Macoeconomía
Según estudio del BBVA, Colombia crecerá un 2,3 %, pero los problemas estructurales todavía persisten
Se espera que el peso colombiano mantenga una trayectoria relativamente estable, pero con episodios de volatilidad.

Desde hace un tiempo la economía colombiana atraviesa tiempos inciertos y aunque hay señales de recuperación, aún existen barreras sólidas que los pequeños avances que ha demostrado este sector no han podido derribar.
“Uno de los principales riesgos a los que se enfrenta la economía proviene del entorno global. A esto se le suma un entorno doméstico de financiamiento más exigente. El déficit fiscal elevado y persistente ha incrementado la prima de riesgo país, lo que se ha traducido en tasas de interés más altas en el mercado doméstico”, explica Juana Téllez, economista jefe de BBVA Research para Colombia.
Además, la experta asegura que la economía del país transita por la incertidumbre a causa de las tensiones comerciales y fiscales, generando condiciones financieras restrictivas y bajas expectativas de crecimiento.
De cara a esta coyuntura, la BBVA Research emitió el estudio Situación Colombia correspondiente a junio, donde la entidad proyecta que el PIB en Colombia crezca un 2,3 % en 2025 y se acelere a 2,7 % en 2026, representando una reducción frente a la proyección de marzo, mes en el que se estimaba un 2,5 % de crecimiento este año y de 2,9 % para el próximo.
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Así mismo, se estima que el consumo privado mantenga su dinamismo con un crecimiento del 3,7 % en 2025 y 2,9 % en 2026 liderado principalmente por los bienes. Por el contrario, se espera que los servicios se recuperen gradualmente.
Mauricio Hernández, economista de BBVA Research indica que, de la misma forma, el consumo público juega un papel contribuyente en las tasas de crecimiento proyectadas del 2,9 % y el 3,4 % en línea con una mayor ejecución de gastos en los niveles regionales.

En cuanto a la inversión los analistas prevén una recuperación impulsada por la inversión en maquinaria y equipo, resultado del alto uso de capacidad instalada en la industria.
¿Qué pasa con el empleo y el consumo?
A pesar de que el estudio informa que el empleo total continúa creciendo, el mayor peso se lo lleva la informalidad en los trimestres recientes. Dado que los datos demuestran que ale expansión del consumo
Aunque la BBVA Research proyecta que la tasa de desempleo nacional se ubique en 9,0 % en 2025 y en 9,1 % en 2026, la elevada informalidad seguirá representando un reto para el tema estructural, limitando el fortalecimiento del ingreso real.
Así mismo, otras variables que determinan el consumo es el alza de precios medida por la inflación y las tasas de interés. Bajo ese contexto la entidad tiene proyectado que la inflación crezca el 2025 en 4,7 % y desciende un 3,8 % en 2026.

Al respecto Reyes señala que: “Esta trayectoria refleja una normalización gradual, apoyada en la moderación de la inflación de alimentos, la desaceleración del consumo y el efecto rezagado del endurecimiento monetario aplicado en los años previos”.
Sin embargo, la convergencia hacía la meta del Banco de la República aún está lejos de completarse y en esto enfatiza el experto, pues los nuevos choques de oferta en los alimentos, los movimientos abruptos en el tipo de cambio y los ajustes en precios regulados alteran la tendencia que se había anticipado.
En el estudio se refieren al proceso de reducción gradual de su tasa de interés que inició el Banco de la República en 2023, y cómo desde finales del 2024 el ritmo de recortes se moderó.
En esa misma línea, BBVA Research prevé que el ciclo de flexibilización continúe de manera gradual y condicionada. Entonces la tasa de intervención cerraría 2025 en 8,25 % y 2026 en 7,25 %.
“Una consolidación fiscal será clave para sostener la recuperación económica, mejorar las condiciones de financiamiento interno y enviar señales de tranquilidad a los mercados”, se señala en el informe.
La economía colombiana sigue vulnerable a choque externos y muchos de los detonantes que han causado el estancamiento de la productividad rehacen la baja incorporación de la tecnología, la informalidad laboral y al débil articulación que existe entre la oferta educativa educativa y las demandas del mercado laboral, así lo menciona Hernández.
Las soluciones que propone se basan principalmente en superar estos desafíos los cuales requieren “de una agenda ambiciosa, que combine estabilidad fiscal, impulsó a la inversión productiva y mejoras sustantivas en productividad”.