Educación
Empresarios buscan cerrar brechas sociales y de educación en Colombia
Si bien es cierto que cada vez hay mayor cobertura en materia de educación pública, la deserción escolar y la baja calidad en la formación de los estudiantes siguen siendo el palo en la rueda. Los empresarios toman acciones.
El capital humano es el activo más valioso para los empresarios. Y en la educación ven una gran oportunidad para impulsar la productividad, reducir la pobreza y llevar al país a estándares internacionales de competitividad.
Dentro de sus programas de responsabilidad social, los empresarios crearon proyectos que buscan cerrar brechas sociales, y promover una entrada al mercado laboral en igualdad de condiciones.
De esta visión, surgieron fundaciones como Alquería, Bancolombia, Terpel, la Universidad Frisby, Obras Escuela y Semilleros de Talento, entre muchas otras, que trabajan en oportunidades de acceso a la educación privada, desde la primera infancia, pasando por la educación básica, media y superior, así como a la formación integral de maestros.
Fuerzas de trabajo unidas también en Empresarios por la Educación (un tanque de pensamiento), donde confluyen ideas, iniciativas y preocupaciones comunes convertidas en propuestas al gobierno nacional, al momento de diseñar políticas públicas.
Tendencias
Andrea Escobar Vilá, directora de Empresarios por la Educación, explica que dentro de las iniciativas se encuentra revisar las temáticas y competencias que hoy se enseñan en la educación pública, para alinearlas con la nueva realidad del país.
En esto coincide Jaime Galvis, gerente general de Microsoft Región Andina-Sur, quien ve, con preocupación, que muchas de las vacantes de la industria tecnológica se quedan sin ocupar porque no hay personas con el conocimiento y las habilidades para llenarlas.
“Estamos en medio de una paradoja y eso implica grandes retos para mejorar la calidad de la educación pública y formar el talento humano que necesita el país”, agrega Galvis.
Un análisis de Empresarios por la Educación encontró que, dentro de las leyes presentadas y aprobadas en el último cuatrienio, abundan proyectos para crear nuevas cátedras. Sin embargo, no garantizan el fortalecimiento del talento humano ni la calidad del aprendizaje.
Los desafíos
Los empresarios del país coinciden en que Colombia tiene que superar varios obstáculos para formar estudiantes integrales, con proyectos de vida y habilidades necesarias para trascender.
En primer lugar, la brecha educativa, no solo desde el nivel socioeconómico, sino desde el acceso a la educación, independientemente del lugar donde vivan. En segundo, la calidad docente, desde la formación previa del educador hasta la medición basada en el desempeño de los estudiantes.
Un tercer tema crítico es la financiación del sistema educativo para preescolar, básica y secundaria. Si bien la educación pública tiene uno de los presupuestos más grandes del país, 48 billones de pesos, el 95 por ciento es para gastos de nómina y el pago de prestaciones sociales de los educadores, es decir, sólo hay un 5 por ciento disponible para proyectos de innovación, fortalecimiento de la autonomía escolar y otros temas que aseguren una verdadera calidad educativa.
También están la innovación y el uso de nuevas tecnologías, pero no mediadas por las herramientas, sino por una nueva forma de pensar. Sin embargo, en Colombia hay instituciones educativas que no tienen energía y, por ende, conectividad ni acceso a las herramientas.
Iniciativas de largo plazo
Como parte de las soluciones, los empresarios impulsan iniciativas en diversas regiones del país para quienes viven en zonas rurales o hacen parte de comunidades vulnerables o con pocas posibilidades de acceder a la educación.
Por ejemplo, Alquería tiene un proyecto educativo que inició en Cajicá, la zona más cercana a su operación, y que se extendió a otros municipios de Cundinamarca como Chía, Zipaquirá, Tabio y Tenjo. En alianza con la Secretaría de Educación departamental replicó el modelo de mejoramiento a 30 municipios y, desde el año pasado, acompaña los procesos de formación en 100 colegios públicos del país.
“Actualmente, hay más de 9,8 millones de estudiantes registrados en educación básica y media en Colombia, de los cuales el 80 por ciento está en el sector público. En el país existen grandes diferencias entre la calidad de la oferta educativa del sector público y la del sector privado”, afirma Carlos Enrique Cavelier Lozano, presidente de la Fundación Alquería, cuya apuesta es ayudar a reducir esas brechas, mejorando el desempeño de los estudiantes de colegios oficiales de Cundinamarca en las pruebas nacionales e internacionales.
Para el desarrollo integral de los estudiantes, esta fundación fortalece también las habilidades de liderazgo en docentes, directivos de entidades educativas y orientadores.
Entre tanto, la Fundación Terpel trabaja en la misma línea, bajo la filosofía de empoderar a niños, niñas y adolescentes para que tengan mejores oportunidades. Marcela Montoya, directora ejecutiva de esta organización, asegura que sus programas se enfocan en desarrollar competencias para habilidades puntuales, como la comunicación asertiva, el pensamiento crítico y la resolución de conflictos. La meta, para 2025, es llegar al ciento por ciento de los departamentos de Colombia y beneficiar a más de 2 millones de personas en edad escolar.
Cerco a la deserción
Otra iniciativa importante es la de Fundación Bancolombia, con su programa de becas universitarias, para que los jóvenes que viven en zonas rurales lleguen a la educación superior. De acuerdo con Lina María Montoya, su directora, el programa ha beneficiado a más de 2.161 personas en la última década.
Para asegurar la permanencia de los estudiantes, la fundación le entrega a cada beneficiario un presupuesto para su manutención, de manera que no tenga que desertar por temas económicos.
De esta forma, busca solucionar dos problemas: la dificultad para acceder a la educación superior privada, por falta de recursos económicos, y la deserción por el mismo motivo.
Frisby avanza por el mismo camino. Liliana Restrepo Arenas, presidenta y socia cofundadora de la empresa, explica que “la educación es una herramienta muy poderosa para profundizar en el desarrollo del ser humano como premisa fundamental, pero también para impulsar el crecimiento de la economía y los modelos de negocio”.
La empresa invierte, anualmente, 1.000 millones de pesos, en el programa ‘Universidad en tu colegio’, en alianza con diferentes instituciones educativas, la Alcaldía de Pereira y otras empresas de la región. El propósito es facilitar programas de formación técnica para jóvenes de los grados décimo y undécimo de cinco colegios oficiales de Pereira y Dosquebradas. Y se complementa con proyectos de formación virtual, bajo la plataforma Universidad Frisby.
La Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), por su parte, procura reducir los índices de analfabetismo en el sector. Con el programa ‘Obras escuela’ ha graduado, en los últimos 15 años, a 3.295 personas adultas en educación básica primaria. Adicionalmente, trabaja con las empresas para cerrar brechas de género, mejorar las condiciones de las mujeres que trabajan en el sector e incentivar el desarrollo profesional.
Impacto en lo laboral
El compromiso empresarial va mucho más allá. También han creado nuevos puestos de trabajo para que los jóvenes, recién egresados de carreras técnicas y profesionales, tengan su primer empleo y puedan iniciar su crecimiento laboral.
Lina María Montoya, directora de la Fundación Bancolombia, dice que el programa de becas para jóvenes rurales está conectado con la empleabilidad, es decir, acompañamiento y seguimiento a los estudiantes para que amplíen la red de contactos y encuentren oportunidades para el mercado laboral. Hoy, el 75 por ciento de los jóvenes rurales beneficiados están ocupados, y se trabaja con el 25 por ciento restante para completar el proceso.
De igual manera, la Universidad Frisby incentiva el acceso al primer empleo y a un plan carrera a partir de la formación técnica en administración de restaurantes, en modalidad virtual, para promover a los trabajadores. Este modelo se complementa con el desarrollo de habilidades, en alianza con el Sena, la Universidad Eafit, Harvard Manage Mentor y la Escuela de Biodanza Pereira – Sistema Rolando Toro.
En el sector de tecnología hay una alianza de Microsoft con el Sena, y más de 200 empresas aliadas, en el programa ‘Semilleros de talento’. Así forman y certifican a los que ocupen las vacantes en el sector. Según Jaime Galvis, gerente general de Microsoft Región Andina-Sur, hay un déficit de entre 90.000 y 150.000 personas, necesarias para las vacantes en diferentes compañías. Esta es una gran oportunidad para educarse y conectarse con las plazas de trabajo.
‘Semilleros de talento’ ha instruido, a la fecha, 850 aprendices en 26 departamentos, como La Guajira, Chocó, San Andrés y Cauca. El 70 por ciento ya tiene un contrato de empleo permanente, sin necesidad de moverse del lugar donde vive. La meta en esta primera fase es formar 1.200 personas y avanzar para potenciar, a través de la tecnología, las industrias de la agricultura y la biotecnología de una manera sostenible e incluyente.
Para los empresarios, aún hay mucho camino por recorrer. Coinciden en que hay iniciativas para reducir las brechas de acceso a la educación y generar oportunidades en todo el país, donde un alto porcentaje solo puede entrar a la educación pública, y otro ni siquiera piensa en estudiar porque las condiciones no se lo permiten.
Por eso, hacen un llamado al nuevo gobierno para trabajar conjuntamente y buscar alternativas que permitan seguir mejorando en cobertura y calidad educativa, para así mismo reducir los índices de pobreza.