El ‘sueño americano’ ahora es remoto: cada vez más jóvenes trabajan para empresas del exterior

Durante décadas, el concepto del ‘sueño americano’ se concebía como la oportunidad de migrar a los Estados Unidos, conseguir un trabajo estable, alcanzar seguridad económica y, con ello, una vida mejor llena de prosperidad.

Sin embargo, debido a la transformación digital, este sueño ya no se concentra únicamente en el gigante americano. Ya no es necesario hacer maletas ni cruzar fronteras, pues hoy, cada vez más jóvenes trabajan para empresas del exterior sin salir de sus casas. Los contratos remotos, los pagos en dólares y los horarios flexibles han convertido esta modalidad laboral en una opción cada vez más atractiva.

La ubicación geográfica ha dejado de ser una barrera, tanto para aquellos que están en busca de trabajo, como para las organizaciones que requieren de talentos cualificados. Y es que después de la pandemia por la covid-19, la tecnología se convirtió en un puente que conecta estos dos actores, generando así accesos a empleos que antes eran inalcanzables.

De acuerdo a un estudio de ManpowerGroup, empresa dedicada al reclutamiento y selección especializada de talento humano, el 74 % de las empresas globales reportan dificultades para encontrar talento, lo que ha llevado a muchas organizaciones a buscar fuera de sus fronteras, especialmente en regiones con alta disponibilidad de profesionales calificados y afines culturalmente, como lo es América Latina.

Su estudio ‘El futuro de la generación Z está en manos de los empleadores’ también revela la perspectiva desde la otra cara de la moneda. La generación actual valora los aspectos relacionados con la flexibilidad laboral, dentro de los cuales está la tecnología como habilitador del trabajo, el balance entre vida personal y profesional, el bienestar emocional, y las oportunidades de aprendizaje y desarrollo continuo.

Ese es el caso de Daniela Prado, quien se desempeña como network content coordinator para una empresa canadiense. Después de buscar trabajo en el mercado laboral colombiano, Daniela decidió probar suerte con empresas norteamericanas.

“Llevaba dos meses buscando trabajo y pasé bastantes hojas de vida, estuve en varios procesos, pero ninguno se concluyó, siempre me sacaban en el penúltimo o en el último filtro. Entonces, al ver que no conseguía trabajo acá, decidí optar por otras alternativas y, efectivamente, corroboré que las empresas americanas y canadienses son mucho más ágiles en sus procesos de contratación y de seguimiento de nuevo personal, opté por esta opción y fue la que mejor se me dio”.

Todo apunta que los jóvenes han cambiado de prioridades, ubicando en primer lugar las condiciones laborales adaptadas a sus expectativas y valores. En segundo plano, la estabilidad económica y, luego, el crecimiento profesional.

Para Daniela, el factor tiempo es muy beneficioso al trabajar para este tipo de empresas, en su caso, trabaja de 8 a 4 por la diferencia horaria, un esquema laboral difícil de conseguir, pues, según ella, “es raro encontrar un empleo donde uno pueda salir temprano del trabajo y luego pueda disfrutar del resto de su día, no solamente estar estancado en el tráfico y el tiempo libre que tienes gastar en eso”, señala.

Además, destaca el hecho de que, tanto los canadienses como los americanos, son muy correctos en sus tiempos y rígidos con su agenda, dado que muchas empresas colombianas prometen un trabajo de 40 horas a la semana, pero muchas veces se termina laborando más. Esa variable de cumplimiento y orden hace una gran diferencia.

Sin embargo, esta nueva forma de trabajo no solo modifica la manera en la que se labora actualmente, también plantea distintos interrogantes sobre el futuro del empleo local, la economía nacional y las implicaciones de que el talento joven se quiera quedar por fuera de la fuerza laboral local.

Según Ricardo Morales, director de Experis Colombia-ManpowerGroup, pueden existir riesgos para los jóvenes al trabajar por fuera del sistema nacional, como la falta de aportes a la seguridad social.

En este caso, en Colombia, puede afectar aspectos como la jubilación o el acceso a los servicios de salud, “este tipo de empleos también puede contribuir con la inestabilidad contractual, ya que muchos contratos remotos son por prestación de servicios y no ofrecen beneficios laborales tradicionales”, afirma.

Bajo ese contexto, surge la pregunta de ¿cómo se cotiza la pensión y salud de un trabajador que presta sus servicios desde Colombia para una empresa extranjera? Marcial Ortiz, abogado especialista en Derecho Laboral del bufete de abogados Integrity Legal, señala que si, al momento de celebrar el contrato, las partes acordaron que la ley aplicable sería la de un país extranjero, entonces la relación laboral se regirá por la legislación de ese país.

“Es decir, si se rige por el país en el exterior, el empleador no estaría obligado a realizar las cotizaciones al Sistema General de Seguridad Social, en cambio, si acordaron que el contrato se regula por las normas colombianas, la afiliación y pago al Sistema General de Seguridad Social será obligatoria”, señala Ortiz.

Por otro lado, el abogado menciona que, en el caso de que una persona se encuentre prestando servicios desde Colombia a una empresa por fuera, la figura más recomendada es la prestación servicios bajo el régimen civil, “especialmente cuando existe ausencia de subordinación territorial, ya que la empresa extranjera no puede ejercer subordinación directa en territorio colombiano”. Esto se debe a la ausencia física del empleador para dirigir la actividad, entonces, el trabajador determina los horarios, el lugar de trabajo, utiliza sus propias herramientas y recursos, y asume riesgos de la actividad.

Los procesos de pago no son nada complicados, o así lo hace visible Daniela, puesto que la empresa le hace una transferencia internacional y, ella, cotiza como independiente: “Básicamente, coloco lo que me llega en dólares ese día y sobre eso cotizo salud y pensión, que son obligatorios. En dado caso que me quiera afiliar a caja de compensación, también lo puedo hacer por ese medio”, señala.

Morales, además, indica que esta tendencia tiene “un doble impacto”, pues, por una parte, beneficia a los jóvenes en relación con la adquisición de competencias globales y la elevación de sus ingresos, pero también representa una pérdida importante para las empresas locales, pues genera una fuga de talento que afecta a mediano y largo plazo la competitividad de las empresas. En especial las pymes, las cuales no pueden competir con los salarios que ofrecen las organizaciones extranjeras.

El sistema laboral nacional se enfrenta a una generación que le apuesta a sacarle provecho a la tecnología para redefinir las reglas del juego laboral. Esta tendencia solo deja entrever la necesidad a la que se expone la economía para adaptarse rápidamente a esta nueva realidad y el apuro por generar condiciones competitivas para retener al talento joven.