OPINIÓN

¿Tienes suerte?

Existe una tendencia a describir a estos personajes que se desempeñan de forma brillante como “suertudos”, por los resultados que han conseguido.

Paul Raminfar, Joselin María Cuartas
2 de junio de 2021

A lo largo de la historia, la mayoría de las personas se ha rendido a los pies de pocos que han alcanzado realmente la cima del éxito y, en general, de los resultados.

Resulta extraño cómo a veces las personas no comprenden la fórmula y le adjudican todo lo inexplicable al factor suerte. Algo que puede resultar bastante ingenuo y hasta grosero para el mismo status de ser exitoso y para las personas que han conseguido alcanzar metas increíbles por su esfuerzo, dedicación y, por supuesto, su enfoque y determinación.

Resulta extraño cómo a veces las personas no comprenden la fórmula y le adjudican todo lo inexplicable al factor suerte. | Foto: (123RF - Dmitriy Shironosov)

Pretender ver a la suerte como la variable que giró la rueda de la fortuna en favor de esos pocos y se olvidó de la gran mayoría puede llegar a verse como un cuento de ficción.

Muchos se han preguntado y asumen que el éxito y la suerte van unidos en casos especiales y, de la misma manera, existe una tendencia a describir a estos personajes que se desempeñan de forma brillante como “suertudos”, por los resultados que han conseguido. Esta puede llegar a ser una respuesta facilista para la vista corta de las personas que creen que todo es merecimiento por nacimiento y no por consecuencia de procesos, acciones y del tiempo.

Siempre he mencionado que en mi mente existen las personas con claridad y otras que han perdido de vista el norte, nublándose en el día a día, en los formalismos y las obligaciones. Sin darse cuenta, dan vueltas en círculo y lo más importante, viéndolo en función de sus acciones, estas no los están llevando ni cerca a sus objetivos, creando el concepto de “mala suerte”.

Es por eso que aplico la siguiente metáfora: todos vamos en trenes que, definitivamente, van a ver la luz al final de un túnel; lo que pocos entienden es que no todos los destinos que pretendemos o que queremos se dan en esa ruta masiva y que la mayoría de las veces lo que tenemos que hacer es bajarnos de ese tren y montarnos en otro que nos lleve a cumplir nuestros objetivos, ese norte que tanto buscamos.

En el momento en el que nos encontramos al borde del abismo, nos damos cuenta de que debemos tomar una decisión crucial; por lo que todo lo demás pasa a un segundo plano y lo único que realmente importa es empezar a actuar en dirección a esa decisión crítica.

El 90 % de las personas no ven ese momento de claridad absoluta y empiezan a perder la batalla. | Foto: Ingimage

Y entonces, se acaban las excusas y las justificaciones, y todo entra en una nueva realidad. El 90 % de las personas no ven ese momento de claridad absoluta y empiezan a perder la batalla. Una tendencia social que se da de forma automática, en la que el trabajo es secundario para esa mentalidad y se empieza a hablar de suerte y no de méritos propios que empezaron por un cambio, especialmente de la mente.

Esa justificación masiva en donde pocos “suertudos” arrasan y la mayoría trata de entender algo que para ellos es inexplicable es lo que denominan crudamente como la suerte. Pero si le preguntamos a las personas que obtienen resultados extraordinarios en ese alto nivel de desempeño, tienen una apreciación muy diferente: primero, porque no hay conformismo, hay determinación en conseguir el resultado; y, segundo, porque los pocos ven más que el final en una meta, ven una oportunidad de conquistar la que sigue.

Algo que es interesante y debería sonar hasta un poco seco es que al final de cuentas todos contamos con las mismas cualidades mentales para desarrollar cualquier proceso, lo que ocurre es que nuestros cinco sentidos no paran de procesar información.

Es ese tipo de información la que al final de cuentas va a determinar lo que piensas, lo que sientes y lo que haces, creando infinitas posibilidades, ya sean vistas desde lo positivo como oportunidades o lastimosamente, como lo interpreta la ingenuidad y la mediocridad, las razones, condiciones y circunstancias que lo hacen limitante. Dependiendo de esa percepción es que vas a ver a la suerte como la explicación a los procesos en el tiempo o como un hecho único, algo así como una creación instantánea, lo cual habla mucho de lo que estamos viviendo como sociedad: la famosa mentalidad microondas.

No sé si has escuchado la frase “la suerte siempre le sigue sonriendo a los suertudos”. La pregunta es: ¿por qué es tan injusta que se olvida de billones de seres humanos? Y ahí empieza la percepción de cada individuo, porque todos tenemos algo de “suerte” en algo, pero lo queremos es enfocarla en los resultados financieros y no en las cualidades que muchas veces obviamos o damos por sentado porque ya las tenemos. Es por eso que la “suerte” en los negocios se da más por enfoque, decisiones y acciones, que por valores.

Subestimamos, criticamos y pensamos que solo querer algo es suficiente y, si no ocurre, es un tema de mala suerte.

Las personas exitosas mencionan esta frase, “entre más trabajo, más suerte tengo”, lo que no dicen abiertamente es que todo empezó desde adentro, desde la fe que tuvieron en ellos, en sus procesos, y la misma fe en la fe de conseguirlo, así suene raro. | Foto: 123RF

Las personas exitosas mencionan esta frase, “entre más trabajo, más suerte tengo”, lo que no dicen abiertamente es que todo empezó desde adentro, desde la fe que tuvieron en ellos, en sus procesos, y la misma fe en la fe de conseguirlo, así suene raro.

Tenemos la herramienta más importante de todas: nuestra mente. Nacimos con las mismas condiciones y facultades para crear lo que queramos. Lo que no sabemos muchas veces es que, a pesar de que sentimos que no contamos con muchos recursos y eso lo tomamos como una señal para parar cualquier proceso, es precisamente ahí donde tenemos que empezar a actuar.

Para cerrar, quiero dejarte una joya en este texto y que tengas claro que cuentas con lo necesario para empezar. Ese principio está en estas tres preguntas que te dejo:

1. ¿En qué estoy enfocado? ¿En la posibilidad o en la limitante?

2. ¿Tengo claro lo que quiero?

3. ¿Me estoy moviendo en esa dirección? O ¿estoy estancado?

Solo recuerda que, al final de cuentas, entre más sacrificio haya, más suerte habrá. No subestimes tu capacidad, pero no pretendas que lo que no tienes va a llegar solo porque se pasa por tu mente.