ENFOQUE
El soldado David Lara, guía de Wilson, quiere reunirse de nuevo con su amigo: “no pierdo la esperanza de verlo con vida”
En diálogo exclusivo con SEMANA, el soldado profesional contó detalles desconocidos de la Operación Esperanza que terminó con el rescate de los hermanos Mucutuy en Caquetá y la pérdida de su mejor amigo al que estuvo buscando en la selva durante varios días. Uber, hermano de Wilson, es su nuevo compañero.
SEMANA: ¿Cómo se encuentra con lo que ha pasado con Wilson?
David Lara: Por una parte, contento porque entramos con la misión de encontrar la avioneta, encontrar a los niños y cumplimos la misión. Por otro lado, emocionalmente triste porque mi compañero Wilson no está, se hizo todo lo posible por no dejarlo allá y encontrarlo, pero no se logró ubicarlo.
SEMANA: ¿Cómo fueron esos días en la selva con Wilson?
D.L.: Fueron 45 días los que duramos en la selva, unos días de mucho trabajo con Wilson. La misión era localizar la avioneta y encontrar a los niños con vida.
SEMANA: ¿Cómo eran las condiciones en la selva?
D.L.: Era una relación de convivencia y supervivencia entre Wilson y yo, éramos lanzas que llevábamos un trabajo de grupo, inseparables.
SEMANA: ¿Cuáles fueron las situaciones más difíciles que vivieron en la selva?
D.L.: Estuvimos expuestos a enfermedades, a animales venenosos y peligrosos, una maraña muy espesa y tormentas de agua.
SEMANA: En medio de la selva, ¿Wilson tuvo algún comportamiento extraño?
D.L.: El comportamiento de Wilson siempre era de acertar. Cuando le ponía las prendas de los ocupantes de la avioneta, se ponía muy ansioso.
SEMANA: ¿Cómo fueron esas primeras noches en la selva con Wilson?
D.L.: Hubo mucha tormenta, el piso estaba lleno de agua y él (Wilson) dormía en mi hamaca. Estaba todo el tiempo conmigo, yo le hablaba al oído siempre.
SEMANA: ¿Cómo era ese vínculo afectivo?
D.L.: Fuimos una pareja de trabajo que nos entendíamos muy bien. En su entrenamiento nos esforzamos mucho, es muy bueno en rastrear personas perdidas. Esa fue nuestra primera misión de alto impacto juntos.
SEMANA: ¿Cómo fueron los días con Wilson por fuera de la selva?
D.L.: Fue un año de un entrenamiento, de mucho esfuerzo y dedicación. Yo me comprometí con él para formar un gran vínculo y con el tiempo tuvimos muy buena comunicación.
SEMANA: ¿Cómo se perdió Wilson?
D.L.: Mi compañero Wilson nunca había hecho eso de irse tan lejos. En el día a día siempre estaba al lado mío. La noche antes de perderse tenía mucha ansiedad y comenzó a tirar hacia una dirección, estaba muy cansado y no quiso comer. Yo lo entendí porque habíamos tenido un día pesado, lo consentí, le hablaba y le pedía a Dios que nos ayudará y nos librara de todo el peligro.
SEMANA: ¿Y qué pasó?
D.L.: Wilson tenía muy clara una prenda de vestir de la niña mayor, la cual yo siempre se la llevaba para que se enfocara, porque era muy afectivo con los niños. Rompió el arnés y no regresó.
SEMANA: ¿Usted decidió quedarse en la zona buscando a Wilson?
D.L.: Después de que encontramos a los niños, decidí quedarme porque tenía la fe intacta de encontrarlo. Era mi gran amigo, con el que compartí grandes momentos, hicimos todo lo posible para localizarlo, le dejé comida, prendas mías, ingresamos perritas en celo para que regresara.
SEMANA: ¿Qué sentía al ver que no aparecía?
D.L.: Estaba muy triste, pero seguía con mi fe en que lo iba a encontrar. Lastimosamente, no fue así. No pierdo la esperanza de verlo con vida.
SEMANA: ¿Quién es el perro que lo acompaña en este momento?
D.L.: Es Uber, el hermano de Wilson. Es mi nuevo compañero, porta el chalequito que era de Wilson. Estoy en un proceso de adaptación con él para formar un vínculo, un nuevo equipo de trabajo y afrontar las misiones que nos ordenen.
SEMANA: ¿Cómo es Uber?
D.L.: Es un ejemplar que porta las mismas características de Wilson. Hiperactivo, con ganas de acertar en las misiones. Aunque Wilson era más enérgico que Uber, creo que vamos a tener un vínculo muy fuerte con el paso del tiempo.