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CAF revela datos preocupantes sobre la violencia de género: “Esto no solo es un problema ético, también es económico”
Ana María Baiardi, de CAF, señala que aunque hay avances significativos para fomentar la equidad de género en la región, se siguen registrando niveles muy altos de violencia.

En América Latina y el Caribe, la equidad de género sigue siendo un desafío pendiente. Aunque en los últimos 30 años se han logrado avances significativos, persisten barreras estructurales que limitan la autonomía económica, política y de decisión de las mujeres. Además, la región sigue registrando alarmantes niveles de violencia de género, situándose entre las más afectadas por los feminicidios. “Hace 30 años hablábamos de ‘muerte pasional’, hoy hablamos de feminicidio. Tuvimos avances, pero yo me voy a sentir conforme cuando tengamos cero feminicidios en la región”, afirma Ana María Baiardi, gerente de Género, Inclusión y Diversidad de CAF.
Para enfrentar esta realidad, el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) ha implementado diversas iniciativas para fortalecer el liderazgo femenino y fomentar la inclusión en los espacios de poder. En Colombia, estas acciones se centran en dos frentes: la cooperación técnica con el Ministerio de la Igualdad y el apoyo al fortalecimiento de las autoridades locales lideradas por mujeres. Cabe señalar que, si bien algunos países de la región han tenido presidentas, como México y Honduras, la presencia femenina en altos cargos políticos sigue siendo reducida. En América Latina, las mujeres ocupan apenas entre el 15 y el 20 por ciento de las Alcaldías y su representación en los Parlamentos ronda el 34 por ciento.
“Hay países con leyes de paridad como México, Costa Rica y Bolivia, y otros como Paraguay o Brasil que no llegan al 20 por ciento”, señala Baiardi. Además, destaca que, en muchos casos, las mujeres lideran municipios pequeños, con presupuestos limitados y mayores dificultades de gestión. “Colombia tuvo una alcaldesa muy fuerte en Bogotá, que incluso es candidata presidencial. Pero estos casos son excepciones”, agrega.
Ante este panorama, una de las estrategias más relevantes de CAF ha sido el acompañamiento a las alcaldesas para fortalecer sus capacidades técnicas y de gestión. La organización ha llevado a cabo encuentros en Bogotá y Washington con el objetivo de brindar herramientas a lideresas locales y potenciar su impacto en la administración pública. “Sabemos que las mujeres que llegan a estos cargos lo hacen por su propio liderazgo. Nuestro objetivo es darles apoyo técnico para que puedan implementar políticas públicas efectivas acordes a lo que su mandato exige. Entonces, lo que nosotros hacemos es trabajar la potencialidad técnica, más que de ellas, de sus equipos”, explica Baiardi.
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En este sentido, la experta enfatiza el papel clave de las Alcaldías como el primer contacto de la ciudadanía con el Estado. “Las autoridades locales conocen mejor la realidad de sus comunidades. Por eso, fortalecer sus capacidades y darles herramientas para actuar en casos de violencia o desigualdad es fundamental”, agrega. Como parte de estos esfuerzos, la Red de Mandatarias Territoriales de Colombia ha capacitado a 17 alcaldesas, gobernadoras y funcionarias subnacionales en estrategias de seguridad, control territorial y construcción de paz.
Desafíos estructurales
La equidad de género en América Latina y el Caribe todavía enfrenta múltiples retos, entre ellos la violencia de género y el embarazo adolescente. La región ocupa el segundo lugar en el mundo en tasas de embarazo adolescente, solo después de las zonas más subdesarrolladas. Además, los feminicidios siguen siendo una grave problemática. “Latinoamérica es una de las regiones con más feminicidios en el mundo. Cada dos horas una mujer muere a manos de su pareja o expareja”, señala Baiardi. A pesar de la existencia de convenciones, como la de Belém do Pará, aún persisten retos que exigen el fortalecimiento de estrategias de prevención y protección.
La distribución desigual del trabajo no remunerado aún es un obstáculo para la equidad de género. Aunque hay avances, el cuidado sigue recayendo principalmente en las mujeres, afectando su desarrollo profesional y económico. “Hace 20 años se asumía que era solo responsabilidad de la mujer, y, aunque hay cambios, sigue siendo una carga en toda la región”, señala Baiardi. A esto se suma un desafío más reciente: la violencia digital. “Mi generación no sufrió el bullying en redes como las niñas de hoy”, agrega. Las tecnologías han ampliado las oportunidades de participación, pero también han generado nuevas formas de acoso y discriminación.
Para enfrentar estos retos, CAF adoptó un enfoque basado en tres autonomías fundamentales: económica, política y de toma de decisión. “No podemos hablar de empoderamiento si una de estas autonomías no funciona. Puedo tener ingresos propios y estar libre de violencia, pero, si no tengo acceso a un espacio de decisión pública, me falta autonomía. O puedo generar ingresos, pero no manejar mis finanzas, lo que limita mi independencia”, explica Baiardi. En este sentido, la organización impulsa políticas que promuevan el acceso de las mujeres a empleos de calidad, su participación en espacios de poder y el reconocimiento del trabajo de cuidado.
Uno de los esfuerzos más significativos en Colombia ha sido la aprobación, en julio de 2023, de un préstamo de 250 millones de dólares para fortalecer las políticas sectoriales de género, inclusión y diversidad del Gobierno. Esta iniciativa pretende transformar la vida de las mujeres, eliminar barreras para personas con discapacidad y mejorar los derechos y el desarrollo de pueblos y comunidades étnicas. Baiardi resalta la importancia de esta cooperación técnica con el Ministerio de la Igualdad: “Un ente rector fortalecido garantiza que estas políticas sean eficaces, ya que no se trata de una sola acción o ministerio, sino de una estrategia transversal que involucra a múltiples organismos del Estado”.
De esta manera, CAF impulsa proyectos de impacto en comunidades vulnerables, desde educación en Timbiquí hasta arte urbano en Quibdó. Manos Visibles conecta talento afrolatino con empresas en tres países, mientras que en Nuquí y Guapi fortalece el turismo sostenible. Además, apoya emprendimientos indígenas y documenta la gastronomía afrolatina como marca cultural. En equidad de género, análisis como ‘Journey 360º mujer Bancamía’ y el ‘Estudio experimental de género en el sector financiero’ investigan los retos de las mujeres en la banca, movilidad y emprendimiento; el 52 por ciento de los negocios afrocolombianos son liderados por mujeres.
CAF busca integrar la perspectiva de género en todas sus operaciones, incluso en proyectos de infraestructura, garantizando que obras como carreteras y puentes no causen impactos negativos y beneficien equitativamente a hombres y mujeres. También exige que los préstamos a entidades públicas y privadas incluyan criterios de equidad, destinando recursos a mujeres y a mipymes lideradas por ellas. Junto con la Cepal, trabaja en visibilizar el impacto económico de la desigualdad de género, calculando el “costo país” de la violencia de género. “No solo es un problema ético, sino también una gran pérdida económica”, advierte Baiardi.
Si bien algunos de estos programas han concluido, CAF sigue evaluando sus resultados y explorando nuevas oportunidades para replicar las mejores prácticas en otros contextos. “Todo lo que hacemos tiene un impacto en las mujeres. Nos aseguramos de que cada operación tenga una visión inclusiva, porque la equidad de género no es un tema aislado, sino un eje fundamental del desarrollo sostenible”, concluye Baiardi.