Comercio Exterior
Las remesas, ‘combustible’ del gasto de los hogares
Según el Banco Mundial, los envíos de recursos de los trabajadores desde el exterior a sus países de origen crecerán este año. En Colombia, el primer trimestre fue mejor que el mismo periodo de 2021. Sin embargo, hay riesgos latentes que podrían desacelerar su dinámica. ¿Qué viene?
Los flujos de remesas se han convertido en uno de los principales recursos para los gastos de las familias de los países de ingreso medio y bajo. Los envíos de dinero de los migrantes a sus países de origen han sido protagonistas en la recuperación y el crecimiento de la economía de muchas naciones y soportaron por meses los efectos de la pandemia en hogares cuyos miembros quedaron sin empleo y sin ingresos.
En Colombia, la economía mantiene la inercia y el impulso que trae el comportamiento del año pasado, cuando alcanzó el mayor crecimiento de la historia, de 10,6 %. Para el primer trimestre de este año, la cifra llegó a 8,5 %, por encima del margen de los analistas más optimistas, como Bancolombia que lo situó en 8,3 %, o Credicorp y Corficolombiana, que lo habían pronosticado en 7,5 por ciento. Pero, sobre todo, mucho más arriba de los cálculos del mismo presidente Iván Duque, quien unos días antes en un viaje a Estados Unidos había previsto un crecimiento en ese periodo de 7 %.
A pesar del contexto financiero e inflacionario más retador y complejo, el consumo de los hogares sigue siendo uno de los mayores dinamizadores de la economía. Durante 2021, uno de los grandes impulsores de la economía en Colombia fue el gasto de los hogares gracias a varios factores que les permitieron a las familias tener recursos: una recuperación del empleo, el crecimiento en el crédito financiero, las ayudas de los gobiernos –nacional y locales- y los ingresos provenientes de las remesas.
Según un análisis de Bancolombia, respecto a la demanda de los hogares, sus indicadores de consumo en tiempo real muestran un crecimiento del valor comprado por los tarjetahabientes de doble dígito para el primer trimestre de 2022, como consecuencia de la celebración del día sin IVA y la mejora del mercado laboral que se ha transmitido en mayores ingresos laborales para las familias. “Más aún, en este período la cartera de consumo también mostró un ascenso anual real de doble dígito, demostrando que la tendencia de mayor consumo de 2021 se trasladó al inicio de 2022″.
Tendencias
Para José Ignacio López, director de Investigaciones Económicas de Corficolombiana, el consumo de los hogares sigue siendo el gran motor. “Todos los rubros relacionados con un mayor gasto de los hogares -por ejemplo, en comercio-, los estamos viendo muy sólidos a pesar de que tuvimos un bache en enero por el sector asegurador y el pago de los seguros en Hidroituango. En general la economía tiene un buen momento económico que continúa lo registrado en el último trimestre del año pasado”, señaló.
Sin duda, uno de los protagonistas del gasto de los hogares son los flujos provenientes de las remesas. El año pasado, el país registró un ingreso récord en materia de remesas con recursos por cerca de 8.600 millones de dólares, en su mayoría provenientes de tres países: Estados Unidos, España y Chile.
Para el primer trimestre de este año, la cifra superó los 2.000 millones de dólares, un poco por encima de la registrada en el mismo periodo de 2021 que fue de 1.900 millones.
Las remesas han acompañado el gasto de los hogares especialmente en los momentos más críticos de la pandemia, cuando millones de colombianos perdieron su empleo y la economía se contrajo 7 %. Estados Unidos y España entregaron ayudas y recursos en sus países que empezaron a permear, vía remesas, los países de ingresos medios y bajos, como Colombia. Y cuando la economía empezó a normalizarse, y los empleos a cubrirse en esos países –los principales proveedores de remesas de Colombia- la dinámica se mantuvo.
De acuerdo con un informe del Banco Mundial, los flujos de remesas hacia América Latina y el Caribe aumentaron a 131.000 millones de dólares en 2021, lo cual representa un incremento del 25,3 % con respecto a 2020, a causa de la fuerte recuperación del empleo de los trabajadores extranjeros en Estados Unidos.
Entre los países que registraron tasas de crecimiento de dos dígitos se encuentran Guatemala (35 %), Ecuador (31 %), Honduras (29 %), México (25 %), El Salvador (26 %), República Dominicana (26 %), Colombia (24 %), Haití (21 %) y Nicaragua (16 %).
Los flujos registrados hacia México incluyen fondos que recibieron los migrantes en tránsito provenientes de Honduras, El Salvador, Guatemala, Haití, Venezuela, Cuba y otros países. Las remesas son importantes como fuente de divisas para muchos países, donde estos flujos representan al menos el 20 % del PIB, como en El Salvador, Honduras, Jamaica y Haití. En 2022, se estima que las remesas crecerán un 9,1 %, aunque persisten riesgos de deterioro. ¿Por qué?
El panorama es paradójico. Por una parte, con un dólar por encima de los 4.000 pesos, el envío de remesas se hace más atractivo porque son más pesos para gastar por los dólares que entran.
Sin embargo, por otra parte, los trabajadores que están en Estados Unidos o Europa viven fuertes incrementos en los precios, con inflaciones al alza y aumentos en las tasas de interés –como en Colombia- que hacen que puedan destinar menos recursos al envío de remesas.
Además, y también es paradójico, mientras Colombia registra una buena dinámica hoy en su economía, en el mundo –especialmente de los países desarrollados- soplan vientos de recesión o de estanflación –menores crecimientos, con altas inflaciones-. Estop podría amenazar los empleos en esos países y limitar el envío de recursos a mercados como el nuestro.
La guerra entre Rusia y Ucrania, las tensiones geopolíticas, los confinamientos en China para enfrentar nuevos brotes de covid, el crecimiento negativo que registró Estados Unidos en el primer trimestre de este año y la inflación desbordada en el planeta entero, para lo cual los bancos centrales están aumentando tasas conforman un panorama incierto y muy retador.
Un informe de Diario Financiero de Chile cita las preocupaciones en el mundo. “Si fuera una empresa, pero también como consumidor, me prepararía para una recesión”, dijo Lloyd Blankfein, CEO de Goldman Sachs. Aunque se refiere a Estados Unidos, no se podría descartar que se pueda aplicar a la economía global. De hecho, según Goldman Sachs, Estados Unidos crecerá apenas 1,6 % en 2023. Por su parte, China reportó cifras muy por debajo de las expectativas para abril. La producción industrial se contrajo casi 7%, en lugar de crecer 0,4%; y las ventas de retail se desplomaron 11%. A su vez, la tasa de desempleo subió a 6,1% y la desocupación juvenil llegó a récord.
“El primer semestre se ve bien en Colombia, pero en el segundo semestre vamos a sentir esa desaceleración global que probablemente afectará las remesas por la desaceleración en Estados Unidos que va a empezar a subir tasas y por el efecto de la inflación, que va a pasar cuenta de cobro”, agrega López, de Corficolombiana.
El panorama global de las remesas
A pesar de los nubarrones en la economía global, de acuerdo con el reporte del Banco Mundial, se estima que para este año los flujos de remesas aumentarán 4,2 %, hasta llegar a los 630.000 millones de dólares. Esto ocurre luego de una recuperación casi récord de 8,6 % en 2021.
Los cálculos establecen que las remesas hacia Ucrania crecerán más del 20 % en 2022, por recursos provenientes de Europa y Asia Central. En 2021, Ucrania recibió remesas por 18.200 millones de dólares, impulsadas por las recibidas desde Polonia, el destino principal de los trabajadores migrantes de Ucrania.
“Por un lado, la crisis de Ucrania desvió la atención política mundial de otras regiones en desarrollo y de la migración económica. Por otro lado, reforzó los argumentos en apoyo a las comunidades de destino que experimentan una gran afluencia de inmigrantes”, señaló Dilip Ratha, autor principal del informe sobre migración y remesas y jefe de la Alianza Mundial de Conocimientos sobre Migración y Desarrollo (KNOMAD). “Mientras la comunidad mundial se prepara para reunirse en el Foro de Análisis de la Migración Internacional, debería examinarse seriamente la posibilidad de crear un Mecanismo de Financiamiento en Condiciones Concesionarias para la Migración para apoyar a las comunidades de destino. Mediante este mecanismo, también se podría brindar apoyo financiero a las comunidades de origen que experimentan el fenómeno de migración de retorno durante la crisis de la covid-19″, agregó.
Pero, así como Ucrania se va a llevar el protagonismo de las remesas este año, los flujos de remesas a muchos países de Asia central, cuya fuente principal es Rusia, caerán de manera drástica. Estas disminuciones, combinadas con el aumento en los precios de los alimentos, los fertilizantes y el petróleo, pueden generar un incremento en el riesgo para la seguridad alimentaria y exacerbar la pobreza en muchos de estos países, advierte el Banco Mundial.
Durante 2021, los flujos de remesas mostraron un marcado incremento en América Latina y el Caribe (25,3 %), África subsahariana (14,1 %), Europa y Asia central (7,8 %), Oriente Medio y Norte de África (7,6 %) y Asia meridional (6,9 %). Las remesas con destino a Asia oriental y el Pacífico disminuyeron un 3,3 %, aunque si se excluye a China, registraron un aumento del 2,5 %. Sin incluir a China, los flujos de remesas constituyen la principal fuente de financiamiento externo de los países de ingreso bajo y mediano desde 2015.
Los cinco países que más remesas recibieron en 2021 fueron India, México (que reemplaza a China), China, Filipinas y Egipto. Entre las economías donde los flujos de remesas representan un gran porcentaje del PIB se encuentran el Líbano (54 %), Tayikistán (34 %), República Kirguisa (33 %) y Samoa (32 %).
Según el informe del Banco Mundial, los flujos de las remesas con destino a la región de Asia oriental y el Pacífico cayeron un 3,3 % luego de una disminución del 7,3 % en 2020. Los flujos alcanzaron los 133.000 millones en 2021 y se acercaron a los niveles de 2017.
Las entradas de remesas a Europa y Asia central aumentaron un 7,8 % en 2021, cuando alcanzaron niveles históricos de 74.000 millones. En gran medida, el aumento fue el resultado de la actividad económica más sólida de la Unión Europea y el repunte de los precios de la energía.