Economía

Juan Diego Alvira está preocupado: ¿desaparecerán 250.000 tiendas de barrio en Colombia? Esto fue lo que encontró

Juan Diego Alvira se puso del lado de los tenderos, que están muy preocupados con la reforma tributaria que se votará hoy en el Congreso. Dicen que los impuestos a bebidas azucaradas y ultraprocesados los llevaría a la quiebra.

6 de octubre de 2022
Juan Diego Alvira dialoga con una tendera (Captura de pantalla).
Juan Diego Alvira dialoga con una tendera (Captura de pantalla). | Foto: Captura de pantalla video Juan Diego Alvira

Unos 32 tenderos de todos los departamentos del país se reunieron en Bogotá. La razón: están muy preocupados por la reforma tributaria porque, a su juicio, llevará a la quiebra a miles de tenderos y afectarán la economía de centenares de familias de estratos bajos. Calculan que una bebida azucarada, por ejemplo, podría aumentar su precio hasta en 10%.

¿Un jugo natural o una gaseosa? ¿Qué prefiere la gente? Juan Diego Alvira hizo el ejercicio en el centro de Bogotá y la inmensa mayoría de los transeúntes prefieren el jugo natural. De hecho, varios ciudadanos dijeron ante las cámaras de SEMANA que sí están de acuerdo con incluir esos impuestos por salud. Sin embargo, ¿será esa la realidad de la mayoría de las familias o solo disimulaban ante las cámaras?

Los cálculos de Fenaltiendas apuntan a que la reforma tributaria generará la desaparición de 250.000 tiendas en todo el país por los impuestos que empezarían a pagar los productos de mayor circulación como las bebidas azucaradas y los alimentos ultraprocesados. Un impuesto terminaría encareciendo el producto, pues hoy en día un Chocorramo, por poner algún ejemplo, los tenderos lo compran a 1.300 y lo venden a 1.500 pesos, lo que es un margen no muy amplio de ganancia.

Cada tienda provee el empleo de tres o cuatro personas, por lo que en la práctica la reforma tributaria podría dejar sin empleo a cerca de 1.800.000 personas, y así se lo hizo saber Ligia Díaz, la presidenta de Fenaltiendas al ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, durante un debate en el Congreso.

Y es que justo antes de saltar al atril, Ligia estuvo junto a otros 300 tenderos de todos los departamentos del país, protestando en la Plaza de Bolívar para pedir cambios en la reforma tributaria y que los productos que ellos venden no tengan que pagar un impuesto. Hoy en día, una tienda está vendiendo 24 millones de pesos en promedio al mes y el margen de utilidad es cercano al 10 %.

Por esa razón, les preocupa que la reforma tributaria les reduzca aún más el margen y termine generando la quiebra de centenares de tiendas, pues el 90 % de los productos que comercian quedarían con un impuesto adicional, lo cual podría generar una disminución en sus ventas cercano al 8 %.

Lo que dicen los expertos

El tributarista Miguel Jaramillo planteó que si un tendero tiene un margen cercano al 15 %, pero debe pagar un impuesto del 10 %, inmediatamente aumentará los precios de los productos para que el negocio les permita sobrevivir y eso impactará directamente la inflación que, de acuerdo con el Dane, ya superó el 11,4 % en los últimos 12 meses y se prevé que seguirá subiendo.

Los tenderos dicen que muchas personas, e incluso familias, terminarán pagando el impuesto adicional, sin que necesariamente cambien sus hábitos de alimentación, que es lo que busca la norma. Consideran que un trabajador de una obra de construcción que almuerza con una gaseosa, un pan y un salchichón no tendría muchas alternativas para cambiar el menú y es en estos aspectos sencillos en los que se evidencia que la idea termina impactando a los estrados 1, 2 y 3.

En las regiones se consumen más bebidas azucaradas

La situación tiende a ser más radical en departamentos como el Chocó o San Andrés, donde muchas poblaciones no tienen acceso a agua potable y por esa razón el consumo de bebidas embotelladas, muchas de ellas gaseosas, es mucho mayor que en otras regiones donde el agua potable sea una alternativa para, por ejemplo, hacer una limonada o un jugo natural.

Lo que plantean los tenderos es que sean los fabricantes quienes mejoren sus procesos y produzcan alimentos que no sean perjudiciales para la salud. Consideran que la manera de generar un incentivo para que la gente se alimente mejor, no es encareciendo el costo de vida de los más pobres.