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En Colombia, la contaminación plástica amenaza la biodiversidad y llega a nuestra mesa. Esto alertan los expertos
Desde corales hasta la salud humana, la contaminación por residuos plásticos en el país exige mayor conciencia y una acción urgente. Esta fue una de las conclusiones del foro Gestión de Residuos.
En Colombia, la contaminación por plástico en océanos y manglares es un problema grave, con 12 millones de toneladas de residuos sólidos producidos anualmente y solo un 17% reciclado, de acuerdo con cifras del Fondo Mundial para la Naturaleza en Colombia (WWF). Este tema fue el eje del panel ‘Cambio climático y conciencia ciudadana: tarea urgente’, llevado durante el foro ‘Gestión de residuos: un debate urgente para Colombia’ este 18 de junio.

En este espacio, Jonathan Sánchez, gerente de la Plataforma Nacional de Acción sobre Plásticos, señaló que de acuerdo con dos reportes presentados en mayo por dicha plataforma, se detectó un preocupante impacto en la salud de la biodiversidad y de los seres humanos, debido a la cantidad de residuos (principalmente plásticos) que llegan a cuerpos acuáticos como ríos y mares del territorio nacional.
“De la gran cantidad de residuos que producimos al año, hay unas fracciones que se filtran a la naturaleza y que finalmente terminan en las columnas de agua como nuestros ríos y mares y vuelven a nosotros de maneras no tan agradables como dentro del pescado o incluso en otros alimentos, como en el mercado de la plaza de Santa Marta, bioacumulado. Pero, también hemos encontrado microplásticos en el oso andino o de anteojos y fibras plásticas en las abejas de la sabana de Bogotá”, afirmó Sánchez.
Esta huella, según el dirigente se puede evidenciar en impactos físicos, fisiológicos y sistémicos en la salud humana. Por lo que, hizo un llamado a seguir trabajando por generar más información de valor alrededor de estos impactos en diferentes zonas del país y en encontrar soluciones integrales para este problema.
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Por su parte, Cristian Grisales, ejecutivo principal de la Gerencia de Acción Climática y Biodiversidad Positiva del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe - CAF, destacó que la inversión en proyectos de conservación y protección de ecosistemas es clave para abordar estos desafíos.
“Durante la COP16 de biodiversidad en Cali, anunciamos la puesta en marcha de un fondo por 300 millones de dólares para la conservación y restauración de ecosistemas estratégicos, incluyendo los marino-costeros, y uno de los componentes esenciales ha sido cómo construimos, informamos o generamos masa crítica en esos ecosistemas y cómo integramos los saberes ancestrales en estas comunidades, entendiendo que son ellas las principales defensoras de estos ecosistemas y las principales promotoras de cualquier solución sostenible, porque no solo es cuidar ese ecosistema, sino poner en valor ese ecosistema para generar un flujo económico que genere sostenibilidad en el tiempo”, apuntó Grisales.
Asimismo, resaltó la importancia de seguir promoviendo la educación y la conciencia sobre la acción climática.
“Para CAF es fundamental el rol de la concientización en temas ambientales para la acción climática, porque esto es un elemento vital cuando hablamos de infraestructura sostenible en el tiempo. Nosotros podemos llevar infraestructura, saneamiento, vías, y demás; pero si esto no viene acompañado de educación ambiental donde se entienda por qué esto nos ayuda a ser resilientes frente a los impactos del cambio climático, por qué nos ayuda a reducir emisiones y proteger la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, la infraestructura no va a ser suficiente para llevar el desarrollo”, agregó.
Con esta opinión coincidió María Eugenia Rinaudo, directora de sostenibilidad de la Universidad Ean, quien moderó el panel y en una de sus intervenciones dijo:
“Una de las claves para la adaptación al cambio climático, es la pedagogía climática, es decir la manera en la que podemos incentivar una consciencia ciudadana mucho más robusta para que podamos generar esas capacidades y habilidades en la ciudadanía y, que ellos también sean protagonistas de este cambio informativo y sistémico en el marco de un contexto global tan desafiante”.
Por último, Rafael Acosta, gerente del Centro de Vida Marina de Santa Marta, relató que el éxito relativo que han tenido desde el Centro de Vida Marina, la Fundación CIM Caribe y los proyectos y programas que lideran en conservación de ecosistemas acuíferos, tiene como base principal la comunidad. Igualmente, la educación como un eje transversal ha sido fundamental.
“Desde la experiencia que hemos tenido trabajando y protegiendo sistemas de corales, mangles, pastos marinos y litorales, el éxito ha sido involucrar, por ejemplo, comunidades de pescadores, quienes eran los que antes mayormente impactaban el mar porque no entendían cómo su actividad desmedida impactaba su propia seguridad alimentaria y económica. Y luego de un riguroso proceso de formación, hoy son nuestros jardineros de coral y los principales actores y defensores de estos servicios ecosistémicos y nos ayudan a reducir un poco esa contaminación que está debajo de nuestras aguas y que no vemos, pero que nos afecta a todos”, concluyó Acosta.