Gasto
El alto costo de formar a un deportista profesional en Colombia. Esta es la millonaria inversión que toca hacer desde la infancia
Convertir a un niño en atleta de élite, con acompañamiento profesional y participación de competencias internacionales, requiere mucho más que la realización de rifas entre amigos y familiares.

En Colombia, el camino para que un niño pase del deporte amateur a convertirse en profesional es largo y costoso. La inversión que realizan los padres de familia desde la infancia de sus hijos, hasta que alcanzan la oportunidad de competir en la élite, puede oscilar en cifras superiores a los 600 millones de pesos, todo esto dependiendo de la disciplina, el nivel de rendimiento y los objetivos que se quieran alcanzar.
En deportes como el fútbol, las mensualidades de una escuela profesional rondan los 200.000 pesos, esto sin incluir la matrícula, toda la indumentaria y elementos que se le proporciona a los niños, ni los gastos adicionales como seguros, traslados y participación en torneos. Teniendo en cuenta todas estas cifras, la anualidad rondaría entre los 3 millones de pesos, y en un plazo de diez años -período para que los jóvenes desarrollen sus habilidades y suban de categoría- la inversión acumulada puede superar los 39,2 millones de pesos, aproximadamente.
En disciplinas de alto rendimiento, como deportes olímpicos o de gran exigencia técnica, según un artículo del Diario del Otún, las cifras se elevan considerablemente: se requieren montos que van desde 180 millones de pesos hasta más de 600 millones, especialmente cuando se incluyen competencias internacionales y acompañamiento profesional especializado.

¿En qué más toca invertir?
Este gasto sin duda no se limita a los entrenamientos. Formar un atleta implica contar con un equipo de apoyo compuesto por entrenador, médico, fisioterapeuta, psicólogo y, en la mayoría de los casos, un mánager, que sirve para asesorar, gestionar y negociar en nombre del profesional.
Lo más leído
La función principal del mánager es asegurar las mejores condiciones para la carrera del deportista, tanto en lo deportivo como en lo económico y personal. Todos estos servicios son esenciales para mejorar la profesión, pero representan una parte muy significativa del presupuesto familiar.
La diferencia entre el deporte amateur y el alto rendimiento radica en el nivel de exigencia, frecuencia de los entrenamientos y esa necesidad de competir constantemente a nivel nacional e internacional. Cada viaje, cada torneo y cada servicio especializado aumenta el costo total, pero por un lado optimista incrementa las posibilidades de éxito del deportista.

Más allá de ese aspecto financiero, el acompañamiento de los padres es clave, pero sin intervenir directamente en las decisiones técnicas, respetar las normas de los clubes y fomentar la disciplina tanto en el deporte como en los estudios.
Así lo analiza el presidente de Envigado F.C, Ramiro Ruiz: “El error más común de los padres es que en un partido quieran ser el técnico, que les dé indicaciones a sus hijos. El segundo error es que se extralimite colocando entrenamientos personalizados y demás. En Envigado, poco pasa porque nosotros cubrimos todos los aspectos que tienen que ver con el ecosistema completo del jugador y en ese sentido ofrecemos una formación de alta calidad. Lo otro es que le recomendamos mucho a los padres permitir que cuando sus hijos salgan de un partido, independiente si les va bien o mal, que ese momento quede ahí y que el niño siga siendo niño, que él siga haciendo otras actividades. La recomendación es que siempre sean constantes en sus labores académicas y en sus proyectos de vida".
En Colombia, invertir en el sueño deportivo de un hijo es un compromiso económico y emocional a largo plazo. Aunque la recuperación de esa inversión no siempre esté asegurada, para muchas familias pesa más la valentía de sus hijos al competir en alto nivel y el cuidado de su salud desde temprana edad.