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Petro y el FMI: tres expertos en crédito público analizan la situación de Colombia con el principal financiador del mundo
Lo más probable es que a Colombia le quiten el crédito flexible. ¿El Gobierno está abonando la cuota inicial para que este organismo lo haga? Expertos en financiación internacional opinan.

La probabilidad de que el Fondo Monetario Internacional, FMI, le quite definitivamente la línea de crédito flexible a Colombia, que ya le fue suspendida en abril, es cada vez más alta.
El organismo internacional esperaba conocer el Marco Fiscal de Mediano Plazo 2025, ya presentado por el Ministerio de Hacienda, que optó por un mayor déficit y endeudamiento, lo que implica incumplir la regla fiscal.
Todas esas estrategias, que, según sustentó el ministro Germán Ávila, se proponen para no detener el rumbo de la inversión y así estimular el crecimiento de la economía, fueron vistas como malas noticias.
“El FMI suspenderá la línea de crédito flexible ante el mal manejo macro del gobierno y ello envía una mala señal a los inversionistas internacionales. La relación entre la deuda y el PIB va para el 70 por ciento, cuando el nivel sostenible es 55, y los déficits fiscales en los últimos años han estado entre los mayores de los últimos cien años”, manifestó Juan José Echavarría, exgerente del Banco de la República.
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¿Qué tanto necesita Colombia al FMI?
El panorama se torna aún más sombrío, pues desde la Casa de Nariño se critica al FMI, prestamista de naciones como Colombia, justo cuando podría requerirse una fuente sólida de financiación internacional. Además, el organismo otorgó al país una línea de crédito que, según Echavarría, tuvo tratamiento especial: “es más barata, es inmediata y no requiere condicionalidad”.
Es cierto que el préstamo debía pagarse en solo cinco años, y ese ha sido uno de los principales cuestionamientos del actual Gobierno a su antecesor, ya que los recursos se usaron por primera vez durante la pandemia, bajo la administración anterior.
En ese sentido, Echavarría señala que “es la mejor línea de préstamo con que cuenta el Fondo, en términos mucho más favorables que cualquier otra disponible en los mercados internacionales de capital”.
Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda de Colombia, se refiere a la posibilidad de que el país esté en riesgo de default y dio explicaciones sobre la reunión interparlamentaria de crédito público para dar un concepto al respecto. https://t.co/if1kX8qDUN pic.twitter.com/oZ5lbGuvMg
— Revista Semana (@RevistaSemana) September 26, 2024
Contrario a ello, José Roberto Acosta, quien fuera director de Crédito Público en la actual administración, dice que es más partidario de los préstamos de largo plazo. “El crédito flexible (LCF) no era regalado, pero sí barato. Por ejemplo, Colombia puso recientemente un bono a 5 años en la Bolsa de Nueva York, a cerca del 8 por ciento, y el LCF a un plazo algo menor está en 4,2 por ciento anual. Pero en general, a mi juicio, los países se tienen que endeudar en el largo plazo. No somos una nación con superávit fiscal como para tomar un préstamo que podríamos equiparar a un pagadiario”.

Hueco fiscal con el retrovisor
Así las cosas, Acosta criticó el manejo económico que se le dio a la pandemia en Colombia. “Fue pésimo desde el punto de vista fiscal. Se pensó solo en el hoy, sin mirar el mañana. El hueco fiscal que quedó fue tremendo. Nos generó una pospandemia que todavía estamos pagando”. Desde su perspectiva, había otras alternativas distintas al uso de la línea de crédito flexible. Tanto así que “los demás países, México y Chile, entre otros, no usaron el cupo. El único que fue poco creativo fue Colombia, que cometió ese gravísimo error”, dice.
Desafiando al Fondo
Mientras llega la decisión definitiva del FMI con el crédito flexible de Colombia, lo que será luego de la reunión del llamado Artículo IV, con el cual revisan el estado actual y las perspectivas que tiene el país, el presidente Gustavo Petro emite mensajes desafiantes: “Si no es capaz de reestructurarse y adaptarse a los nuevos retos del financiamiento global, debería liquidarse”, aseguró.

¿Tiene en cuenta el FMI los ataques de gobiernos?
Roberto Steiner, quien fuera director ejecutivo alterno del FMI y exmiembro de la junta del Banco Central colombiano, dice que el organismo de la banca multilateral no tiene en cuenta esos mensajes, sino las cifras del país. “No creo que esa andanada del presidente contra el Fondo, que no comparto para nada, vaya a tener la más mínima influencia en la decisión del FMI en torno a remover o no la línea de crédito flexible. Esta entidad aísla esos pronunciamientos tan infortunados a la hora de tomar decisiones y se concentra en su oficio, que es mirar las cifras y los programas de política económica”.
Eso sí, advierte que, conociendo la entidad, lo más factible es que le quite el crédito flexible al país. “La expectativa razonable es que el FMI nos diga que Colombia ya no es elegible para la línea de crédito flexible”.
El efecto de tener en riesgo ese cupo de endeudamiento y de las propuestas para enfrentar la crisis fiscal ya se viene sintiendo, toda vez que los expertos coinciden en que no solo se trata de una disponibilidad de cupo para obtener recursos en épocas difíciles, sino de un sello que envía señales al mercado de que está ante una nación con sólida política macroeconómica.

Malas calificaciones
Así, dos calificadoras, Moody’s y Standard & Poor’s, ya han rebajado la nota al país, lo que a la larga implicará pagar una deuda más cara.
Goldman Sachs, banco de inversión global, emitió recientemente un informe, tras conocer el nuevo plan fiscal de Colombia, en el que dice que el perfil de riesgo que se consolida ahora es asimétrico, pues hay una escasa inclinación a reducir el gasto, mientras el déficit aumenta a 7,3 por ciento del PIB en este año y pasaría a 7 por ciento en 2026. En todo caso, este banco no ve un ajuste posible antes de 2028, que es justo el año en el que terminaría el uso de la cláusula de escape de la regla fiscal.

En busca de plata
En el escenario de una cierta tensión con el FMI, el Gobierno ha buscado alternativas, como la del banco de los Brics –Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica–, pero Steiner sostiene que ese es un banco de desarrollo y el Fondo Monetario no lo es. “Por su naturaleza misma, no es sustituible con bancos de desarrollo. Son dos instituciones completamente diferentes”.
Acosta, entre tanto, no ve con malos ojos esa diversificación. “Para un país pobre nunca es suficiente tener varios cupos de crédito o varias fuentes de préstamo. Nosotros somos un país endeudado y lo que debemos tener es cupo o frentes de cupo abierto en todos los lados”.
En cuanto a esa cierta desmarcación del presidente Petro con el FMI, que lo lleva a enviar pullas frecuentes al organismo, Acosta señala que “es una voz que se levanta de un socio, igual que sucede en las empresas. Curiosamente, los más chiquitos son los que más beligerantemente hablan en las asambleas”. De esa manera, se refirió a lo ocurrido en Sevilla (España), donde el presidente cuestionó públicamente el papel del FMI en la financiación de los nuevos problemas y retos globales, como el cambio climático.
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— Revista Semana (@RevistaSemana) July 1, 2025
“Era un escenario absolutamente delimitado con el tema del financiamiento para el desarrollo”, dijo Acosta.
De hecho, señaló que Ajay Banga, presidente del Banco Mundial –que junto al Fondo Monetario conforma la principal dupla de financiación internacional–, ha reconocido que desde los años 80 han surgido dos factores claves que exigen un replanteamiento del enfoque y la estrategia de ambas entidades. Esos factores fueron los mismos que mencionó Petro al criticar al FMI: el innegable impacto del calentamiento global en las finanzas públicas y la incorporación de las criptomonedas en las estrategias de los bancos centrales. “Sin embargo, el FMI, que actúa como el banco central de los bancos centrales, no avanza al mismo ritmo frente a estos dos desafíos”, añadió Acosta.

Perspectivas con la deuda, malísimas
Mientras el debate sobre el futuro fiscal se calienta, Steiner estima que las perspectivas de la deuda colombiana “son malísimas. El Marco Fiscal de Mediano Plazo tiene un sendero fiscal muy preocupante y esa es la razón por la cual recientemente nos han rebajado las calificadoras de riesgo. Y es, además, la razón por la cual es previsible que el Fondo Monetario nos retire la línea de crédito flexible. Todo ello confluye en que al Gobierno cada vez se le está haciendo más costoso financiarse”.
El exdirectivo alterno del FMI expresa que no vislumbra una luz al final del túnel. “Este Gobierno no parece tener ni la voluntad ni la capacidad de corregir rumbo. Gane quien gane la presidencia, quien llegue va a tener que hacer un mayúsculo ajuste fiscal que va a ser muy complejo”.