EDITORIAL
El segundo tiempo de Duque
Con retos en materia de salud y recuperación de la economía, arranca el segundo tramo del gobierno de Iván Duque.
Arranca el segundo tramo del gobierno de Iván Duque. La pandemia le dio norte a la gestión y le puso una nueva y exigente agenda: atender la emergencia sin dejar que colapse el sistema de salud. Y al mismo tiempo recuperar la economía, reestablecer la confianza para que la demanda crezca y evitar un colapso en materia social.
El presidente defiende su gestión ante retos tan gigantescos. En entrevista con Dinero, Duque señaló que la tasa de letalidad y de muertes por millón de habitantes son bajas frente a otros países de la región; que no han sido ortodoxos al manejar la emergencia, pero reconoce que no pueden gastar todos los cartuchos en la primera batalla, porque nadie sabe cuánto tiempo dure la crisis. Insistió en que no es momento de hablar de refotma tributaria. Anunció para el año entrante la reforma de protección a la vejez, la pensional y que llevará este año algunas iniciativas laborales al Congreso.
Y advierte: “El mundo no se puede quedar encerrado hasta que aparezca una vacuna, porque ese sería el suicidio económico y social más grande. Si no hay vacuna, si no hay tratamiento y no hay inmunidad, ¿de qué depende que nosotros podamos avanzar protegiendo la vida y la salud? Que lo hagamos en la medida en que también haya recuperación de vida productiva y todos nos adaptemos”.
Por eso el segundo tiempo de Duque estará enmarcado en reactivar la economía y volver a la senda de crecimiento. Pero sin dejar de atender la tensión social que empezó a evidenciarse el año pasado y sin dejar de buscar, hacia el futuro, un crecimiento más sostenido e incluyente.
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La reactivación tiene varios ejes: acelerar los proyectos de infraestructura y vivienda, aumentar la cobertura de los más vulnerables y continuar con los compromisos de desarrollo rural y paz con legalidad.
Sin duda, la gran preocupación de corto plazo será combatir el desempleo y que estas medidas de choque se vean reflejadas en más puestos de trabajo y en dinamizar otras cadenas productivas.
Este ambicioso Plan Marshall del Gobierno suma más de $100 billones y la posibilidad de generar más de un millón de empleos. Pero inquieta la velocidad en la ejecución. No solo por la lentitud histórica de los procesos públicos, sino también por las dificultades de los proyectos.
Las consultas previas se convierten en un gran cuello de botella. Muchas de ellas ya venían con atrasos y quedaron congeladas con las cuarentenas. La posibilidad de realizarlas virtualmente recibió ataques. Uno de los ejemplos está en el sector de minas y energía. Allí hay identificado 35 proyectos clave para la recuperación, con inversiones superiores a los $37 billones y la posibilidad de generar casi 60.000 empleos. Pero unos 20 proyectos presentan retrasos precisamente por las consultas previas, que suman $13 billones en inversiones y crearían unos 23.000 puestos de trabajo.
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Resultará desafiante continuar con la reapertura de los sectores y la reactivación de la economía justo cuando el pico en el número de infectados va a llegar. El temor de los ciudadanos al contagio aumenta y hay que alinear la estrategia económica con la de la salud, la disciplina social y el autocuidado para que ninguna de las dos colapse.
Las dificultades fiscales seguirán en aumento y el presidente Duque ha advertido que no es momento de hablar de una reforma tributaria. Pero no es claro de dónde van a salir los recursos para tapar el hueco y cumplir lo establecido en el Marco Fiscal de Mediano Plazo de alcanzar 2 puntos del PIB para el año entrante vía recaudo. En especial, cuando la venta de activos, enfrentará presiones políticas y jurídicas que afectarán los cronogramas.
El segundo tiempo empieza con una fuerte presión hacia la estrategia del Gobierno. Es muy importante articular a los ciudadanos, al sector político, a los empresarios y a la academia en una cruzada para retomar el norte.
Pero esta será tarea muy difícil en plena época preelectoral, con la amenaza de populismos de izquierda y de derecha y la polarización en su máximo nivel. El liderazgo está a prueba.