Estos son los factores irritantes en la relación comercial entre Colombia y Estados Unidos

Hace algunos meses, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció una serie de aranceles para los movimientos comerciales que se realicen entre los diversos mercados del mundo y el país norteamericano.

Desde ese momento, diversas comitivas representantes del comercio colombiano han buscado limar asperezas con las autoridades norteamericanas para lograr mejores canales de comunicación y poder dar marcha atrás a las medidas anunciadas por Trump.

Con el fin de conocer los elementos irritantes entre las relaciones comerciales de los dos países, SEMANA dialogó con María Claudia Lacouture, presidenta de la Cámara Colombo Americana (AmCham Colombia), la cual expuso los elementos fundamentales que estarían afectando estar arista del país.

SEMANA: ¿Cuáles son los factores que a Estados Unidos lo tienen molestos en la relación comercial con Colombia?

María Claudia Lacouture: Estados Unidos ha identificado una serie de obstáculos en la relación comercial con Colombia, reflejados en el Informe Nacional de Estimación sobre Barreras al Comercio Exterior 2025 (NTE, por sus siglas en inglés), documento oficial del USTR que sistematiza los principales “irritantes” en las relaciones bilaterales con sus socios comerciales.

Este informe incluye un capítulo específico sobre Colombia, que destaca varios temas sensibles. Aunque Colombia no está entre los países con mayores conflictos comerciales para EE.UU., existen preocupaciones relevantes que deben ser abordadas con urgencia para evitar represalias o mayores tensiones.

Los factores más importantes señalados en el documento son: Certificación de importación de vehículos:

• Colombia exige certificación por terceros para piezas y sistemas de seguridad en vehículos, lo cual EE.UU. considera una barrera innecesaria, redundante y discriminatoria para sus fabricantes.
• Incumplimiento del TLC en materia de chatarrización: Se señala el incumplimiento de compromisos asumidos bajo el TLC, especialmente relacionados con la modernización del parque automotor, lo cual limita el acceso a vehículos nuevos importados.
• Licitación del Acuerdo Marco de Nube Pública: EE.UU. critica que los pliegos de contratación excluyen de facto a proveedores extranjeros, especialmente estadounidenses, sin justificación técnica, afectando la transparencia y la ciberseguridad bilateral.
• Restricciones a productos farmacéuticos: Preocupa el uso potencial de licencias obligatorias, así como la falta de claridad jurídica tras la suspensión de decretos que aseguraban la evaluación objetiva de medicamentos.

Adicionalmente, persisten otras tensiones destacables: Impuesto digital SEP:

• El nuevo impuesto colombiano por presencia económica significativa (SEP) grava a empresas digitales extranjeras sin equiparar condiciones con las nacionales, lo que EE.UU. interpreta como discriminatorio.
• Propiedad intelectual: Colombia sigue en la Lista de Observación del Informe Especial 301, con preocupaciones por piratería digital, productos falsificados y falta de adhesión a estándares internacionales.
• Condiciones laborales: Continúan las preocupaciones por la violencia sindical, impunidad y debilidades en la negociación colectiva.
• Barreras sanitarias y fitosanitarias: Como el requisito mínimo de ácido láctico para leche en polvo o el registro de instalaciones extranjeras para exportar alimentos. El informe advierte que estos temas podrían escalar a disputas formales o generar represalias si no se corrigen. Su resolución sería una señal clave del compromiso colombiano con el tratado comercial y con una relación bilateral estable.

SEMANA: Tras la reunión que mantuvieron, ¿qué sensación les quedó y si es posible que nos quiten el arancel del 10%?

M.C.L: El arancel del 10% impuesto por EE.UU. sobre diversos productos es una medida general aplicada a más de 130 países bajo criterios de reciprocidad comercial, y no responde directamente a una disputa específica con Colombia.

Por tanto, no es previsible que sea eliminado en el corto plazo, al menos de manera automática o unilateral. La reciente experiencia de negociación con el Reino Unido, que también enfrenta esta medida, muestra que EE.UU. está abierto a revisar estos aranceles producto por producto o por sector, siempre que existan compromisos concretos de apertura recíproca.

En ese contexto, la estrategia de Colombia debe ser proactiva: diseñar propuestas sectoriales que permitan argumentar beneficios mutuos y posicionar productos específicos para una eventual exclusión del arancel.

Para ello, es indispensable corregir primero los irritantes comerciales señalados en el NTE, ya que EE.UU. interpreta la eliminación de barreras como una condición previa para cualquier renegociación favorable.

La reciente visita empresarial a Washington, sumada a las gestiones sostenidas desde febrero con el gobierno y el Congreso de EE.UU., confirma que los canales de diálogo siguen abiertos y que la diplomacia empresarial es una herramienta efectiva para mantener la relación en buen nivel.

Más que una confrontación, esta coyuntura representa una hoja de ruta concreta: si Colombia actúa con decisión sobre los puntos identificados por EE.UU., puede construir confianza, desactivar tensiones y avanzar hacia condiciones más favorables de acceso al mercado estadounidense, incluido el eventual levantamiento de aranceles.