempre tuvo una visión muy concreta y se ciñó a ella. Todo lo que planeó funcionó. Hay una imagen preciosa e impresionista de un actor sentado solo en la Capilla Sixtina que parece un momento fuera del tiempo y que resultó ser muy importante para la película. Eso es obra de la mente de Edward Berger. Simplemente, le tenía una fe ciega y siempre cumplió”.
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Ficción que supera la realidad
El cónclave que dirige desde la ficción Ralph Fiennes, en su papel como el cardenal Lawrence, llama la atención por los intríngulis que se desatan a puerta cerrada entre los cientos de cardenales que deben escoger al nuevo sucesor de la Santa Sede del Estado de la Ciudad del Vaticano. Ambición, traición, simonía, secretismo y muchas ansias de poder resaltan a lo largo de los 120 minutos que dura la cinta. Intencionalmente o no, la trama planteada por Harris y Berger pone de manifiesto la delgada línea entre la realidad y la ficción de un verdadero cónclave.
Al respecto, Hernán Olano, doctor en Derecho Canónico y uno de los colombianos que mejor conoce el Vaticano, aseguró, en entrevista con SEMANA, que la película deja grandes interrogantes: “Hay situaciones de gran tensión, particularmente aquellas sobre las fuerzas conservaduristas y fuerzas liberales dentro del cónclave”. El experto menciona además algo que llama la atención dentro de la cinta: la figuración de los cardenales de origen asiático, que “aunque los mencionan en algún momento, sobre todo por parte del cardenal italiano, no los muestran tanto”. Una situación diametralmente opuesta con la realidad, dado que de llevarse a cabo un verdadero cónclave, el cardenal Luis Antonio Tagle, de origen filipino, salta a la vista como un candidato papable. Sobre la existencia de una figura como la que representa el cardenal Benítez, interpretado por el actor mexicano Carlos Diehz, Olano asegura que en la actualidad no existe nadie con ese perfil, pero que resalta a “Giorgio Marengo, quien es un candidato llamativo que se identifica un poco con la película, porque es un italiano que está en Mongolia y es exorcista”. Marengo es un cardenal católico italiano, misionero de la Consolata que se desempeña desde 2020 como prefecto apostólico de Ulán Bator.
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El experto en derecho canónico señala también que en la cinta el nuevo papa escoge el nombre de Inocencio y en “la historia real de la Iglesia ha habido 12 papas con ese nombre”. En el caso de Francisco, asegura, el cardenal de origen brasileño Cláudio Hummes, quien estuvo al lado de Bergoglio en el cónclave, contó en su momento que cuando Francisco fue elegido como papa, este no sabía qué nombre ponerse, a lo que Hummes respondió “acuérdate de los pobres”, y ahí fue cuando él decidió ponerse Francisco.
Olano señala que la gente pensaba al inicio que era Francisco por san Francisco Javier, el compañero de Ignacio de Loyola, el fundador de los jesuitas, que hizo la evangelización de Asia, pero no, el papa Francisco se llamó así por san Francisco de Asís y con esa decisión se ganó la simpatía de los italianos, particularmente de los cardenales italianos, porque san Francisco de Asís es el patrono de Italia. Sobre el enfrentamiento entre la realidad y la ficción, Berger ha asegurado que “los detalles del cónclave son los más auténticos posibles” gracias a la exhaustiva investigación realizada por los escritores Harris y Straughan. “Por supuesto, hay muchos secretos a los que no tuvimos acceso, así que nos hemos tomado licencias poéticas donde era necesario, pero el espíritu siempre se mantuvo exacto”.
Otro punto que llama la atención dentro de la película es la impecable interpretación de Isabella Rossellini, quien encarna a sor Agnes, responsable de la Casa Santa Marta y de todas las atenciones a los cardenales durante la elección del nuevo pontífice. Su personaje resalta por su dureza y precisión a la hora de desentrañar las verdaderas intenciones de algunos de los cardenales durante el cónclave. El poder de Agnes salta a la vista especialmente ahora, cuando el papa Francisco nombra a sor Raffaella Pietrini como presidenta de la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano, así como presidenta de la Gobernación. Por primera vez en la historia, una mujer ha sido nombrada en dichos cargos. La franciscana de 56 años se posesionó en el cargo este primero de marzo, convirtiéndose en la segunda autoridad más alta del poder ejecutivo del Vaticano. Otra mujer que resalta en la Iglesia en la actualidad es Simona Brambilla, nombrada por el sumo pontífice como la primera prefecta, al frente del Dicasterio para la Vida Consagrada.
Al final, como lo dice el experto en derecho canónico, “las películas como Cónclave son ejercicios de libertad estilística literaria que, aunque pueden aproximarse a ciertos elementos de la realidad, no representan la verdad. Estas obras están concebidas para el entretenimiento”.