Educación

Carlos González, el reconocido pediatra español que está revolucionando la crianza en el mundo habló con SEMANA, “el castigo no es útil”

El reconocido pediatra español Carlos González, autor de varios libros que han revolucionado la crianza, habla sobre los castigos, la “palmadita educativa” y el rol de los abuelos en los niños.

Lorena Mahecha Salas

Productora Periodística

7 de junio de 2025, 7:22 a. m.
El pediatra español ha dictado más de un centenar de cursos sobre lactancia materna y es autor de nueve libros.
El pediatra español ha dictado más de un centenar de cursos sobre lactancia materna y es autor de nueve libros. | Foto: CORTESÍA

SEMANA: ¿Cómo entender la crianza respetuosa?

Carlos González: Eso de crianza respetuosa o crianza tradicional o, en general, cualquier apellido que le queramos poner a la crianza, no me convence mucho. Muchos padres hacen cosas distintas. No hay solamente dos maneras o tres maneras de criar a los hijos, y no todos los padres que dicen “yo estoy haciendo crianza respetuosa” están haciendo lo mismo. En cualquier caso, si por crianza respetuosa entendemos que se trata de respetar al niño, es decir, de no gritarle, no pegarle y más bien escucharle, tratarle con cariño, eso es lo tradicional, eso es lo que se ha hecho siempre.

Quiero creer que durante toda la historia de la humanidad la mayoría de los padres han tratado con cariño y respeto a sus hijos. Por supuesto, también ha habido algunos que los han golpeado, gritado, maltratado. Los había antes y los hay ahora.

SEMANA: ¿Cómo establecer límites respetuosos en la crianza?

C.G.: Como lo hacemos con todo el mundo, de una manera respetuosa. Un ejemplo: yo no permito que mi esposa queme la casa, ella tampoco me lo permite a mí. Bueno, ese límite no hace ni falta, porque somos adultos. Con un niño de 3 años lo que vamos a hacer es no dejar que juegue con un encendedor porque corre el riesgo de que queme la casa.

Otro ejemplo, le podemos decir: “Por favor, no juegues con ese jarrón que se puede romper.” Y, si es un niño pequeño, no basta con decir eso, tienes que llevarte el jarrón a otro sitio, porque ese tipo de límites no sirven con niños pequeños. Por eso en todas las cajas de medicamentos dice: “No dejar al alcance de los niños”. Pues mantenga el medicamento, el jarrón, los objetos valiosos y frágiles fuera del alcance de los niños.

Criar sin miedo y con respeto
Nada tiene que ver respetar a los niños y tratarlos con cariño con malcriar. | Foto: Johannes - stock.adobe.com

SEMANA: Algunas personas asocian la crianza basada en el respeto con malcriar. ¿Qué puede decir sobre eso?

C.G.: Nada tiene que ver respetar a los niños y tratarlos con cariño con malcriar. El problema es ese, que la gente usa la palabra malcriar para dos cosas muy distintas: los que consienten, que están pendientes, que los cargan en brazos, y aquellos que les dan y les dan cosas. Estamos hablando de unos padres que dan a su hijo lo que el niño necesita, que es presencia, atención, cariño, y otros que dan a sus hijos muchas cosas que no son las que necesitan. De la primera manera lo estamos criando bien, y de la otra lo estamos criando mal.

SEMANA: ¿Por qué hay esta confusión entre ser o no ser respetuoso y poner o no poner límites?

C.G.: Creo que el problema es que mucha gente confunde permisividad con negligencia, que son términos con un significado en psicología muy distinto. Entonces, una cosa sería permisiva, que es tratar a los niños con cariño, prestarles atención, pero ponerles solo los límites imprescindibles. Es decir, sigues sin dejar que el niño queme la casa, pero no le prohíbes correr por el pasillo, no le prohíbes pisar un charco, a lo mejor no le prohíbes gritar.

Y otra cosa distinta es el estilo parental negligente, que es no poner muchos límites, pero tampoco prestar al niño atención. Sería la diferencia entre le compro al niño juguetes para jugar con él o le compro al niño juguetes para que se vaya a su habitación a jugar y no me moleste porque yo quiero ver la tele tranquilo.

SEMANA: ¿Qué papel desempeña el castigo en la crianza?

C.G.: El castigo no es útil. Hay estudios científicos que evidencian que el castigo no modifica la conducta, no funciona con niños y no funciona con adultos. Para empezar, a un adulto solo lo castigamos por cosas graves: violar, robar y matar. No lo castigamos por saltar en el sofá o por hacer ruido con la boca o por alguna tontería sin importancia. Lo único que aprende un niño cuando le castigan es que la próxima vez tiene que hacerlo a escondidas para que no le pillen.

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Para lograr tener un niño feliz, que le vaya bien emocionalmente, socialmente y en lo educacional, hay que ser padres firmes pero amables. | Foto: Getty Images/iStockphoto

SEMANA: ¿Y qué pasa, entonces, con los premios?

C.G.: Está científicamente demostrado desde hace décadas que los premios no modifican la conducta. Los premios prometidos del tipo si recoges la habitación te dejo ver la tele o si sacas buenas notas te compro la bicicleta no funcionan, porque, cuando los padres dan un premio, esperan que dando ese premio una o dos veces el niño ya siga por sí solo, pero eso no pasa.

Lo que estamos enseñando a nuestro hijo con un premio, en realidad, es que las cosas hay que hacerlas para conseguir un premio. En el caso de los estudios, algo que a los padres les suele preocupar, la verdad es que la mayoría de los niños quieren aprender por naturaleza humana. Entonces, la mayoría querrían aprender si les dejásemos en paz, pero, cuando ofrecemos premios, les hacemos creer que no son ellos quienes quieren aprender, sino el adulto.

SEMANA: En Latinoamérica está muy arraigada la idea de la “palmadita educativa”. ¿Qué opinión tiene sobre esta práctica?

C.G.: Suponiendo que esa palmadita eduque algo, lo único que está educando es que los más fuertes tienen derecho a dar palmaditas a los más débiles para obligarles a hacer lo que ellos quieran. Eso es lo único que estás enseñando a tu hijo, que los fuertes pueden dar palmaditas a los débiles.

SEMANA: ¿Cuál es el rol de los abuelos en la crianza de los niños?

C.G.: Los cuidadores primarios de los niños tienen que ser los padres. No es normal que el cuidado primario recaiga sobre los abuelos; no es ni normal ni deseable. Los abuelos deben estar para complementar. No debería ser normal que los abuelos cuidasen todo el santo día a sus nietos. Y, si nuestro sistema laboral no nos permite organizarnos, pues habrá que cambiar el sistema laboral.

Muchas gestantes están en espera del fallo de los jueces para que sus hijos puedan recibir la ciudadanía nirteamericana
Esto quiere decir que además de ser amorosos, debemos delinear límites y fronteras claras. | Foto: Getty Images

Los abuelos se han dado cuenta de que todos aquellos consejos que les dieron cuando empezaron a ser padres, como amenazas absurdas, catastróficas, no tenían ningún sentido. Y ahora la vida les concede una segunda oportunidad. Esta vez ellos no se van a dejar engañar. Van a tomar en brazos a sus nietos todo lo que haga falta, les van a contar todos los cuentos que haga falta, los van a llevar al parque a jugar todo lo que haga falta, los van a cubrir de besitos, los van a consolar cuando lloren.

Es cierto que algunos abuelos se pasan demasiado en el sentido de exceso de dulces o quizá exceso de televisión. ¿Qué pueden hacer los padres? Bueno, si te encuentras con ese problema, puedes intentar reconducirlo. El peor de los casos, francamente, si el precio para disfrutar de tus abuelos fuera perder un diente (por comer mucho dulce), yo creo que es un precio que vale la pena pagar.