EMPRENDIMIENTO SOCIAL

Emprendimientos sociales se debaten entre informalidad y poco reconocimiento

Los emprendedores sociales de Colombia se debaten entre la informalidad, la falta de acceso al sistema financiero y la fragilidad de las políticas públicas, por lo que reclaman mayor reconocimiento, según una investigación divulgada en el II Summit del Emprendimiento Social.

4 de diciembre de 2020
Esto, pese a que esta área "es una oportunidad para generar empleo en Colombia, particularmente en los jóvenes, quienes lideran y buscan trabajar cada vez más en emprendimientos sociales". | Foto: Getty/ Luis Alvarez

Así lo concluyó un informe de RECON que ha contado con el apoyo de Suecia para adelantar la segunda encuesta dirigida a emprendedores sociales de Colombia, quienes en promedio generan siete empleos por cada negocio, el 55% de los cuales es ocupado por mujeres, “lo que elimina brechas laborales entre géneros”.

La encuesta, que se le aplicó a medio millar de emprendedores sociales, “buscó identificar el estado de este modelo de negocio que está creciendo en Colombia y en el mundo, y se está convirtiendo en un motor para impulsar el desarrollo social, ambiental y económico”, según sus promotores.

“A pesar de que este tipo de emprendimiento brinda soluciones a problemáticas sociales y ambientales, así como al tiempo genera desarrollo económico y social en comunidades vulnerables, todavía no es reconocido en Colombia y necesita los esfuerzos de los sectores público y privado para ser fortalecido”, concluyó el reporte.

La encuesta identificó que los emprendimientos sociales se distribuyen en 28 de los 32 departamentos de Colombia y trabajan en beneficio de poblaciones vulnerables del país como niños, niñas y adolescentes (57,7%); mujeres (45,2%); población rural (34,2%); adultos mayores (27,9%); víctimas del conflicto armado (23,1%); población en condición de discapacidad (16,7%); comunidades indígenas (16,1%); población LGBTI (15,4%); afrodescendientes (15%); excombatientes (10,4%), y refugiados o inmigrantes (4,3%).

De hecho, el 31,4% de estas iniciativas opera en zonas con presencia de grupos armados ilegales y el 22,5% manifestó que su motivación fueron las condiciones de violencia y conflicto armado para iniciar sus proyectos.

Asimismo, el 95% considera que contribuye a la construcción de paz y al posconflicto a través de sus emprendimientos sociales.

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¿En qué áreas operan?

Por áreas, su trabajo lo realizan desde la educación (24,4%), el medioambiente (21,1%), la construcción de paz y DD. HH. (15.4%), la economía creativa (11,7%), la salud y el bienestar (8,7%), el desarrollo agrario (6,4%), y la equidad de género (3,2%).

“Es un modelo de negocio que aporta a la inclusión, la equidad de género y el empoderamiento económico de las mujeres, lo cual se evidencia en que el 54,8% es liderado por hombres y el 45,1% por mujeres, una relación 1:1, a diferencia de la 2:1 que se da en el emprendimiento convencional”, destaca.

La informalidad, un reto que persiste

Uno de los mayores retos para estos emprendedores es la formalización, en tanto que el 44,6% de estos proyectos sociales en el país es informal.

“De los que están formalizados, el 43% son entidades sin ánimo de lucro y solo el 14,2% son sociedades comerciales. Esta es una de las principales barreras para su crecimiento y sostenibilidad, y evidencia la necesidad de reconocer el emprendimiento social como un sector de la economía”, advierte el informe.

Además, el 55,7% de los emprendimientos sociales no paga ningún impuesto, “lo que muestra el nivel de informalidad del sector y la urgente necesidad de promover su reconocimiento y formalización”.

Frente a este aspecto puntual, el 43,1% considera que los gastos de registro de Cámara de Comercio son altos, lo que termina por incentivar la informalidad de los emprendimientos sociales.

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Acceso al crédito, el dilema crítico

El dilema de la financiación toca a los emprendedores sociales del país, quienes en un 42% obtienen sus recursos directamente de sus líderes o socios.

En tanto, el 15% de sus recursos viene de fondos estatales de aceleración e inversiones privadas, mientras que solo el 20% proviene de la venta de productos y/o servicios, lo cual demuestra “la dificultad de los emprendimientos sociales para lograr ser rentables y sostenibles sin depender de recursos propios”.

Pese a lo anterior, lo más preocupante de todo el panorama es que el 66,2% de los emprendedores sociales considera que no existen líneas adecuadas para apoyar este tipo de negocios en el país y el 18% ha tenido dificultades para acceder al sistema financiero por falta de personería jurídica, fiador, historial crediticio o garantía.

“Los emprendimientos sociales se ven obligados a depender de donaciones y aportes de socios, por falta de inclusión en el sistema financiero, debilidad en su modelo de negocio, y falta de reconocimiento y formalización”, advierte RECON.

Esto pese a que esta área "es una oportunidad para generar empleo en Colombia, particularmente en los jóvenes, quienes lideran y buscan trabajar cada vez más en emprendimientos sociales".

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