Televisión

Carolina Gómez revela detalles sobre su personaje en ‘Estado de Fuga 1986’, la serie de Netflix inspirada en la masacre de Pozzetto, “ ha sido superliberador”

SEMANA conversó con la actriz a raíz de su papel en Estado de fuga 1986, la serie de Netflix inspirada en la masacre de Pozzetto. Habló sobre la libertad actoral que le trajo esta producción.

GoogleSiga las últimas noticias del mundo del espectáculo en Discover y entérese de sus protagonistas

6 de diciembre de 2025, 5:16 a. m.
| Foto: HERNÁN PUENTES

El 4 de diciembre de 1986, Colombia se vistió de luto luego de la masacre cometida por Campo Elías Delgado, un veterano de guerra de Vietnam que abrió fuego contra los comensales del restaurante Pozzetto. Delgado murió luego del intercambio de disparos con la policía que acudió al lugar.

En el restaurante fueron 22 las víctimas mortales que dejó este hombre; otras ocho fallecieron minutos antes, cuando Delgado las masacró con cuchillos de caza y fuego. Quince años después, el escritor bogotano Mario Mendoza lanzó su novela Satanás, y años más tarde la adaptación a la pantalla grande llenó las salas de cine del país.

Estado de Fuga 1986, Cr. Courtesy of Netflix / Netflix © 2025
Estado de Fuga 1986, Cr. Courtesy of Netflix / Netflix © 2025 | Foto: Courtesy of Netflix/ Netflix

A casi 40 años de los macabros hechos, Netflix estrena Estado de fuga 1986, una serie que revisita este suceso desde la ficción y el drama, en la que una amistad se convierte en una pesadilla. León, interpretado por José Restrepo, un joven estudiante de literatura, descubre que su amigo y mentor, Jeremías, encarnado por Andrés Parra, fue el autor de la masacre.

La inquietante historia aborda la fragilidad de la razón, la fascinación por el mal y los vínculos invisibles que pueden unir a un aspirante a escritor con un asesino. A causa de su estreno, SEMANA conversó con Carolina Gómez, la actriz que interpreta el papel de Indira Quinchía, una mujer que a medida que avanza la trama se vuelve una pieza importante del entramado del crimen.

En la piel de Indira Quinchía

Estado de fuga 1986 fue estrenada a nivel mundial el 4 de diciembre de 2025.
Estado de fuga 1986 fue estrenada a nivel mundial el 4 de diciembre de 2025. | Foto: Juan Pablo Gutiérrez-Netflix

Ser mujer en 1986 era rudo, y esto no lo digo desde una posición de víctima, sino de lo que es. Nosotras hemos tenido que navegar aguas muy turbias y aguas complicadas como género”, confesó Carolina. Habló sobre la interpretación del personaje de Indira Quinchía en la serie y la rudeza de ser mujer en la Bogotá de los años ochenta como un aspecto fundamental para entender la fuerza y resistencia de su papel.

En la conversación, Gómez explicó que Jeremías es un personaje profundamente misógino, fruto de un odio hacia su madre que refleja un problema de salud mental. Frente a este antagonista, Indira surge como su contraparte, la redención femenina en un entorno masculinizado y agresivo: “Indira viene a ser como la redención. Es un poco la redención de nuestro género en un entorno agresivo hacia la mujer”.

Estado de Fuga 1986, Cr. Courtesy of Netflix / Netflix © 2025
Estado de Fuga 1986, Cr. Courtesy of Netflix / Netflix © 2025 | Foto: Courtesy of Netflix/ Netflix

La actriz narró que un aspecto crucial de la historia es la fuerza con la que se trata el acoso a las mujeres en esa época, en la que la línea entre coquetería y acoso era sistemáticamente confundida. Recordó una escena que ejemplifica esta realidad, cuando Indira interactúa con un hombre que trabaja en una morgue y a quien ella le da dinero para obtener información. Gómez señaló que el acoso “no era coquetería, era acoso. Algo que aquellas mujeres de la época debían soportar silenciosamente”. Sobre la vida de Indira, Gómez reveló que “la vida la volvió andrógina”, producto de las exigencias y limitantes profesionales y sociales de su tiempo.

Por ello, la actriz explicó que “necesitaba que su feminidad desapareciera porque le estorbaba para triunfar profesionalmente”. Esta pérdida de su identidad femenina conllevó también dolorosas pérdidas personales: “Pierde a su marido, pierde a su hijo. Lo más triste de Indira en su vida es haber perdido a su hijo”.

De acuerdo con la actriz, asumir el rol de Indira representó una liberación actoral, romper con estereotipos tradicionales que rodean a la mujer latina en la actuación: “Para mí ha sido superliberador. Es como si me hubieran abierto una cajita de cristal y Mario Mendoza me hubiera permitido volar”.

Estado de Fuga 1986, Cr. Courtesy of Netflix / Netflix © 2025
Estado de Fuga 1986, Cr. Courtesy of Netflix / Netflix © 2025 | Foto: Courtesy of Netflix/ Netflix

Este papel la alejó de la superficialidad física para sumergirse en un personaje “entendido desde su alma”, gracias a los diálogos y el equipo de guionistas que le permitieron desprenderse de las ataduras físicas habituales.El desarrollo físico del personaje fue otro aspecto clave que destacó.

Carolina señaló que en 1986 en Colombia “había lugares donde las mujeres tenían que entrar en falda; no las dejaban entrar si llevaban pantalón. Era ridículo en Latinoamérica”. Pero Indira debía “pasar desapercibida. Si la ves de espalda o perfil, no sabes si es un hombre o una mujer”, por lo que el vestuario y los colores fueron meticulosamente elegidos para cumplir ese propósito.

Gómez se enfrentó a decisiones creativas muy concretas, como el corte de pelo. La producción inicialmente quería un cabello más largo para Indira, pero ella insistió: “No. Vayamos para abajo, quitémoslo completo. Ella no tiene tiempo de peinarse. Ella se baña, sale, se pone camisa, pantalón y a trabajar. El pelo no le molesta”. Carolina Gómez se cortó el pelo comprometida con esa androginia que exigía su papel, se desprendió de los estereotipos y se negó a usar peluca.

Netflix presentó Estado de fuga 1986, una serie de ficción basada en la masacre de Pozzetto.
Netflix presentó Estado de fuga 1986, una serie de ficción basada en la masacre de Pozzetto. | Foto: Netflix A.P.I.

Este realismo se extendió también al maquillaje, que trabajaba en conjunto con su gesticulación facial y su acento de “mujer de barrio, de calle, que se entiende con hombres y sin dulzura”. Además, con aspectos conductuales como la forma de fumar o su habilidad para cambiar una llanta a las dos de la mañana, enfatizaba la dureza del personaje.

El trabajo de Carolina Gómez con Indira es una exploración profunda del carácter de una mujer que desafía un mundo hostil, reflejando las heridas sociales y emocionales de su tiempo. Su interpretación en Estado de fuga 1986 trae a la pantalla una mujer que, más que un personaje, es símbolo de una generación y una reivindicación de fuerza femenina frente a la adversidad. Como afirmó, “Indira no necesita más que respirar, tomarse un tinto y un cigarrillo para seguir adelante”.

La perspectiva de Mario Mendoza

Mario Mendoza durante el estreno de la serie Estado de Fuga 1986.
Mario Mendoza durante el estreno de la serie Estado de Fuga 1986. | Foto: Juan Sebastián Pinilla / Netflix

Como parte del proceso de investigación y desarrollo de la serie, la visión del escritor Mario Mendoza fue vital. El escritor fungió como supervisor de guiones y productor ejecutivo de la serie.

En conversación con SEMANA, Mendoza fue crítico al resaltar el rol de la sociedad frente a estos casos: “Para nosotros era fundamental que el espectador se preguntara a sí mismo sobre su inconsciente.

Cuando uno tiene un asesino serial, la sociedad juzga y dice: ‘Es un psicópata’, y se desentiende”. Aseguró que “no hemos vuelto a tener a un asesino oculto, sofisticado, que habla dos o tres idiomas, que lee autores en las lenguas originales, sofisticado en sus lecturas, en su deseo de ser un artista.

Mario Mendoza durante el estreno de la serie Estado de Fuga 1986.
Mario Mendoza durante el estreno de la serie Estado de Fuga 1986. | Foto: Juan Sebastián Pinilla / Netflix

Pero ¿cuál es la particularidad de ese tipo de asesino, de un spree killer, de un asesino relámpago o un asesino itinerante? La respuesta es que te muestra no la violencia política, sino la violencia transpolítica”. Ahondando en lo que para él es la violencia transpolítica, el escritor afirmó: “Es la que se gesta desde adentro.

Es decir, somos nosotros los gestores de esa violencia transpolítica. Ahí entra la violencia de género, la violencia contra los niños, la violencia laboral. También entra el desprecio, el desdén, el clasismo estructural. Nosotros somos partícipes cada uno cotidianamente”. Finalmente, Mendoza concluyó que esta serie “nos obliga inevitablemente a hacernos una pregunta: ‘¿Cómo es mi conducta?’.

Las personas dicen: ‘Yo soy amable, yo soy gentil’. Pero, en el fondo, a las once de la noche entran a redes sociales y meten veneno por todas partes. Mientras la gente no entienda que ellos son parte del problema, va a ser muy difícil que cambiemos”.